realizată de ANA MIRKALA SALDAÑA GORMAS 2 ani în urmă
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Gran cantidad de frutas y verduras, ricas en vitaminas, nutrientes, fibras y antioxidantes, aporta equilibrio entre productos de origen vegetal y animal y productos fermentados (algunos contienen probioticos o prebioticos) , las fibras que alimentarán a las bacterias de nuestro microbiota, que a su vez producirán ácidos grasos de cadena corta. Estos prebióticos se encuentran en las cebollas, el ajo, los plátanos, las legumbres y las patatas cocidas y frías.
PROBIÓTICOS: Son microbios vivos que pueden agregarse a la fórmula de muchos diferentes tipos de productos, incluyendo alimentos, medicamentos y suplementos dietéticos. Por ejemplo, el yogurt, el suero de la leche, algunos tipos de quesos, pepinillos y berenjenas encurtidos. PREBIÓTICOS: son sustancias de la dieta que nutren a grupos seleccionados de microorganismos que habitan en el intestino. Favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas por sobre las peligrosas. Por ejemplo, Las fuentes principales son el ajo, la cebolla, las alcachofas, los plátanos y otras frutas, la miel, el trigo, la avena y otros cereales, la soja y demás legumbres, los espárragos, la achicoria y otros.
El cerebro registra señales de mal funcionamiento del sistema digestivo y las modifica bajo el influjo de algunas emociones
El tracto digestivo posee su propia red de neuronas llamada “sistema nervioso entérico”, vinculado al cerebro a través del nervio vago. La comunicación bidireccional del intestino y el cerebro, ejercen entre sí una influencia mutua: nuestras emociones actúan sobre nuestro intestino, las bacterias intestinales producen moléculas químicas que pueden ejercer un efecto en la pared intestinal y transmitir mensajes al cerebro. Las bacterias intestinales influirían en nuestro comportamiento a través del sistema nervioso entérico. Investigadores de la Universidad Católica de Lovaina (UCL), en Bélgica, observaron que la mayoría de las bacterias intestinales humanas producen neurotransmisores, que permiten a las neuronas comunicar entre ellas. Ya se sabe que estos neurotransmisores influyen en nuestro estado de ánimo y en nuestro comportamiento.
Muchos científicos bajo la dirección del microbiólogo Jeroen Raes (Profesor, Facultad de Medicina, Instituto Rega de Bélgica), descubrieron que nuestra comida también es alimento para nuestros microbios. El tipo de dieta puede ser crucial para tener un microbiota sano. Se calcula que el 10 % de las calorías que absorbe nuestro cuerpo dependen de nuestros microbios.