SER, SABER, HACER
MARIO BUNGESER,SABER, HACER
aPROLOGO
Desafíos filosóficos que la ciencia y la técnica del siglo XX plantean al filósofoNo sabemos ni podemos saber cómo serán la ciencia y la técnica en el nuevo siglo. No podemos saberlo porque la invención radical es tan impredecible como el accidente y porque la espontaneidad no es programable. Sin embargo, si extrapolamos las tendencias recientes podemos prever que la ciencia y la técnica seguirán avanzando.También podemos profetizar que, si se permite que sigan avanzando, producirán descubrimientos e invenciones, tanto teóricos como prácticos, asombrosos e imprevisibles. Parafraseando lo que Pablo de Tarso dijera acerca de su dios: «Ni ojo vio, ni oído oyó, ni el corazón del hombre jamás imaginó las maravillas que la ciencia y la técnica tienen reservadas para quienes las aman.»¿Qué desafíos plantearán a los filósofos esas novedades por venir? ¿Qué responsabilidades tendrán que asumir? Puesto que no conocemos las futuras novedades, tampoco sabemos qué desafíos plantearán a los filósofos. Por esto me limitaré al presente. Más precisamente, me limitaré a mencionar diez desafíos que, presumiblemente, seguirán en pie durante unos cuantos años.
INTRODUCCIÓN
Crisis y reconstrucción de la filosofíaSe dice, y con razón, que la filosofía está en crisis. No queda escuela filosófica en pie, escasean las nuevas ideas filosóficas profundas y aún más los sistemas de ideas filosóficas. Las filosofías que se enseñan en las universidades están escolastizadas y han dejado de inspirar a las ciencias. Mientras tanto, las ciencias y las técnicas siguen avanzando vertiginosamente.Todo está cambiando, menos la filosofía. Los tomistas siguen comentando a Tomás y al Estagirita. Los marxistas siguen discutiendo los textos de sus clásicos. De los positivistas lógicos no queda sino el recuerdo. Doctrinas que fueron innovadoras son hoy conservadoras.Los analíticos han atomizado la filosofía y la han tornado superficial, incluso frívola, al eludir los grandes problemas de la filosofía tradicional e ignorar los nuevos problemas suscitados por la ciencia, la técnica y la sociedad. Este es el legado de Wittgenstein.Los antianalíticos han hecho algo mucho peor: han reemplazado la investigación filosófica por una retórica dogmática, tan opaca que resulta casi ilegible. De paso han mutilado el idioma alemán y las lenguas a las que se ha «traducido» a los antianalíticos germanos. Este es el legado de Husserl y Heidegger.La crisis de la filosofía es tan grave que ha llegado a hablarse de su muerte. Hay incluso toda una industria de la muerte de la filosofía. Esta empresa me parece tonta y deshonesta, pues no se puede prescindir de la filosofía: sólo se puede prescindir de la mala filosofía. Y nadie tiene derecho a cobrar un salario por proclamar la muerte de su propia disciplina. De modo que si la filosofía está en ruinas, hay que poner cerebros a la obra y reconstruirla.Esto es, precisamente, lo que he intentado al escribir los ocho tomos de mi Treatise on Basic Philosophy (1974-1989). Mis otros libros han confluido a ese tratado o se han originado en él. Para una exposición completa de mi tratado son necesarios entre seis y ocho cuatrimestres académicos. En el reducido espacio de esta obra no podré sino invitar a los lectores a que me acompañen en una gira turística, brevísima, algo desordenada, y seguramente irritante para muchos.
SER, SABER, HACER
LA FILOSOFIA PRACTICA COMO TECNICA
25 SIGLOS DE FISICA CUÁNTICA
del subjetivismo al realismoUN QUANTUM, O CUANTO, es una unidad básica, tal como el centavo en el sistema monetario mexicano, la carga eléctrica del electrón y el bit de información. Suele creerse que los cuantos son característicos de la física cuántica, y que ésta nació hace sólo un siglo.Me propongo refutar ambas afirmaciones. El primero en descubrir cuantos no fue Planck sino Pitágoras, al estudiarlas cuerdas del arpa en el siglo VI antes de la era vulgar. En efecto, Pitágoras descubrió que la frecuencia de una cuerda vibrante es igual a un múltiplo entero de una frecuencia (o armónica) fundamental.De modo que no es verdad que la principal característica de los cuantones, o referentes de la teoría cuántica, sea que algunas de sus propiedades varíen de a saltos. Lo que les es peculiar es más bien que, salvo excepciones, carecen de valores precisos: son borrosas. Más precisamente, sus valores tienen distribuciones probabilistas. O sea, tienen más de un valor posible, cada cual con cierto peso, o tendencia a ocurrir.Otra característica de la física cuántica es la atribución de propiedades físicas al vacío electromagnético. Éste es un campo fluctuante de intensidad media nula, pero que ejerce una fuerza sobre los electrones atómicos, causando su decaimiento a niveles energéticos inferiores.Una tercera peculiaridad de los cuantones es que si alguna vez estuvieron juntos, nunca pierden del todo esta asociación: no son totalmente separables, por más que se distancien espacialmente.Los cuantones son ciertamente entes extraños al sentido común, pero no son fantasmales y comparten algunas propiedades con los clasones. Una de ellas, y la más importante, es que existen independientemente de la voluntad del observador, de modo que la física cuántica no requiere un cambio de la teoría realista del conocimiento ni de la lógica. Sí requiere, en cambio, una transformación de la ontología, tan profunda como las que exigieron en su tiempo la mecánica newtoniana, la física de campos y la biología evolutiva.