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SHOCK SÉPTICO
Cuando el shock séptico se encuentra en los estadios más avanzados podemos observar el fallo de diferentes órganos, incluso pudiendo evolucionar hasta fallo multiorgánico y muerte.
Insuficiencia hepática: en función de la cantidad de masa celular hepática afectada se puede observar diferentes alteraciones, aumento de transaminasas, hipoglucemia, alteración del nivel de conciencia, acidosis láctica, coagulación intravascular diseminada…
Insuficiencia Renal Aguda: es un indicador independiente del mal pronóstico. El empeoramiento de la función renal en las primeras 24h se asocia con una mayor mortalidad
En las 6 primeras horas conseguir una óptima oxigenación, restablecer presión arterial, ritmo de diuresis, restablecer temperatura, adecuar hidratación y nutrición, mantener glucemia, recuperar nivel de conciencia, prevenir úlceras por estrés, evitar sobreinfecciones y aliviar la ansiedad. Para cumplir estos objetivos se derivan los siguientes cuidados:
Si el paciente se encuentra consciente, se llevará a cabo una exhaustiva valoración neurológica para identificar una posible encefalopatía y el nivel de ésta; grado 1 (desorientado) grado 2 (comportamiento inapropiado), grado 3 (estuporoso) y grado 4 (coma).
Vigilancia de la aparición de posibles hemorragias, principalmente digestivas.
Cuando la glucemia está elevada se administrará insulina rápida, realizándose controles cada 1 ó 2 horas.
Administrar antibiótico de amplio espectro hasta recibir resultados de cultivos.
Administrar volumen para restablecer volemia y TA.
Canalizar al menos 2 vías venosas periféricas de grueso calibre para administración de tratamiento.
Canalizar catéter arterial para control de TA y control analítico
Disminución en el estado mental
Erupción cutánea o cambio de color de la piel
Disnea
Inquietud, agitación, letargo o confusión
Taquicardia
Palpitaciones
Presión arterial baja, en especial al estar parado
Disminución o ausencia del gasto urinario
Sensación de mareo
Temperatura alta o muy baja, escalofríos
Brazos y piernas fríos y pálidos
- Diabetes - Enfermedades del aparato genitourinario, el aparato biliar o el aparato digestivo - Enfermedades que debilitan el sistema inmunitario, como el sida - Sondas permanentes (aquellas que se mantienen en su lugar por períodos extensos, especialmente vías intravenosas y sondas vesicales, al igual que stents de metal o de plástico usadas para el drenaje) - Leucemia - Uso prolongado de antibióticos - Linfoma - Infección reciente - Cirugía o procedimiento médico reciente - Uso reciente o actual de esteroides - Trasplante de órgano sólido o médula ósea
El shock séptico es una manifestación fisiopatológica de la enfermedad inflamatoria multisistémica, y que habitualmente se acompaña de falla orgánica múltiple. Esta situación obedece en la mayoría de los casos a problemas de índole post-quirúrgico asociada a infección y/o a procesos infecciosos graves y que en la mayoría de los casos no son agudos. Este tipo de patología representa manejo especializado en las áreas de terapia intensiva, y de Urgencias, representa el manejo convencional de cualquier estado de choque, y representa la necesidad de transferencia inmediata.
SHOCK NEUROGÉNICO
Entre las diversas medidas preventivas se incluyen la identificación de los pacientes de riesgo y la valoración continua del estado neurológico. Las prioridades del cuidado de enfermería son:
Vigilar las posibles arritmias.
Prevenir la hipoxia.
Mantener la normotermia.
Tratar la hipovolemia.
Piel caliente y seca.
Hipotermia.
Bradicardia.
Hipotensión.
Lesión de médula espinal
Es el resultado de la pérdida o supresión del tono simpático.
SHOCK ANAFILÁCTICO
Las medidas preventivas incluyen la identificación de pacientes de riesgo y la cuidadosa valoración de las respuestas de los enfermos a la administración de fármacos, sangre y productos sanguíneos. Los pacientes con shock anafiláctico pueden presentar los siguientes diagnósticos de enfermería:
Monitorizar.
Controlar las molestias: Administración de medicamentos y limpieza de piel.
Adrenalina, antihistamínicos, corticoides, glucagón, vasopresina, atropina.
Favorecer la sustitución de volumen: Colocar catéteres periféricos cortos y de gran calibre 14 ó 16 y administrar rápidamente los líquidos prescritos.
Estimular respiración: Colocar a los pacientes en una posición que favorezca la respiración.
Genitourinarias: Incontinencia, metrorragias
Gastrointestinales: Náuseas, vómitos y diarrea.
Neurológicas: Somnolencias, inquietud, miedo, ansiedad, disminución del nivel de conciencia.
Cutáneas: Prurito, eritema, urticaria, angioedema.
Respiratoria: Nudo faríngeo, disfagia, ronquidos, estridor, sibilancias, estertores.
Cardiovasculares: Hipotensión y taquicardia.
No se conocen muchos factores de riesgo de la anafilaxia, pero algunos podrían aumentar el riesgo de padecer esta afección, entre ellos:
Ciertas enfermedades. Estas comprenden enfermedades del corazón y la acumulación anormal de un tipo determinado de glóbulo blanco (mastocitosis)
Alergias o asma. Las personas que tienen cualquiera de estos trastornos se encuentran en mayor riesgo de padecer anafilaxia.
Anafilaxia previa. Si alguna vez el paciente tuvo anafilaxia, el riesgo de tener esta reacción grave es mayor. Las reacciones futuras podrían ser más graves que la primera.
Se produce por una reacción de hipersensibilidad inmediata, es un proceso grave que requiere una pronta intervención, la repuesta antígeno-anticuerpo provoca una disminución de la perfusión tisular a partir de cualquier sustancia; estas sustancias conocidas como antígenos pueden ser introducidas por inyección, ingestión, a través de la piel o del tracto respiratorio.
Las anomalías de la distribución del flujo sanguíneo pueden producir profundas alteraciones de la perfusión tisular, incluso en presencia de un gasto cardíaco normal o elevado. Esta mala distribución del flujo suele deberse a anomalías del tono vascular. El shock séptico es el tipo de shock distributivo más frecuente en los niños.
Las medidas preventivas incluyen la identificación de los pacientes de riesgo y la valoración cardiopulmonar continua. Los pacientes con shock cardiogénico pueden presentar los siguientes diagnósticos de enfermería:
Monitorización específicamente del estado respiratorio.
Incrementar la administración de oxígeno al miocardio, colocar dispositivos para proporcionar oxígeno suplementario.
Limitar el consumo de oxígeno miocárdico mediante la administración de medicamentos analgésicos y sedantes, colocar al paciente en una posición cómoda y limitar sus actividades, favorecer la disminución de ansiedad, contribuir a un ambiente tranquilo y silencioso e instruir a los pacientes acerca de su situación.
- Presión arterial sistólica menor de 90 mmHg. - Frecuencia cardiaca mayor de 100 pulsaciones por minuto pulso débil y filiforme. - Disminución de los ruidos cardiacos. - Alteraciones sensoriales. - Piel fría, pálida, húmeda. - VU menor de 30 ml/h. -Dolor torácico. - Arritmias. - Taquipnea. - Crepitaciones. - Disminución del GC. - IC menor de 1,81/m/m2. - Aumento de PAPE. - PVD aumentada. -RVS aumentada.
1- Edad avanzada 2- Antecedentes de insuficiencia cardíaca o ataque cardíaco 3- Bloqueos (enfermedad de las arterias coronarias) en varias de las principales arterias del corazón 4- Diabetes o presión arterial alta 5- Sexo femenino
Se produce cuando el corazón no puede bombear con eficacia la sangre, produciéndose por alteración del ventrículo derecho, izquierdo o ambos. La taquicardia puede alterar el flujo sanguíneo coronario, lo que disminuye el aporte de oxígeno al miocardio.
Los pacientes con shock hipovolémico pueden tener varios diagnósticos de enfermería, dependiendo de la progresión del proceso, la prioridad de éstos es la siguiente:
Monitorizar al paciente: Con la finalidad de tener todos los parámetros hemodinámicos disponibles para detectar la aparición de manifestaciones clínicas de sobrecarga hídrica, previniendo así otros problemas asociados.
Contribuir a la sustitución de volumen: Colocar catéteres intravenosos periféricos cortos y de gran diámetro calibre 14 ó 16, rápida administración de líquidos prescritos.
Minimizar la pérdida de líquidos: Limitando el número de muestras de sangre, controlar las pérdidas de las vías venosas y aplicar presión directa sobre las zonas de hemorragia.
Las medidas preventivas incluyen identificación de los pacientes de riesgo y la valoración constante del equilibrio hídrico.
Signos de deshidratación (sequedad de las mucosas, oliguria) o pérdida de sangre (palidez). La recuperación depende del grado de hipovolemia, de la situación previa del paciente y de la rapidez del diagnóstico y el tratamiento. El pronóstico es bueno, con una mortalidad baja en los casos no complicados.
Se diferencia de otras causas de shock por la anamnesis y la ausencia de signos de insufi ciencia cardíaca o sepsis. Además de los signos de actividad simpático-suprarrenal (taquicardia, vasoconstricción).
La cantidad de sangre circulante en el cuerpo puede disminuir cuando se pierde demasiada cantidad de otros líquidos corporales, lo cual puede suceder con:
1- Quemaduras 2- Diarrea 3- Vómito 4- Síndromes de fuga capilar 5-Pérdidas renales patológicas de líquidos
La pérdida de sangre puede deberse a:
1- Sangrado de las heridas 2- Sangrado de otras lesiones 3- Sangrado interno, como en el caso de un sangrado del tracto gastrointestinal
Si el shock hipovolémico no se trata, el aumento de la frecuencia cardíaca puede alterar el flujo sanguíneo coronario y el llenado ventricular, mientras que el aumento de la resistencia vascular sistémica incrementa el consumo de oxígeno del miocardio, lo que a su vez empeora la función miocárdica.
La hipovolemia aguda es la causa más frecuente de shock en la infancia. Se produce por una pérdida de líquidos del espacio intravascular secundaria a una ingesta inadecuada o a pérdidas excesivas, La reducción del volumen sanguíneo disminuye la precarga, el volumen sistólico y el gasto cardíaco.