En la década de 1980, los bancos comenzaron a comprar hipotecas y a convertirlas en títulos, un proceso que transformó el panorama financiero. Los analistas cuantitativos, especializados en aplicar métodos matemáticos y estadísticos, jugaron un papel crucial en la gestión de riesgos y en la creación de fondos de gestión alternativa, que buscan maximizar la rentabilidad independientemente de las fluctuaciones del mercado.