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Contaminación y Limpieza de los Polígonos de Tiro

La presencia militar de Estados Unidos en Panamá entre 1904 y 1990 dejó un legado de contaminación ambiental debido a los campos de tiro y áreas de bombardeo utilizadas para entrenamiento defensivo.

Contaminación y Limpieza de los Polígonos de Tiro

Contaminación y Limpieza de los Polígonos de Tiro

Agentes químicos almacenados y puestos a prueba en territorio istmeño

En relación con este tema, las áreas ya revertidas a la República de Panamá de acuerdo al fiel cumplimiento de los Tratados Torrijos-Carter, eran originalmente tierras fértiles aptas para la agricultura, con una diversidad de animales, selvas boscosas, con agua, es decir, con naturaleza rica y sana. En la actualidad, dichas áreas han sufrido una serie de alteraciones ecológicas y ambientales provocadas por la mano de las Fuerzas Armadas norteamericanas acantonadas en nuestro territorio, las cuales las utilizaron a sabiendas del peligro que representarían sus acciones para la vida y la salud. Antes de que se terminaran los trabajos de construcción del Canal, los norteamericanos realizaron múltiples pruebas de entrenamiento y exámenes de diferentes tipos de armas en las riberas del Canal. En sus inicios se hicieron pruebas con materiales explosivos y de municiones de morteros y cañones y, de igual forma, de armas pequeñas y livianas. Pero no todas las municiones explotaron y quedaron como municiones sin detonar. Con toda seguridad, Estados Unidos mantuvo en Panamá desde 1930 hasta 1968, un programa activo de armas químicas. Entre 1930 y 1946 el programa tuvo como objetivo la defensa del Canal. Desde 1943 hasta 1968 estaba orientado a probar el funcionamiento de armas químicas en un clima tropical.

Armamentos no detonados en la actualidad

Se entiende por armas no detonadas aquellas que no estallan al ser lanzadas, también están aquellas que son desechadas y de igual manera no estallan. Son estas armas que no detonaron en su momento que posiblemente mantienen su poder tóxico y lesivo, las que después provocan accidentes, a veces mortales, entre quienes despreocupadamente las recogen, pisan o hasta juegan con ellas. En la isla San José se estima que actualmente podría haber hasta 3,126 armas químicas inoperativas, que no detonaron en su momento pero que podrían hacerlo. En lo que respecta a los polígonos de tiro, los campos de tiro y las áreas de bombardeo de Balboa oeste, Emperador, Piña y Sherman, éstas fueron las áreas de presencia militar más activa porque ellos utilizaron estos sitios para entrenamiento defensivo debido a que entre 1904 y 1990, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos libraron dos guerras mundiales, sostuvieron guerras locales en Corea y Vietnam, se involucraron en conflictos menores a la vez que intervinieron directamente en muchos lugares de América Latina y participaron en la guerra del golfo Pérsico. Además, las Fuerzas Armadas estadounidenses usaron nuestro territorio como retaguardia. Entre los servicios que protestaban estaban el uso de comunicaciones, el apoyo logístico, las investigaciones y ensayo de equipos militares y el entrenamiento de tropas. La contaminación ambiental es una consecuencia inevitable de las actividades señaladas en las líneas anteriores.

Bases militares, campos de tiro y área de bombardeo

Durante la negociación de los tratados del Canal de Panamá de 1977, la República de Panamá obtuvo la primera información respecto a la localización exacta de las tierras de uso militar, su extensión y la función asignada a las mismas. Estados Unidos también necesitaba identificar las áreas que utilizaba en esos momentos y que deseaba seguir utilizando. En virtud del Tratado del Canal de Panamá, titulado “Sitios de defensa, áreas de coordinación militar y otras instalaciones”, se señalan las áreas de Emperador y Piña como campos de tiro y el área de Balboa oeste como área de bombardeo. Estas áreas se encuentran localizadas, conforme a la denominación del Tratado, en las áreas de coordinación militar
Las bases que fueron objeto de reservas militares, tales como: Fuerte Amador y fuerte Grant; depósito de municiones de cerro Pelado; cerro del Tigre; Fort Calyton, Curundu Heights; Fort Davis; Corozal; Fort Kobbe; Fort Gulick; Fort Randolph y Fort Sherman, todas estas pertenecían al Ejército. En cuanto a las reservas militares correspondientes a la Marina de Guerra estaban: la guarnición de tanques de Arraiján, Coco Solo, estación de radio Naval de Colón, estación de radio Naval de Farfán, guarnición de tanques de Gatún, estación de radio Naval de Summit y el West Bank situado en el sector occidental del Canal. En lo que respecta a la Fuerza Aérea se encontraban: La base de Albrook y la base de Howard. Además de otras reservas como las de Quarry Heights, Herrick Heights, cerro Tigre, Río Hato, isla Iguana, Chivo Chivo y France Field. En resumidas cuentas, a pesar de todas las actividades y maniobras militares ajenas a la neutralidad y defensa del Canal, ejercidas por las Fuerzas Armadas estadounidenses, los daños ecológicos causados por ellos en nuestro territorio y las repercusiones de sus acciones con armas convencionales y químicas, son tan extensas como la suma de los entrenamientos que han desarrollado a lo largo de su presencia en el Istmo.

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Concesión por parte de Panamá del derecho de uso de esas áreas

En el numeral 1 del artículo IV, del acuerdo para la ejecución del artículo IV del tratado, se señala que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos podrán usar los sitios de defensa enumerados en el párrafo 2 del anexo A de dicho acuerdo. Además, el anexo A incluye una lista de las áreas de coordinación militar, las cuales podrían ser usadas por las Fuerzas Armadas de ambos gobiernos de conformidad con el anexo B del Acuerdo. Cabe señalar, como según consta en los artículos XVIII y XXIII del Tratado Hay-Bunau-Varilla de 1903, que la República de Panamá le cedió a Estados Unidos el pleno derecho de usar parte de su territorio para los fines exclusivos de “la seguridad y protección del Canal, de las naves que lo usen, o de los ferrocarriles y obras auxiliares”.
El 18 de mayo de 1942, se firmó en la ciudad de Panamá, entre el ministro de Relaciones Exteriores, Octavio Fábrega y el Embajador de Estados Unidos en Panamá, Edwin C. Wilson, “El Convenio Frábega-Wilson”, mejor conocido como el “Convenio de los doce puntos”, por el cual se arrendaron mas de 130 sitios de defensa en la República de Panamá, accediendo Panamá así a la petición del Gobierno norteamericano en las estipulaciones del Tratado de 1936. Sin duda alguna este Convenio de 1942, lesionaba nuestra soberanía, pero hasta cierto punto era justificable ya que existía la amenaza latente de la segunda guerra mundial que ponía en peligro el Canal y el Istmo. Sin embargo, las ventajas que nuestro país obtuvo de dicho Convenio fueron sólo algunas reivindicaciones adicionales a las que había obtenido con el Tratado General de 1936.

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