La capacidad para mantener el control en situaciones de tensión y malestar se desarrolla desde el nacimiento a través de varias etapas. En la fase inicial, los niños experimentan un autocontrol primitivo, principalmente en procesos biológicos involuntarios influenciados por los adultos.
Santos (2003) indica que los pasos del desarrollo del autocontrol se inician desde el nacimiento, en las siguientes etapas:
• Inicio del autocontrol (de 3 a 4 años): en esta etapa se da una negativa a las órdenes. El niño no quiere que se ocupen de él, quiere hacerlo solo, suele oírseles la frase “no, tu no…” o “solo yo” el niño expresa con claridad que desea hacer las cosas por sí mismo.
• Autocontrol Elaborado (a partir de los 4 años): se dan cambios en el autocontrol de manera repentina, las conductas son mucho más elaboradas y si el entorno promueve a desarrollar el control, desarrolla estrategias para retrasar gratificaciones y evitar castigos. La interiorización es más profunda, el niño aprende a reconocer cuales son las causas de la gratificación e incluso siente mayor satisfacción en las nuevas gratificaciones; puede esperar el turno y ser responsable de tareas concretas (cuidar los animales por ejemplo) además lo hace con satisfacción dándole importancia a lo que realiza, durante esta etapa se inicia el desarrollo moral, las normas sociales y los valores.
• Autocontrol no consciente (de 0 a 2 años): se supone un autocontrol primitivo, especialmente en los procesos biológicos involuntarios que se regulan e interiorizan gradualmente por la actuación que tienen sobre ellos los adultos del entorno. La conducta se hace consciente poco a poco volviéndose intencional.
• Autocontrol dependiente del control externo (de 2 a 3 años): se observa una variedad de conductas voluntarias e intencionales las que se dan con el fin de obtener propósitos y objetivos claros que controlan los adultos, éstas se transmiten al niño por medio de actuaciones negativas u órdenes concretas por parte del cuidador. El niño da las primeras muestras de obediencia, al cumplir 23 órdenes y peticiones y es en esta etapa que se inicia el juego de obediencia por atención o aprobación social, y viceversa.
formas extremas para perder el control
EXPLOSIVA
INHIBIDA
cuando se da una situación de tensión me bloqueo de tal forma que no soy capaz de expresar lo que opino o siento.
Polaino-Lorente indica que Kanfer y Grimm establecieron algunas habilidades necesarias para el éxito en el entrenamiento con técnicas de autocontrol, estas son:
- Identificar correctamente cuándo la conducta se ajusta o se aparta a los criterios y normas establecidas.
- Programar consecuencias reforzantes al aplicarlas en las nuevas conductas.
- Buscar un medio favorable el cual permita conseguir la satisfacción de dichas normas.
- Se debe observar y registrar objetivamente la conducta propia. - Establecer criterios específicos a los que pueda ajustarse en el futuro.
la capacidad que poseo para no perder el control en situaciones de malestar, malentendido o tensión.