Kategorier: Alla - transición - política - democracia - investigación

av RichaRdo RichaRdo för 3 årar sedan

1091

La democracia en América Latina

La evolución democrática en América Latina ha sido marcada por fluctuaciones significativas entre periodos de autoritarismo y fases de democratización. Después de la Segunda Guerra Mundial, la región experimentó un largo periodo de gobiernos autoritarios, especialmente durante las décadas de 1960 y 1970.

La democracia en América Latina

La democracia en América Latina

La más extensa sección se enfoca en los debates teóricos sobre el origen y la durabilidad de la democracia, entendida como un tipo de régimen político. La discusión está organizada en torno a cinco líneas de investigación, sobre la modernización económica, la cultura, el desarrollo capitalista y las clases sociales, las coyunturas críticas, y lo político-institucional. Bajo estos cinco encabezamientos, se discuten las principales ideas y críticas teóricas, y se resumen los hallazgos de la investigación empírica.

Otra línea de investigación sobre regímenes y democracia en América Latina coloca de lleno la atención en los agentes de la política, es decir, los actores que participan en actividades políticas y toman decisiones políticas, y en las instituciones políticas diseñadas por los actores políticos y que, a su vez, facilitan y constriñen la acción política rutinaria. Esta investigación, como la literatura sobre coyunturas críticas, se distingue de las teorías que ven las causas de los regímenes y la democracia solamente en factores societales — un elemento común en las hipótesis de la teoría de la modernización sobre el desarrollo económico, la cultura cívica y las clases sociales— y reconoce la autonomía de la política. Pero las teorías político-institucionales suelen ir más allá de la literatura sobre coyunturas críticas al poner un acento en características de las élites políticas y la dinámica de la esfera política propiamente dicha.
Un cuerpo de literatura sobre regímenes y democracia en América Latina se ha basado en un modelo de coyuntura crítica y ha presentado una serie de argumentos que se basan en este modelo. Una característica distintiva de estos modelos es que explican desarrollos políticos en términos de los legados de eventos que se produjeron muchas décadas en el pasado en lugar de postular causas y efectos que están cerca en el tiempo, como es más habitual en las teorías expuestas anteriormente. Otra característica clave es que los modelos de coyuntura crítica, aunque invocando variables económicas y sociales, suelen incorporar variables políticas como factores explicativos centrales y por lo tanto proponen teorías que sistemáticamente reconocen la autonomía de la política. Así, aunque la literatura sobre coyunturas críticas es muy diversa, introduce una ruptura significativa con respecto a las tres líneas de investigación discutidas anteriormente y ofrece una alternativa a las teorías societales a través de su énfasis en explicaciones históricas y políticas.

La historia de la lucha por la democracia en América Latina es relativamente extensa y variada. Las muestras más palpables de esta lucha fueron las olas de democratización y desdemocratización, esto es, las fluctuaciones hacia y desde la democracia, que barrieron la región luego de la Segunda Guerra Mundial, y que involucraron un período largo de autoritarismo duro en las décadas de 1960 y 1970 y las transiciones hacia la democracia en las décadas de 1980 y 1990. A partir de entonces, se abrió una nueva y extremadamente positiva fase en la vida política de la región. Los temores de una vuelta al autoritarismo resultaron ser injustificados y gradualmente la democracia asumió el estatus de norma regional. En efecto, un hecho inequívoco en la política latinoamericana en el siglo XXI es que nunca antes tantos países de la región habían sido democráticos por tan largo tiempo.

Topic principal

La opción entre democracia y sus alternativas ha sido un eje central de los conflictos políticos en Latinoamérica desde los comienzos del siglo XX. Un preludio indispensable de estos conflictos fue el proceso de formación del Estado, que ocupó el centro de la escena de la vida política luego de la consecución de la independencia de los países latinoamericanos hace aproximadamente 200 años. Pero, en la medida que el proceso de formación del Estado generó un centro de poder político reconocido y por lo tanto una semblanza del orden político, la lucha entre fuerzas a favor y en contra de someter el poder político al control democrático ganó centralidad.

Otra cuestión que ha sido recientemente debatida es si las reformas neoliberales implementadas en América Latina durante los años 1980 y 1990 constituyen una nueva coyuntura crítica. Véase, entre otros, Collier y Handlin (2009) y Tanaka (2009).
Aunque la literatura más amplia sobre coyunturas críticas en la política comparada fue iniciada en gran parte por Lipset y Rokkan (1967), la formalización explícita de este tipo de explicación por Collier y Collier (1991: Cap. 1) estimuló una discusión más explícitamente teórica y metodológica sobre el modelo de coyunturas críticas.
Gran parte de la literatura de la escuela de la modernización sobre la base de clase de la democracia se vincula con una teoría culturalista. Por ejemplo, Lipset (1959a: 83, 89,1950b: 482) sostuvo que el fortalecimiento de una clase media es favorable a la democracia porque los miembros de la clase media se caracterizan por un punto de vista político moderado que contrarresta los valores extremistas y autoritarios de la clase obrera, vista por Lipset como teniendo actitudes más extremistas y autoritarias que las clases medias y altas.
Una literatura relacionada se ha centrado en la religión. Por ejemplo, Lipset (199a: 65, 92-93) argumentó que el protestantismo es propicio para el desarrollo de valores democráticos, pero que el catolicismo no tiene un efecto similar. Sin embargo, una prueba preliminar, sobre la base de una simple distinción entre países protestantes, católicos y musulmanes, no encuentra impacto de la cultura entendida de este modo ya sea en la probabilidad de una transición a la democracia como en la durabilidad de la democracia (Przeworski, Cheibub y Limongi 2004). Para más evidencia empírica en contra de las teorías culturales, véase Valenzuela y Valenzuela (1983:15-22).
Tras articular cuidadosamente lo que quieren decir por legitimidad y tras proponer una medida multidimensional de la legitimidad, Booth y Seligson (2009) consideran el impacto de la legitimidad sobre las actitudes y los comportamientos de los ciudadanos. A pesar de que no se centran en hechos relacionados directamente con el quiebre de la democracia, avanzar el argumento de que la falta de legitimidad podría proporcionar un terreno fértil para las élites que quisieran socavar la democracia e, interesantemente, sugieren que, sobre la base del análisis de los ocho países que estudiaron utilizando datos de 2004, están preocupados por las perspectivas de la sobrevivencia de la democracia en Honduras-Guatemala también está señalada como un caso preocupante (Booth y Seligson 2009:150,220, 241-57). Habida cuenta de que el libro de Booth y Seligson se publicó en febrero de 2009 y que el Presidente Zelaya de Honduras fue desplazado del poder en junio de 2009, bien puede haber algo en el argumento sobre la importancia de las creencias del público general.
Otra rama de este debate ha sido la discusión sobre la maldición de los recursos (resource curse) en América Latina, que es relevante para la tesis de la modernización en que se enfoca no sólo en un nivel agregado de desarrollo económico sino en la composición de las actividades económicas y los sectores de la economía que ganan prominencia (Karl 1997, Dunning 2008). Esta literatura ofrece un puente con la literatura sobre el desarrollo capitalista analizado a continuación y articula las consecuencias políticas de los factores económicos de una forma más directa y compleja que es estándar en la teoría de la modernización.

Este artículo ofrece una visión general de la literatura sobre la lucha por la democracia en América Latina; regímenes políticos y democracia en América Latina, se enfoca en los debates teóricos acerca del origen y la durabilidad de la democracia, y discute las principales ideas y críticas teóricas así como los hallazgos de la investigación empírica.

La discusión está organizada en torno a cinco líneas de investigación, sobre la modernización económica, la cultura, el desarrollo capitalista y las clases sociales, las coyunturas críticas, y lo político-institucional. Las fronteras de la investigación sobre democracia en América Latina son también abordadas.

PROTESTAS GENERALIZADAS

La visión general de los estudios sobre regímenes y democracia en América Latina que presenta este artículo arroja un saldo muy positivo. Una vasta literatura ha abordado un tema político clave y dado pasos importantes. Ha contribuido a los debates teóricos, algunas veces a través de críticas a las teorías desarrolladas fuera de la región, otras veces mediante la propuesta de nuevas teorías. Y ha contribuido a la comprobación empírica de teorías, a veces a través del estudio de los países latinoamericanos por sí mismos, otras veces a través del análisis de los países latinoamericanos junto con países de otras regiones. De hecho, desde la década de 1970 la agenda de investigación sobre regímenes y democracia en América Latina no solo ha generado muchos conocimientos sobre las realidades políticas latinoamericanas. Además, ha of recido una perspectiva latinoamericana — en contraposición a un mero punto de contraste para ideas formuladas en el contexto de las sociedades ricas— sobre los debates convencionales dentro de la política comparada y ha ayudado a hacer de la política comparada una empresa genuinamente mundial.

Una tercera línea de investigación en la literatura sobre regímenes y democracia en América Latina, que tiene algunos vínculos con las dos anteriores, se centra en la naturaleza del proceso de desarrollo económico, rastrea el impacto del desarrollo económico sobre la estructura social, y luego conecta diferencias en la estructura social con las perspectivas de alcanzar y mantener la democracia. La tesis central de esta literatura, sobre la cual hay un amplio grado de acuerdo, es que una clase específica de desarrollo económico, el desarrollo capitalista, está asociada con la democracia porque fomenta el fortalecimiento de las clases sociales que pueden of recer un contrapeso al Estado y que probablemente luchen por la representación política. En breve, el capitalismo es comúnmente considerado una condición necesaria, aunque no suficiente, de la democracia. No obstante, ha habido un debate acerca de qué clases sociales, y qué configuraciones de clases, son más conducentes a la democracia.

Un primer conjunto de desafíos se refieren a las preguntas viejas sobre los orígenes y la durabilidad de la democracia, definida en términos minimalistas, que han sido discutidas en este artículo. En cuanto a la teorización, es necesario seguir trabajando para formular teorías más claras, tanto en el sentido de especificar si se trata de explicar los orígenes y/o la durabilidad de la democracia, como de especificar si las teorías son complementarias o están en competencia. Relacionadamente, es necesario desarrollar teorías que no estén formuladas simplemente en términos de tal o cual variable, una forma de hacer teoría que está llevando a la postulación de un número cada vez mayor de las hipótesis posibles,24 y que en vez aborden de forma explícita cómo las diferentes variables interactúan y forman cadenas causales.

El socialismo del siglo XXI es un concepto formulado en 1996 por el sociólogo alemán-mexicano Heinz Dieterich Steffan, El término adquirió difusión mundial desde que fue mencionado en un discurso por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez el 30 de enero de 2005 desde el V Foro Social Mundial El modelo de Estado socialista del socialismo del siglo XXI es un socialismo revolucionario que se debe directamente de la filosofía y la economía marxista, y que se sustenta en cuatro ejes: el desarrollismo democrático regional, la economía de equivalencias, la democracia participativa y protagónica y las organizaciones de base. El propio Dieterich afirma que el socialismo del siglo XXI «tiene doscientos años de evolución y cuatro fases de desarrollo»: 1) la fase fundacional del socialismo utópico, 2) la fase de madurez del socialismo científico de Karl Marx y Frederich Engels, 3) la fase práctica del socialismo del siglo XX o del socialismo realmente existente y, 4) el socialismo del siglo XXI «superando los fracasados sistemas de estatización»

De acuerdo con Heinz Dieterich, para avanzar hacia el socialismo del siglo XXI se requiere la combinación de tres políticas:11 1. su planificación y ejecución democrática (autogestión coordinada); 2. la medición del valor de sus productos y servicios (valorización) mediante unidades de tiempo (valor de trabajo) y, 3. el intercambio de equivalencias.