по jeniffer molina sierra 5 лет назад
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Actualmente, es indiscutible la necesidad de una sólida formación científica desde la educación inicial, que despierte en los niños el interés por la ciencia, los encamine por el maravilloso mundo de la investigación y los convierta en protagonistas de los cambios que la sociedad necesita.
Es necesario entonces ofrecer una sólida formación en ciencias que debe comenzar en los primeros años de escolaridad, que acentúe el desarrollo de actitudes y habilidades científicas, sin descuidar los contenidos de tipo teórico, mediante proyectos y experiencias que permitan a los niños expresar su curiosidad natural en la cotidianidad de la escuela. Estas vivencias deben constituirse en experiencias investigativas en las que tanto docentes como estudiantes interactúen en la búsqueda de respuestas a sus propios interrogantes.
Las habilidades científicas son llamadas también habilidades del proceso científico, habilidades investigativas, habilidades básicas para investigar o habilidades de pensamiento científico. En general, todas se refieren a las habilidades para resolver problemas de la vida en cualquier ambiente. Sordo (2006) considera que las habilidades científicas son las cosas que hacen los científicos cuando estudian e investigan cómo observar, medir, inferir, predecir y experimentar.
la ciencia es un conjunto organizado y validado de conocimientos que explican cómo es el mundo en que vivimos a creer que la ciencia es un tipo de actividad humana y por ello compleja y difícil de describir.
La interacción directa con el entorno, la observación y el diálogo con otros les permite a los niños la posibilidad de plantearse preguntas que dan origen a proyectos de investigación, permitiendo así que los maestros transformen sus prácticas pedagógicas (Obando, 2011). Aunque la actividad práctica es importante, también lo son la plática, el pensamiento y la imaginación. El desarrollo de habilidades científicas en los niños desde temprana edad propicia avances significativos en su aprendizaje, que los educadores pueden evidenciar. Glauert (1998) asegura que, a medida que los niños ganan experiencia, es posible que cada vez más: 1. Hagan preguntas y sugieran ideas. 2. Hagan predicciones y explicaciones basadas en conocimientos y experiencias previas. 3. Diseñen exploraciones e investigaciones más sistemáticamente, comiencen a usar las mediciones y a reconocer la necesidad de hacer pruebas confiables
4. Identifiquen patrones en sus observaciones. 5. Sean capaces de comunicar los hallazgos de varias formas. 6. Establezcan vínculos entre una situación y otra y comiencen a aplicar ideas en nuevas situaciones. 7. Muestren confianza e independencia en su acercamiento a las actividades de la ciencia.
En los últimos años, han aumentado los escritos y las reflexiones en torno a la enseñanza de las ciencias en la escuela, sobre todo en los primeros años. Cada día se es más consciente de la importancia de tener una sólida formación científica desde la educación inicial, que despierte en los niños el interés por la ciencia y los encamine por el mundo de la investigación. Pese a esto, aún la ciencia es concebida como exclusiva de intelectuales o superdotados, vestidos con bata blanca, encerrados en laboratorios, inventando soluciones a los grandes problemas que amenazan a la humanidad.
La curiosidad es una actitud presente en los humanos que se manifiesta con mayor intensidad en los primeros años de vida. El Diccionario de la lengua española le asigna un significado un tanto despectivo y coloquial, al definir el término curiosidad como el deseo de saber alguien lo que no le concierne, o un vicio que lleva a alguien a inquirir lo que no debería importarle o el cuidado de hacer algo con primor. Mientras que la enciclopediadelasalud.com (s. f.) define la curiosidad como la tendencia a explorar, experimentar e indagar sobre algo que se considera nuevo, como un instinto natural ventajoso para la supervivencia, ya que empuja a buscar información en el medio y a interactuar con él y que facilita la creatividad. Es cualquier comportamiento inquisitivo natural que conlleve observar, examinar, indagar, averiguar, experimentar, preguntar, investigar, descubrir, inquirir, probar, escudriñar e interactuar con el mundo que hay alrededor para conseguir más conocimiento. La curiosidad ha sido considerada como un impulso incontrolable (cuando se siente curiosidad por algo es porque se quiere conocer más sobre lo que llama la atención). Por eso se dice que la curiosidad es el inicio del conocimiento, puesto que precisamente esa necesidad de conocer es lo que ha llevado a la humanidad a desarrollar diferentes métodos de investigación para encontrar respuesta a las inquietudes.