La contaminación auditiva es un problema creciente en las grandes ciudades y se manifiesta a través del ruido del tráfico, el sonido de las fábricas, la música alta en eventos y discotecas, e incluso los gritos.
Contrario a la creencia de que la sordera llega con la edad y que son los ancianos los más propensos a ella, actualmente son los jóvenes los más afectados.
Recientemente, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos realizó un estudio con jóvenes entre los 15 y 25 años que vivieran en diferentes ciudades, y encontró con asombro que ninguno de ellos poseía íntegra su capacidad auditiva.
El tránsito, la música en las discotecas, conciertos o fiestas; el sonido de las fábricas e, incluso, los gritos, son grandes enemigos de la salud auditiva y mental.
De acuerdo con investigaciones del Instituto Nacional de Comunicación Humana, un 80 por ciento de los habitantes de las grandes ciudades sufren cierto nivel de sordera.