по MIGUEL ESTEBAN LAVERDE CAMPO 4 лет назад
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Mejorar la relación de la profesión con los colectivos relacionados con ella, eliminando cuanto sea posible las relaciones de dominación.
Desempeñar su labor con el ethos de la excelencia.
El horizonte ético de las profesiones puede contemplarse como la posibilidad de salir de la crisis de legitimidad que atraviesan volviendo a ganarse la confianza de la sociedad.
La ética de cualquier profesión ha de partir del reconocimiento y apego a los valores de convivencia.
Orientar la acción de los profesionales para que se mantengan "altos de moral"
Ese compromiso activo de respeto y promoción de los derechos humanos ya supone importantes cambios en el ethos, en el carácter propio, que tradicionalmente han adoptado la mayor parte de las profesiones.
En conclusión es necesario revitalizar la ética de las profesiones recordando a los profesionales que su compromiso principal no ha de ser el de mantener su poder y su estatus social a toda costa, sino el de prestar un servicio de calidad a las personas concretas del modo más excelente posible.
La profesión como compromiso de ciudadanía
Todas las profesiones son igualmente dignas de respeto, con tal que se ajusten a los criterios de ética cívica que marcan los límites de lo moralmente permisible en la convivencia plural y abierta de las sociedades modernas.
El deber que tiene toda profesión
Respetar el marco de la ética cívica
La medicina seguirá teniendo como meta la promoción de la salud de las personas
La docencia mantendrá como objetivo el de formar personas cultas y críticas
El periodismo reconocerá como su meta específica la de informar de forma veraz a los ciudadanos
Existe un marco de ética cívica que todos ―todas las profesiones también― hemos de respetar para la sana convivencia de las múltiples culturas
Las demás actividades humanas eran consideradas oficios y no profesiones.
¿Que paso siglos después?
A lo largo de los siglos, otras actividades humanas trataron de asimilarse al alto estatus de las tres profesiones clásicas
Profesores
Arquitectos
Militares
Este cambio en el modo de concebir las dedicaciones humanas está relacionado también con la irrupción en Europa de la Reforma protestante
Rasgos de las profesiones:
Una profesión es una actividad humana social mediante la cual se presta un servicio específico a la sociedad, y se presta de forma institucionalizada.
La profesión es contemplada en parte como una vocación, y por eso se espera del profesional que se entregue a ella e invierta parte de su tiempo de ocio preparándose para cumplir bien la tarea que le está encomendada.
Los profesionales ejercen la profesión de forma estable y obtienen a través de ella su medio de vida.
Los profesionales forman con sus colegas un colectivo, un colegio profesional, que obtiene, o trata de obtener, el control monopolístico sobre el ejercicio de la profesión.
Se accede al ejercicio de la profesión a través de un largo proceso de capacitación teórica y práctica, es decir, a través de unos estudios claramente reglados, de los que depende la acreditación o licencia para ejercer la profesión.
Los profesionales reclaman un ámbito de autonomía en el ejercicio de su profesión.
La responsabilidad por los actos y técnicas de la profesión
Se espera que no ejerzan su profesión sólo por afán de lucro, ya que se trata de un tipo de actividad encaminada a favorecer a la colectividad.
Con el avance de la modernidad hasta nuestro tiempo, las profesiones han ido perdiendo el aura religiosa en la que se hallaban envueltas.
Se trata ahora de responder a la propia vocación, no como llamada divina a desempeñar una misión en el mundo, sino como despliegue de las propias aptitudes y actitudes para prestar un servicio excelente a la comunidad a través del ejercicio profesional.
Médicos--Sacerdotes--Juristas
El acceso al ejercicio profesional estaba restringido a un pequeño número de personas.
Se exigía algún tipo de juramento solemne para acceder a la profesión: un compromiso público explícito del candidato de que conduciría su vida conforme a los valores y virtudes propios de la profesión.
El ejercicio profesional no era considerado propiamente como "un trabajo" por el cual se percibe el pago de un salario, sino como una noble y elevada dedicación merecedora de honorarios.
Los profesionales gozaban de cierta inmunidad jurídica, teóricamente compensada por una exigencia de mayor responsabilidad ante la sociedad
Las profesiones eran dedicaciones "nobles", reservadas a "los mejores", mientras que los oficios eran actividades "plebeyas", destinadas a la gente corriente.