Las Islas Canarias, gracias a su ubicación estratégica, se convirtieron en un punto clave en las rutas de navegación hacia África y Sudamérica. Durante el siglo XIX, sus puertos comenzaron a servir como estaciones carboneras para barcos de diversas nacionalidades, incluyendo ingleses, alemanes y franceses.
Las compañías extranjeras controlaban buen parte de las operaciones comerciales, la actividad portuaria, la banca y los seguros. La opinión pública local acuñó el término "britanización" para hacer referencia a esta hegemonía extranjera
A comienzos del siglo XX la presencia extranjera, y particularmente británica, adquirió gran protagonismo en Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife y el Puerto de la Cruz.
Los puertos canarios
El archipiélago se convirtió en un escenario más de la rivalidad colonial entre el Reino Unido y Alemania.
Desde 1880 los puertos canarios se convirtieron en estaciones carboneras para los vapores ingleses, alemanes, franceses y de otras nacionalidades que comunicaban con los puertos europeos.
Debido a la situación geográfica del archipiélago, Canarias se convirtió en un enclave de gran importancia en las rutas de navegación hacia el continente africano y América del Sur.
Destino turístico
A comienzos del siglo XX, Las Palmas, el Puerto de la Cruz y, en menor medida, Santa Cruz de Tenerife se convirtieron en localidades muy visitadas por los turistas ingleses que, con frecuencia, acudían al archipiélago a recuperarse de alguna enfermedad.
Para el Reino Unido las islas Canarias desempeñaban tres funciones económicas
Popular destino turístico
Un destacado centro para la producción y exportación de fruta.
Eran una importante estación carbonera.
Nuevos cultivos de exportación
El plátano se convirtió en el principal motor de la actividad económica insular en el primer tercio del siglo XX. Su elevada rentabilidad atrajo grandes inversiones y le permitió ocupar las mejores zonas de cultivo.
En torno a 1900 la expansión de los nuevos cultivos de exportación (plátanos, tomates y papas) permitió a los agricultores y comerciantes superar la grave crisis provocada a finales del siglo XIX por la depreciación de la cochinilla.