La democracia se fundamenta en la soberanía nacional, donde el poder reside en el pueblo. Este poder se distribuye entre diversas ramas para asegurar un equilibrio y evitar abusos. La división de poderes incluye el ejecutivo, liderado por el presidente y sus ministros, quienes son seleccionados por el presidente; el legislativo, compuesto por el Congreso de los Diputados y el Senado, que se encargan de elaborar leyes y representan a distintos partidos políticos; y el judicial, representado por los tribunales de justicia que se encargan de interpretar y aplicar las leyes.