realizată de Andrea Solis 11 ani în urmă
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. Hay una serie de pautas que pueden facilitar la comunicación con el equipo médico:
• Defina la información que quiere antes de acudir a la cita médica. Piense en lo que sabe y lo que desea saber.
• Busque el momento adecuado. Para facilitar que el médico le preste la máxima atención es conveniente comentarle, desde el principio, la intención de realizarle una serie de preguntas, ya que el tiempo de las consultas es limitado.
• Lleve un cuaderno de anotaciones médicas: tener la información bien organizada le permitirá exponer sus dudas de forma rápida y breve.
• Exprese sus preocupaciones sin sentirse inhibido: el médico está para ayudarle, no para juzgarle. Necesita disponer de toda la información que usted pueda proporcionarle para poder realizar valoraciones más adecuadas sobre su situación.
• Sea claro y directo a la hora de expresar sus preferencias y necesidades.
• Si no ha comprendido algo, no dude en volver a preguntar.
• Si no desea que le den mucha información sobre su situación, déjelo claro desde el principio.
• Recuerde que también el personal de enfermería oncológica está capacitado y preparado para escucharle. Con recuencia dispone de más tiempo que el médico para poder comprender su situación
Ante el diagnóstico de cáncer, surgen gran cantidad de dudas relacionadas con la enfermedad.
Algunas preguntas que se pueden hacer al médico para
conocer más datos sobre nuestra enfermedad son:
• ¿Qué tipo de cáncer tengo?
• ¿Cuáles son mis opciones de tratamiento?
• ¿Dónde está?
• ¿Qué puedo esperar del tratamiento?
• ¿Se ha extendido?
• ¿Cuándo debo ir al médico?
• ¿Hay tratamiento?
Constituidos principalmente por los temores que experimentan los profesionales sanitarios ante las
eventuales repercusiones que la comunicación de una mala noticia hacerca de su salud con respecto al cáncer que puede desencadenar en la
relación profesional - paciente:
- Miedo de causar dolor al paciente y familia
- Dolor empático con su familia
- Miedo de ser culpado (cuando no es bien explicado y no se mantiene la empatía)
- Miedo a la falla terapéutica
- Miedo legal (judicialización del problema de cáncer)
- Miedo de la propia muerte del paciente con cáncer
La “mala noticia” de una persona con cáncer depende en muchas ocasiones del impacto que causará en el paciente.
Muchos pacientes asumen con total naturalidad su diagnóstico el cual para el profesional de la salud podría resultar muy difícil de sobrellevar.
Actualmente, juventud, salud, riqueza y bienestar son los principios fundamentales de la cultura
occidental; aquel que no los reúna se encontrará discriminado por ello, informar a una persona de
que padece una enfermedad implica en cierto modo, decirle que está disminuyendo su valor social.
Además, el avance tecnológico de métodos diagnósticos suscita, a menudo, expectativas de
curación entre los usuarios y el profesional de la salud se ve en la obligación de explicar y justificar
la decisión tomada que, en ocasiones, es puesta en entre dicho.
El comunicador analizará los sentimientos y actitudes que ha experimentado durante el encuentro (huída, angustia, ansiedad, miedo...). Esta reflexión ayudará a identificar sentimientos y permitirá mejorar en el desarrollo del la profesión además, a mantener una buena salud mental del sanitario necesaria para evitar el síndrome del quemado (burnout) en el profesional.
Llegados a este punto el oyente suele sentirse confuso, abatido y preocupado por la información que acaba de recibir, se intentará demostrar al paciente que estamos de su lado, que vamos a apoyarle durante todo el proceso y es la hora de elaborar un nuevo plan de cuidados basados en las expectativas que se intentarán cumplir: aliviar síntomas y compartir miedos y preocupaciones.
Ante un corto pronóstico de vida o un diagnóstico funesto las reacciones son muy diversas. Es importante detectar la reacción que embarga al oyente tras escuchar la información, si queda silencioso se puede intentar preguntar para que hable y nos cuente las emociones que está experimentando ya que, en esta etapa el papel fundamental del personal sanitario será “facilitar la resolución de los sentimientos de los individuos y ayudar a los miembros de la familia a comprender y aceptar las reacciones de cada uno.
No lo podemos hacer por ellos, pero podemos
asegurarnos que cada miembro tenga la oportunidad de compartir su perspectiva con otros y apoyar a cada uno para tolerar las discrepancias” (Johnston, 1992)
Una vez detectado lo que sabe y lo que quiere saber, se procederá a dar la información, para ello,
utilizaremos lenguaje sencillo y conciso evitando, en lo posible, el uso de terminología sanitaria intentando simplificar al máximo la comprensión del mensaje.
Antes de dar el diagnóstico de cáncer conviene introducir mediante frase como “Me temo que no se está desarrollando como esperábamos”, ello ayudará al oyente a preparare para escuchar el veredicto definitivo.
Es una característica de la comunicación la bidireccionalidad y, en esta etapa es fundamental; a
medida que se da la información sería conveniente asegurarse de que está siendo entendida,
comprendida y asimilada por el oyente puede ser útil solicitar que al final de la entrevista el “informado” explique con sus propias palabras lo que ha escuchado por parte del interlocutor.
Gracias a esta técnica el profesional podrá darse cuenta de lo realmente comprendido y si ha
asimilado la gravedad de la situación del cáncer.
En esta etapa se tratará de concordar lo que quiere saber el paciente y lo que sabemos acerca de
su enfermedad de cáncer.
Hay pacientes que se niegan a ser informados, en este caso se respetará la decisión pero, ofreceremos una nueva posibilidad para hablar del tema; además intentaremos descubrir si quiere que informemos a los familiares sobre lo que está ocurriendo y las posibles complicaciones del cáncer.
Antes de proceder a informar, averiguaremos qué sabe y qué sospecha el informado, podemos
utilizar preguntas sencillas cómo ¿qué te han dicho?, ¿qué te preocupa?
En algunas ocasiones son incapaces de identificar cuál es el motivo de su preocupación o simplemente no son capaces de expresarlo por el estrés en el que se encuentra de su enfermedad de cáncer, intentaremos poco a poco ir averiguando qué sabe.
En esta etapa podremos evaluar el nivel sociocultural y nos permite valorar el grado de sobrecarga que padece el paciente con cáncer y/o familiares.
- Revisión exhaustiva tanto de la historia clínica como las pruebas complementarias del paciente con cáncer.
- Encontrar lugar tranquilo, privado que respete la intimidad del “informado” asegurándose de no
ser molestado (desconexión de teléfonos)
- Preguntar al paciente si quiere estar acompañado, en caso afirmativo elegirá a dos o tres miembros de la familia asegurándose del tipo de parentesco existente entre enfermo y familiares.
El profesional debe intentar transmitir sensación de calma, de que no tiene prisa, favoreciendo un
ambiente de interés y respeto. En algunas ocasiones una broma inocente ayuda a “romper el hielo”
y el humor ayuda a rebajar la tensión y alivia la ansiedad (solo en ciertos casos de cáncer, el profesional debe saber en que momento decirlo).