realizată de Karla Castro 6 ani în urmă
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Coinciden en que el conocimiento inteligible es el principal bien del ser humano, pues es su actividad específica. También coincide en que las virtudes más elevadas son las intelectuales (virtudes dianoéticas). Actuando conforme a esas virtudes el ser humano alcanzará la felicidad, que es su fin.
Pero Aristóteles se separa de su maestro. En primer lugar, critica la austeridad platónica: la virtud no garantiza la felicidad, los bienes materiales son también necesarios.
En segundo lugar, critica el intelectualismo moral. Quien conozca el bien no actuará necesariamente bien.
Aunque la prudencia y el conocimiento del bien permitan llegar a la elección adecuada, eso no implica ponerla en práctica. Para seguir la buena elección también son necesarias las virtudes éticas, que guíen nuestra voluntad.
En conclusión, no basta ser sabio para ser bueno, también hay que modelar el carácter.
Aristóteles coincide con Platón al señalar que el Estado debe adaptarse a la naturaleza del hombre y debe ayudarle a desarrollar sus capacidades específicas y a alcanzar la felicidad.
En cuanto al modelo ideal de gobierno, Aristóteles, no piensa como Platón que el gobierno ideal sea el formado por filósofos. En principio, para él cualquier forma de gobierno es adecuada siempre cuando se oriente claramente hacia la justicia y el bien común.
Para Platón, ética y política están íntimamente unidas, y la virtud política por excelencia que el Estado debe cultivar también es la justicia.
El dualismo y el hilemorfismo conducen a epistemologías opuestas: Aristóteles coincide con Platón al considerar que el verdadero conocimiento debe ser universal y necesario. Por tanto, el único saber verdadero es el conocimiento inteligible.
Sin embargo, ambos se oponen al describir cómo se adquiere.
Para Aristóteles. el conocimiento de lo inteligible, las esencias o sustancias segundas, solo es posible si se conocen las sustancias (primeras) o seres sensibles, pues es “en” ellos donde se encuentran.
Por eso a la reminiscencia platónica, Aristóteles opone la abstracción (separar lo universal de lo particular mediante el intelecto), y recupera así el valor de lo sensible.
El dualismo ontológico Platónico lleva a que la ciencia solo se consiga superando lo sensible (el mundo aparente).
Los seres sensibles quedan reducidos a un pretexto para que el alma recuerde las Ideas que ya conoció (innatismo).
Aristóteles define al hombre como un compuesto hilemórfico de cuerpo (materia y potencia) y alma individual (forma y acto), que es mortal.
Frente al dualismo antropológico Platónico, que identifica al ser humano con su alma inmortal.
Aristóteles propone una posición bien distinta. Para él la realidad primera y fundamental es la sustancia (el ser individual), que es sensible.
Aristóteles modifica esa relación: si no hubiera sustancias (lo sensible), las esencias universales (lo inteligible) no estarían presentes en ningún otro sitio. No existe un mundo de esencias separado.
El dualismo platónico prioriza lo inteligible sobre lo sensible.
Para Platón el mundo sensible existe gracias a la participación en el inteligible.