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Tal como remarca Lijphart, su propuesta se encuentra basada en dos modelos abstractos, en los cuales los casos concretos pueden ser más o menos próximos. Incluso se da la circunstancia de que un mismo estado, a lo largo del tiempo, pueda desplazarse en este eje teórico que vincula al modelo mayoritario con el consensual.
Este tipo de modelo es más apropiado para sociedades más plurales.
Todos los que se ven afectados por una decisión han de tener la oportunidad de participar en la toma de ésta, sea directamente o mediante representantes elegidos. Y, en segundo lugar, ha de prevalecer el deseo de la mayoría.
Es particularmente apropiado para sociedades homogéneas y que es en éstas donde funciona mejor.
El modelo mayoritario tiene como elemento clave el dominio de la mayoría, es decir, que el gobierno toma sus decisiones porque dispone del apoyo de la mayoría de los ciudadanos.
El Semipresidencialismo: es un sistema de gobierno con un ejecutivo dual, dado que existe un presidente, elegido por el pueblo, con poderes que no son únicamente simbólicos, y un primer ministro, elegido por el parlamento, dotado asimismo de poderes ejecutivos.
El semiparlamentarismo se da cuando el jefe del ejecutivo es un primer ministro elegido directamente por los ciudadanos, pero que, a su vez, depende de la confianza del parlamento para gobernar.
En los sistemas presidencialistas, el jefe del ejecutivo es independiente del parlamento, dado que el presidente también ha sido elegido por la ciudadanía y sólo es responsable políticamente ante él mismo.
La voluntad general se expresa por medio del sufragio universal en unas elecciones que sirven para constituir el parlamento, representante de la nación, y en el cual se manifiesta una mayoría y una minoría.
El sistema parlamentario se fundamenta en la colaboración entre los poderes, ya que éstos mantienen unas relaciones de permanente dependencia entre ellos para cumplir las funciones respectivas.
La evolución de los regímenes comunistas ha provocado que, en algu- nos casos, se pueda hablar de los regímenes poscomunistas como de un nuevo tipo de sistema político.
La voluntad que lo guía es de conformarla de acuerdo con un nuevo sistema de valores, con unos referentes ideológicos fuertes y con la ayuda de una intervención decidida del Estado
Los gobernantes tienen el objetivo de someter a la sociedad
Una propuesta de criterios para llevar a cabo una primera distinción es la que se basa en el grado de participación que existe en cada uno de los ciudadanos en la toma de decisiones públicas
En esta distinción, el criterio fundamental, aportado por Hans Kelsen, deriva de la respuesta a la pregunta siguiente: ¿de dónde sale el ordena- miento jurídico?
La primera dificultad a la que conviene enfrentarse se refiere al establecimiento de las categorías de análisis para determinar a cuál pertenece cada caso, ya que no se pueden efectuar ni grandes generalizaciones ni detallismos excesivos que lleven a una simple casuística
Asimismo, desde finales del siglo XVII, con el nacimiento de los Estados Uni- dos de América (EE.UU.), el concepto de república ha resurgido y ahora se puede conceptualizar teniendo en cuenta su vertiente democrática
Aportó un esquema de clasificación de los gobiernos, muy relevante dentro de la evolución del pensamiento político, según el cual los tres modelos de gobierno serían el republicano, el monárquico y el despótico
Presenta en su obra magna El Príncipe (1513) una nueva propuesta de clasificación de las formas de gobier- no. En este caso, Maquiavelo las reduce únicamente a dos: la monarquía y la república.
La contraposición entre monarquía y república que propuso tuvo vigencia durante mucho tiempo, pero entró en problemas serios desde el momento en el que la monarquía se transformó en monarquía constitucional y, posterior- mente, en monarquía parlamentaria.
Desarrolló una clasificación de los regímenes políticos tomando como modelo los gobiernos de ciento cincuenta y ocho ciudades-estado griegas de su tiempo
La clasificación de Aristóteles disfrutó de mucha consideración durante mu- cho tiempo, aunque algunos pensadores posteriores completaron el esquema o discutieron algunos detalles del mismo