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по david figueroa 2 дней назад

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LOS AGENTES DE LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN MÉXICO*

Los agentes académicos buscan obtener nombramientos dentro de sus instituciones para facilitar su trabajo de investigación. Estos nombramientos, como asociado, titular o emérito, son esenciales para ser reconocidos como investigadores.

LOS AGENTES DE LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN MÉXICO*

EL CAPITAL SOCIAL DE PODER EN LAS UNIDADES En el capital social de poder de los agentes logrado a través de las IES, se observó que en relación con el nombramiento asignado por la institución donde laboran, 69% posee algún tipo de nombramiento (asociado, titular o emérito) que los identifica, dentro de su institución, como investigadores. La primera lucha que lleva a cabo el investigador, antes de ser reconocido en el campo, es la de lograr que en su propia institución se le asigne dicho nombramiento, ya que esto favorece los medios y tiempos para llevar a cabo su trabajo. En relación con los cargos directivos encontramos que 141 agentes de los que conforman nuestro estudio tienen o han tenido alguno en su trayectoria. Los cargos de coordinador de posgrado o jefe de departamento (46%), y el de director de instituto o centro de investigación (30%) son los que se observan con más frecuencia. El 54% de los agentes de los estados de la república cuenta con este capital de poder (cargos directivos), mientras que de los que se encuentran en el DF y ZMCM, el 41% lo ha obtenido. Si tomamos en cuenta los cargos que permiten representar un capital de poder que se relacione con toda una IES y no sólo con un departamento o centro, encontramos que en las entidades federativas, proporcionalmente, hay un mayor número de agentes con ese capital. El 6% de los agentes del DF y ZMCM poseen dicho capital, mientras que en las entidades federativas lo encontramos en el 12% de los agentes repartidos en seis de ellas. Alcanzar reconocimiento científico en las entidades federativas requiere de capitales difíciles de obtener, por lo que los agentes tienden a obtener con mayor facilidad capitales que les permiten el ingreso al campo a través de posiciones de poder académico o administrativo. Con respecto a los dos centros de investigación más importantes del DF, el DIE-CINVESTAV y el CESU-UNAM, encontramos una diferencia significativa entre los agentes que conforman dichas dependencias. Los agentes del DIE poseen un capital social de poder relacionado con puestos directivos y/o de coordinación dentro del mismo DIE, pero ninguno de ellos posee uno que se relacione en forma general con el CINVESTAV. Sólo María de Ibarrola fue asesora del director general del CINVESTAV, aunque dos de sus agentes poseen cargos directivos en la SEP y de hecho se encuentran descargados de sus funciones en el DIE. En el CESU existen agentes que poseen un capital social de poder relacionado con la Institución UNAM en general o con otras y no sólo con el Centro. Un grupo de agentes del CESU cuentan con capital institucional de poder que se relaciona con toda la UNAM o con otras IES. Para los investigadores del DIE su capital de poder se encuentra en los espacios del mismo Departamento o el COMIE. Algunos de los agentes del DIE y del CESU tienen relación con grupos internacionales, sin embargo, esta dimensión no fue valorada en el estudio realizado. Otro capital de poder social dentro del campo de la IE es el ser miembro de la comisión dictaminadora del SNI, en especial de la disciplina Educación. Agentes del DIE-CINVESTAV han sido los poseedores de este capital. A partir de 2001, uno de los investigadores del CESU-UNAM forma parte de dicha comisión.

LAS REGLAS Y REQUISITOS DE ENTRADA AL CAMPO11 Entrar y ser aceptado en el campo implica vencer una serie de reglas que se viven como violentas para los que inician. Permanecer y obtener un reconocimiento por los agentes del campo requiere de una larga carrera de esfuerzos tanto en las unidades donde se ubican los investigadores como en las asociaciones que los reconocen y agrupan. Integrarse al campo de la investigación educativa sin un nombramiento o reconocimiento de la misma institución donde se labora conlleva a enfrentarse a una serie de esfuerzos para lograr los reconocimientos necesarios. Estos reconocimientos permiten la obtención de “capitales” que abren la posibilidad de entrada al campo desde fuera de la misma institución donde se labora. Estos esfuerzos y requisitos de entrada son entendidos desde la teoría de los campos como “violencia simbólica” que, como tal, es aceptada por los mismos agentes y forma parte de la lucha y el juego por ingresar al campo y ser reconocido por los agentes del campo. El enfrentamiento de intereses individuales o grupales, disfrazado de armas políticas no específicas, es otra forma de lucha que se da en un campo que no ha logrado por completo una autonomía propia. El campo de la investigación educativa se ve fuertemente influido por las políticas institucionales donde laboran los investigadores. Las declaraciones de los agentes entrevistados nos permiten afirmar que los equipos de trabajo funcionan por iniciativa de algunas personas que laboran en las mismas cosas y que se llevan más o menos bien. Los equipos de trabajo funcionan más como equipos interdisciplinarios. Lo más frecuente, declara uno de los agentes entrevistados, es que cada agente tenga su propio proyecto y lo desarrolle por su cuenta. Si necesita equipos los crea, pero generalmente no lo hace con investigadores de su misma institución sino de fuera. Los agentes con un reconocimiento en el campo favorecen la formación de grupos de investigación. Los grupos de investigación tienden a crearse más por la convivencia pacífica entre el habitus del investigador (agente de poder) y el del que se inicia, que por la pertenencia a una institución en particular. El habitus del investigador (agente de poder) se impone a los recién llegados como un derecho de entrada. Para ampliar la descripción de los agentes de la IE en México, de manera sintética señalaremos los rasgos más sobresalientes de otros capitales explorados en esta investigación. Nos referimos a los títulos académicos (capital institucionalizado), lo publicado (capital objetivado), los puestos de poder y reconocimiento intelectual (capital simbólico).

LA PRODUCCIÓN CIENTÍFICA MEDIDA A TRAVÉS DE LA BASE DE DATOS IRESIE15 Las actividades de un investigador consolidado son muy variadas y entre ellas, la de divulgación es un pilar en su formación y en su existencia dentro del campo. Los investigadores consideran que su trabajo no puede considerarse concluido si no se llega a divulgar. El proceso que lleva a la publicación de los trabajos de investigación requiere del desarrollo de disposiciones y adquisición de capitales sociales que se relacionan con la aceptación y reconocimiento de los agentes del campo. El investigador maneja consciente o inconscientemente para darse a conocer en el campo, para cuestionar e influir en el pensamiento de los funcionarios gubernamentales e institucionales y/o para facilitar y enriquecer el trabajo de los profesionales del campo de la educación, los académicos. Los agentes que han logrado el ingreso al campo y que se encuentran comprometidos en la competencia no sólo quieren que a través de la publicación de sus investigaciones, su trabajo “sirva de algo”, sino que tienden, cada vez más, a tener como destinatarios agentes reconocidos en el campo. El reconocimiento de estos agentes es lo que les construye el reconocimiento en el campo. 16% de los investigadores ha dedicado sus trabajos tanto al ámbito de la educación básica como superior. Más de 60% se encuentra interesado sólo en el nivel superior y 21% en el básico. A pesar de las necesidades educativas del país, en nuestra población existen más agentes dedicados a la investigación de la educación superior que a la básica. 24% de la población estudiada investiga sobre temas que corresponden al área de “sujetos, actores y procesos de formación” mientras 20% lo hace en la de “educación, cultura y sociedad”. El área en que menos agentes se encuentran trabajando es la de Investigación de la investigación educativa. Las áreas temáticas en las que se investiga dan al capital objetivado de los agentes diferencias que permiten agruparlos dentro del campo. Los grupos resultantes determinan algunas de las dinámicas del campo en general, entre ellas las que resultan de la representatividad y la competitividad que las áreas temáticas y líneas de investigación crean en las dependencias en donde se encuentran dichos grupos. Un alto porcentaje de agentes (69%) no han alcanzado impactar e intervenir de manera significativa en el campo a través de sus publicaciones. Los investigadores con mayor producción, reportada a través de la base de datos IRESIE, cuatro agentes en total, son aquellos que han logrado impactar. A través de sus escritos, el investigador puede ser conocido por otros colegas y/o profesionales de otros campos interesados en la IE, enriqueciendo así su capital social. El discurso ideológico, expuesto en las publicaciones y resultado de las investigaciones realizadas, se convierte en una arma de poder que el investigador maneja.
LOS TÍTULOS ACADÉMICOS Y LAS DISCIPLINAS DE LOS AGENTES DE LA IE EN MÉXICO Los títulos académicos de maestría y doctorado, el capital institucionalizado, adquiridos por los agentes se han incrementado a la par que la oferta de programas de posgrado del más alto nivel es una realidad en nuestro país. En los inicios del campo eran contados los agentes con estudios de posgrado dedicados a la IE. De los 309 agentes de la IE que conforman nuestra población, 89% los ha realizado. De éstos, 57% ha obtenido el grado de doctor, 30% el de maestro y 2% tiene una especialidad. Los estudios de posgrado han dado la posibilidad a los agentes de la IE en México de enriquecer y adaptar su capital institucionalizado con estudios cuyas disciplinas son afines al campo. Agentes cuya licenciatura no corresponde a la educación, han logrado a través del posgrado, adaptar sus capitales institucionalizados básicos con las disciplinas que les permiten el estudio y la investigación en el campo de la educación. Actualmente 51% de los agentes se encuentra graduado en disciplinas que corresponden al área de ciencias de la educación. 20% se encuentra relacionado con la sociología, 8% con historia y 7% con la psicología. El 14% restante se encuentra repartido en 12 disciplinas diferentes. Al considerar las disciplinas de su licenciatura se observó que sólo 25% de los agentes de nuestra población proviene de una perteneciente a las ciencias de la educación. Son muy pocos los sociólogos e historiadores que cambian su disciplina a través de los posgrados.

EL CAPITAL SOCIAL DE PODERIdentificar a los agentes con mayor capital de poder en el campo, es identi- ficar a aquéllos que cuidan, establecen y aplican las “reglas del juego” exis- tentes en el campo. El capital social de poder en el COMIE La asociación más importante en el campo, por el número de agentes que asocia y por los eventos académicos que promueve, el COMIE, ha tenido Durante su existencia (nos referimos al periodo de 1993 al 2001) hubo cuatro presidentes y cuatro secretarios generales. En el DIE-CINVESTAV y el CESU-UNAM se encuentra la mayoría de los agentes con dicho capital (tres de los presidentes y dos de los secretarios generales son del DIE; un presidente y un secretario general, del CESU). Las coordinaciones de los comités para la organización de los congresos también están representadas en su mayoría por estas dependencias en los congresos nacionales de investigación educativa (CNIE) realizados por el COMIE. A partir del V CNIE inicia una participación más activa de agentes de las entidades federativas en los cargos de coordinadores. La diferencia de capital social de poder de los investigadores en el COMIE parece explicarse por las características de los capitales sociales de los agentes que integran dichos centros. El CESU-UNAM agrupa a 67 investigadores, de los cuales sólo 42% pertenecen al COMIE. Del DIE, 88% de sus agentes son miembros del COMIE. El número de agentes del CESU que pertenecen al COMIE aumentó en el último año, a principios de 2000. Cuando iniciamos este trabajo, sólo pertenecía al COMIE 33% de los agentes del CESU. Muchos de los investigadores del CESU son de reciente ingreso. La dinámica y fuerza de los agentes del DIE dentro del COMIE no se debe sólo al número de agentes que pertenecen a la asociación, sino también a su antigüedad y dinámica de trabajo y gestión. El DIE y el CESU son los centros que más miembros tienen adscritos al COMIE. Le siguen en número de agentes la UdeG, la SEP de Jalisco y la UPN, cuyos miembros son de reciente ingreso (en 1999, según datos proporcionados por el Consejo). Quienes han “jugado el juego” de la lucha de poderes dentro del COMIE han sido principalmente agentes del CESU y del DIE. En fecha posterior a nuestro estudio, el poder se ha diversificado y la presidencia actual es ocupada por una investigadora de una universidad estatal y el secretario general es un miembro del CESU.

EL RECONOCIMIENTO CIENTÍFICO E INTELECTUAL Quienes poseen el reconocimiento científico otorgado por el SNI, son 87 agentes (43 mujeres y 44 hombres), es decir, 28% de nuestra población. El 77% de ellos se encuentran en IES del DF y la ZMCM. De los 67 investigadores SNI del DF y la ZMCM, 65% pertenece al nivel I, 19% al II, 12% al III y el 1% es investigador emérito. En las entidades federativas, la mayoría son agentes que han logrado ser reconocidos en el nivel I, y sólo dos, del estado de Aguascalientes, han alcanzado el II. Los 107 investigadores de nuestra población que tienen o han tenido participación editorial representan 35% de la población estudiada. De estos, 57% (61 agentes) han colaborado únicamente en comités editoriales de revistas especializadas con menor reconocimiento científico o con un arbitraje institucional. Los 46 restantes forman parte de consejos o comités editoriales de revistas especializadas reconocidas como Perfiles Educativos, Revista de Educación Superior, Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, y la Revista Mexicana de Investigación Educativa. El reconocimiento científico, intelectual y de poder acumulado les permite a los agentes la creación de un capital simbólico que les confiere el suficiente reconocimiento para diferenciarlos del resto de los agentes. Este capital simbólico les concede un poder dentro del campo de la IE, sin necesidad de contratos o nombramientos específicos. Prestigio acumulado a través de veinte o más años de antigüedad en el campo los distingue de los investigadores novatos o con poco capital construido. Este prestigio les permite lograr una jerarquía que los convierte en los ‘gatekeepers’, agentes que cuidan los saberes y la legitimidad del campo desde los comités, comisiones, cargos o nombramientos que representan. Un pequeño grupo de agentes, no más de 15, ha logrado, a través de la adquisición de varios capitales, un reconocimiento científico, intelectual y de poder que les otorga poder dentro del campo. Existe un grupo mayor de agentes, cerca de 60, que no han logrado alguno de los reconocimientos o capitales señalados, pero que poseen los que les permiten ejercer un poder en sus unidades o líneas de investigación. Los agentes entrevistados que han alcanzado dichos reconocimientos tienen una forma de pensar, sentir y practicar la IE que favorece la comunicación oral y escrita. Su capacidad para estar solos en el proceso de elaborar y construir ideas y para relacionarse con otros y crear pequeñas comunidades académicas es clave. Poseen una alta disciplina, un sentido de responsabilidad y profesionalismo que favorece tanto su desarrollo personal como la capacidad para encontrar apoyos y subsidios para investigar. Sus estructuras mentales, habitus, les permiten vivir la lucha de poderes en el campo como un reto, perfeccionando sus disposiciones para vencer la violencia simbólica. Los que cuentan con reconocimientos científicos, intelectuales y de poder son agentes cuyos habitus los impulsan a ser autorrealizantes. Encuentran en sus tareas sociales e intelectuales una riqueza incalculable de motivaciones para continuar creando y analizando problemáticas sociales. No se detienen ante las barreras y violencias simbólicas sociales e institucionales y se resisten a la influencia manipuladora de la cultura. Valoran altamente su individualidad y, por ello, no se dejan influir por las violencias simbólicas.

ASOCIACIONES CIENTÍFICAS/INVESTIGADORES El que los agentes pertenezcan o no a asociaciones que los acreditan como investigadores en educación nos permite analizar cuántos agentes del campo se encuentran relacionados a través de dichas asociaciones y la riqueza de su capital social, logrado a través de ellas u otras asociaciones generalmente ligadas más a su campo disciplinario. En la búsqueda realizada encontramos, del total de nuestros investigadores, a 234 agentes que pertenecen al Consejo Mexicano de Investigación Educativa, es decir, 76% de la población estudiada, y asociados a la RISEU 19%. El 41% pertenece a otro tipo de asociaciones, las cuales están relacionadas más con sus líneas de investigación o disciplinas de formación, por ejemplo, las sociedades Española de la Historia de la Educación, Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, y Mexicana de Física; así como las asociaciones de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe, Mexicana de Historia Económica, Mexicana de Sociología, Latinoamericana de Psicología Social y la Association Francophone Internationale de Recherche Scientifique en Education (AFIRSE). Al relacionar los datos de las diferentes asociaciones encontramos que 39% de la población estudiada se encuentra adscrita a dos o más y que el COMIE es el organismo que aglutina al mayor número de agentes, tanto de las entidades federativas como del DF y ZMCM. De hecho, el COMIE se ha convertido en un vínculo con el campo de la IE, del 84% de los agentes de las entidades federativas. En contraste con lo anterior, en 10% de los agentes de nuestra población no se encontraron indicios de su relación con asociación alguna. Si en realidad no se han interesado por vincularse a través de alguna agrupación científica, podríamos afirmar que se trata de un grupo de agentes que no han logrado formar un capital social fuera de sus unidades de investigación lo que, de algún modo, los margina dentro del mismo campo. Desde luego, no basta con estar interesado en la IE para pertenecer al campo. Se trata de producir e influir en él y ser, a su vez, afectado por éste. Los agentes de un campo están interesados en las recompensas, ganancias y sanciones que son fruto de la pertenencia al mismo. Aceptan, y a su vez determinan, las reglas de pertenencia al campo. Es decir, los agentes de la IE juegan las que el campo impone porque aspiran a la legitimidad en el mismo.

LOS AGENTES DE LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN MÉXICO*

UBICACIÓN POR UNIDADES La SEP (1995c) reporta la existencia de 382 instituciones de educación superior, en las cuales, por su grado de consolidación académica, podrían encontrarse las condiciones institucionales necesarias para realizar IE. Según datos reportados por Béjar y Hernández (1996:50), solamente existen en el país 45 centros de investigación cuya disciplina principal es la educación. Nosotros encontramos 51 unidades (IES, Centros de IE y organismos gubernamentales) donde laboran 308 agentes de la IE. Uno de los de nuestra población se reporta como independiente, por lo que no se relacionó con ninguna de las unidades. Es sabido que las instituciones, centros y asociaciones educativas ofrecen una cultura, es decir un sistema de valores y normas, un sistema de pensamiento y acción, que influyen profundamente en los individuos que dependen de ellas para su desarrollo profesional y económico. Las unidades de investigación con más reconocimiento en el campo transmiten a los agentes, a través de la pertenencia a ellas, un enriquecimiento a su capital social. Para lograr una ubicación y comprensión más detallada de los agentes, en las 51 unidades mencionadas buscamos las dependencias específicas en las que se encuentran. Hallamos 89, en 11 de las cuales, se ubica 56% de nuestra población. La dependencia que agrupa más investigadores en toda la república es el CESU-UNAM. En este centro se encuentran 67 agentes de la IE lo que representa 65% de los investigadores en educación de la UNAM, 33% de los investigadores del DF y ZMCM. El Departamento de Investigación Educativa del CINVESTAV agrupa a 25 agentes, que representan 12% de la población de investigadores del DF y ZMCM. En la Dirección de Investigación de la Universidad Pedagógica Nacional, plantel Ajusco, se ubican 11 investigadores, los cuales representan 5% de la población de investigadores del DF y ZMCM. En el área de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, se encuentran 7 agentes, 3.4% de los agentes del DF y la ZMCM. De las unidades privadas que conforman nuestra población, el Centro de Estudios Educativos y la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México, en el departamento de Educación, son las que más agentes de la IE reúnen, son 7 agentes en el CEE y 8 en la UIA. Todos ellos representan 7% de los agentes de la zona geográfica mencionada. Es, por lo tanto, en estas seis dependencias donde se ubica 60% de los investigadores del DF y ZMCM. El otro 40% (81 agentes) de dicha zona se encuentran repartidos en 40 dependencias, más uno de ellos que se reporta como consultor independiente. En las dependencias de las entidades federativas los 33 agentes de Jalisco se encuentran ubicados en 5 diferentes dependencias, en la SEP-Jalisco (12) y el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (12) es donde se encuentran agrupados el mayor número de agentes de esa entidad federativa. En Veracruz, en el Instituto de Investigaciones Educativas de la Universidad Veracruzana, en Xalapa, se ubican 11 de los investigadores de las entidades federativas. En la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), los 7 agentes encontrados se ubican en el Departamento de Educación. Los datos recabados indican que de los agentes de la IE que se ubican en las entidades federativas, 55% se encuentra laborando en siete dependencias de cinco estados de la república y que el 45% restante está repartido en 36 dependencias. La dispersión de los agentes de las entidades federativas entre este gran número de dependencias es un obstáculo que explica el escaso capital social que logran ellos a través de sus centros de trabajo. Otra característica que marca diferencias importantes en las diversas dependencias, es el número de hombres y mujeres que las integran. Estas diferencias de género en los grupos sin duda le da características desiguales a las interacciones entre los agentes y entre grupos, ya que las historias de vida, que constituyen la forma de ser y sentir la práctica profesional, señalan las controversias que los agentes han tenido que enfrentar en el transcurso de sus procesos de formación. En las entidades federativas, en general es mayor el porcentaje de agentes del género masculino, sin embargo, en algunas dependencias, como en el CUCSH-UdeG, por ejemplo, en su mayoría son mujeres.

Topic principal

UBICACIÓN POR ZONA GEOGRÁFICA El 66% de la población estudiada (205 agentes), se encuentran en el Distrito Federal (DF) y zona metropolitana de la ciudad de México (ZMCM). El 34% restante (104) laboran en 18 de las entidades federativas del país. Jalisco, con 33 agentes, es el estado con más investigadores; le siguen en número Veracruz (15), Yucatán (8), Aguascalientes (7) y Puebla (7), entre otros. Estos datos nos permiten afirmar que existe una centralización de investigadores de la educación en el DF y ZMCM del país (cuadro 1). La ubicación geográfica en la que residen los agentes se convierte en un capital social que favorece o dificulta el acceso al campo. Es más probable que un agente pueda incorporarse a una comunidad científica e identificarse como investigador educativo en la zona en que existe un gran número de investigadores y unidades que apoyan la IE como en la ZMCM (cuadro 2) o en Guadalajara, que en otras entidades de la república.

Se escogió la teoría de los campos del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1987, 1988, 1990, 1996, 1999) ya que ésta orienta al estudio de microcosmos sociales, profundizando en la comprensión de la actuación de los sujetos, no sólo en su descripción, sino incorporando el conocimiento de la red de relaciones objetivas entre los agentes y sus instituciones. Esta investigación nació del interés por conocer cómo se encuentra conformado el campo de la investigación educativa (IE) en México y cuáles son las formas de capital activas en el mismo. Los objetivos planteados se centraron en describir la estructura y dinámica del campo de la IE a partir de los capitales (social, institucional, objetivado y simbólico) y las formas de pensar, sentir y practicarla (habitus) que poseen los investigadores en educación en México. El trabajo realizado, que se inscribe en la perspectiva interpretativa, se fundamentó en una investigación documental (análisis de información bibliográfica), y una de campo que consistió en dos etapas; (1) Primera etapa: Reportada como preliminar de campo, permitió la localización de los investigadores y el análisis de los datos de éstos —obtenidos a través de la base de datos IRESIE, síntesis de los curricula vitarum de los agentes solicitada y enviada vía correo electrónico, búsqueda en internet de páginas web de instituciones de educación superior (IES) y asociaciones, entre otros—. (2) :Segunda etapa: Consistió en realizar entrevistas a profundidad a 15 agentes considerados informantes clave. Es importante señalar que una de las limitaciones de este trabajo es que la productividad académica de los agentes se analizó sólo a través de las publicaciones reportadas por IRESIE y no mediante los curricula vitarum completos de cada uno de ellos. Guiados por el concepto “agentes de un campo” propuesto en la teoría de los campos de Bourdieu, hemos tomado como pertenecientes al campo de la IE a aquellos investigadores que pertenecen a algún tipo de organización o unidad que es considerada, por sus características y requisitos de entrada, como perteneciente a la investigación educativa en México pero que, además, han participado en forma activa en el campo. Se utilizaron los siguientes criterios de inclusión para determinar quién pertenece a la IE: a) Ser miembro de alguna asociación perteneciente al campo en México —COMIE, Red de Investigadores sobre Educación Universitaria (RISEU)— o laborar en centros de investigación educativa. b) Mostrar una participación activa en el campo (publicar sus trabajos, formar parte de comités editoriales, desempeñar cargos directivos en el campo, intervenir activamente en congresos a través de conferencias magistrales, etcétera). En total fueron 309 personas las que cumplieron con los criterios señalados y por lo tanto los que formaron nuestra población de estudio. De éstos, 52% son mujeres y 48% hombres. A partir de los datos encontrados presentamos una descripción cuantitativa y cualitativa de los agentes.

Subtópico

ANTIGÜEDAD EN EL CAMPO DE LA IE En la presente investigación hemos ubicado la antigüedad de los investigadores en el campo basándonos en la referencia de la fecha más antigua obtenida de sus publicaciones sobre educación. La base de datos IRESIE fue una de las fuentes en donde obtuvimos dichos datos, otra fue los propios curricula de los agentes. A solicitud de los investigadores, vía e-mail, los agentes enviaron y corrigieron la síntesis de su curriculum vitae. Los investigadores con más antigüedad en el campo se sitúan a finales de la década de los sesenta. En el presente análisis sólo pudimos ubicar a dos agentes en ese periodo: Pablo Latapí Sarre y Carlos Muñoz Izquierdo. María de Ibarrola Nicolín, Olac Fuentes Molinar, Sylvia Schmelkes del Valle, Víctor Arredondo Álvarez, Felipe Martínez Rizo, Bertha Salinas Amescua y Jean Pierre Vielle Douxchamps forman un segundo grupo, ellos se iniciaron en el campo entre principios y mediados de los setenta. A principios de la década de los ochenta, se incorporan al campo 89 investigadores, de los cuales el 83% son agentes que se ubican en el DF. Otro número significativo de agentes, 54% de la población estudiada, se iniciaron en el campo entre finales de la década de los ochenta y principio de los noventa. Este fenómeno parece ser una consecuencia directa de que los posgrados en educación en nuestro país se incrementaron en los últimos 10 años y de que los primeros grupos ayudaron en forma muy importante a la conformación del campo. En las entidades federativas, 66% de los agentes se incorporan al campo al inicio de la década de los noventa. Es decir, el incremento de agentes de la IE en el interior del país se da 10 años después que en el DF y ZMCM.

LAS “REGLAS DEL JUEGO” DE LAS UNIDADES Y SU RELACIÓN CON LAS FORMAS DE PENSAR, SENTIR Y PRACTICAR LA IE La naturaleza, líneas y políticas de las instituciones y unidades de investigación no sólo enmarcan y orientan la práctica de investigación de sus agentes sino que también proporcionan una identidad y un espacio de socialización a los que las conforman. Entre más orientada esté la institución hacia la IE, más reconocimiento tendrá en el campo; y entre más agentes del campo agrupe, mayor será el espacio de socialización que proporcione a sus agentes. Favorecerá el crecimiento de un capital social en ellos y determinará el desarrollo de un estilo de pensar y sentir la IE, que caracterizará el trabajo profesional de los agentes. Dicha forma de pensar y sentir la IE conforma y determina la interacción de los agentes y su manera de pensar su compromiso como investigadores. Los centros que favorecen el reconocimiento intelectual de sus agentes y orientan “las reglas de control” hacia el desarrollo de una productividad intelectual favorecen el desarrollo y compromiso de sus miembros. Las instituciones en donde se exige un trabajo “bajo un control” con características más burocráticas, sin estimular y apoyar el trabajo intelectual, favorecen el desarrollo de una forma de pensar, sentir y llevar a cabo el trabajo de investigación que se aleja de lo requerido para la formación de agentes de la IE productivos. Las unidades cuya labor sustantiva es la investigación muestran claramente las “reglas del juego” a través de sus sistemas de evaluación, donde la producción derivada de los proyectos de investigación tiene un papel primordial. Las unidades en donde lo sustantivo está centrado en la labor docente tienen reglas confusas con respecto al trabajo de investigación y a la labor intelectual de los agentes, siendo poco estimuladas y apoyadas. Existe una diferencia clara en la forma de practicar, pensar y sentir la labor investigativa entre los agentes que laboran en centros reconocidos por su alta productividad y aquellos que se ubican en unidades poco productivas. En las unidades donde la investigación no es el trabajo central del agente, sus formas de pensar, sentir y practicar la IE se enfocan más en la supervivencia como investigador que en la productividad de excelencia. Las unidades presentan un sistema complejo de calidades desiguales, tanto en su estructura administrativa como en los recursos disponibles, lo que impide hablar de capitales sociales y habitus comunes a los agentes de la IE en México. Las condiciones de posibilidad de ser investigador educativo, otorgadas por las instituciones, son condiciones de existencia que actúan de forma invisible, porque en lo esencial son negativas. La verdadera posibilidad de ser investigador sólo se logra a través de la independencia sobre las determinaciones y controles institucionales, lo cual se adquiere si hay un distanciamiento efectivo de la necesidad económica y social.