作者:SEBASTIAN MEYER 5 年以前
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El boom latinoamericano fue un fenómeno literario que surgió entre los años 1960 y 1970, que se generó a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando todo el trabajo de un grupo de novelistas latinoamericanos relativamente joven fue ampliamente distribuido en Europa y en todo el mundo.
Las novelas del boom son esencialmente vanguardistas. Tratan al tiempo de una manera no lineal, suelen utilizar varias perspectivas o voces narrativas y cuentan con un gran número de neologismos (acuñaciones de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso blasfemias. Como escribió el escritor Pope, el estilo del boom «se basaba en una superposición cubista de diferentes puntos de vista, cuestionaba el tiempo y el progreso lineales y era técnicamente complejo. Lingüísticamente segura de sí misma, utiliza la lengua vernácula, sin excusas».
Otras características notables del boom son el tratamiento de los escenarios rurales y urbanos, el internacionalismo, el énfasis tanto en la historia y la política, así como el cuestionamiento de la identidad regional y nacional. La literatura del boom rompe las barreras entre lo fantástico y lo cotidiano, convirtiendo esta mezcla en una nueva realidad. De los escritores del boom, Gabriel García Márquez está más estrechamente relacionado con el uso del realismo mágico; de hecho, se le atribuye el haberlo puesto «de moda» tras la publicación de Cien años de soledad en 1967
REALISMO MAGICO
En los extremos de la literatura, Brett Levinson afirma que el realismo mágico, «un modo estético clave dentro de la ficción reciente de América Latina... se materializa cuando la historia de América Latina se revela como incapaz de explicar su propio origen, una incapacidad que tradicionalmente representa... una demanda de un mito: los mitos como un medio para explicar los principios que escapan a la narración de la historia». Los escritos de los Cronistas de Indias, representa lo exótico «nuevo mundo» y sus relatos de la conquista de nuevas tierras extrañas se aceptó como la historia.25 Estas historias fantásticas a menudo ayudaron a conseguir una nueva estética, que se transformó en el realismo mágico y «(tal como la concibió Alejo Carpentier), el realismo maravilloso y lo real maravilloso. De acuerdo con esta estética, las cosas irreales son tratadas como realistas y las cosas mundanas como elementos irreales., mientras que a menudo se basan en experiencias reales, extrañas, fantástica y legendaria, los pueblos ajustes míticos, especulativo, y los personajes que, aunque plausible, también podría ser irreal, y combinar la verdad, lo imaginario y lo inexistente, de manera tal que son difíciles de separar
FICCION HISTORICA
Un interés por la historia es otra característica de las novelas del período de auge.27 El paradigma de ello es la Novela del dictador, donde las figuras y acontecimientos históricos fueron retratados de manera que las conexiones entre ellas y los acontecimientos contemporáneos en América Latina no podían ponerse en duda. Un ejemplo es el de Roa Bastos Yo el Supremo, que representa en el siglo XIX la dictadura paraguaya de José Gaspar Rodríguez de Francia, pero fue publicado en el apogeo del régimen de Alfredo Stroessner, escribe que «en los novelistas del boom se mostraba una comprensión sofisticada de la capacidad de su género para describir las historias paralelas y alternativas. Y participaron activamente en los debates culturales y políticos de la región que cuestionaron el significado y el valor de la historia
Aunque la mayoría de los críticos coinciden en que el boom comenzó en algún momento de 1960, hay cierto desacuerdo en cuanto a la obra que debe ser considerada como la primera novela del boom. Para algunos (como Alfred McAdam) sería Rayuela, de Julio Cortázar (1963), mientras que otros prefieren La ciudad y los perros de Vargas Llosa, que ganó el Premio Biblioteca Breve en 1962.17 Fernando Alegría considera a Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos (que fue publicada en 1960) como la obra inaugural del boom, aunque, como señala Shaw, podríamos remontarnos a 1949 con Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias.
Otra variante es la articulada por Randolph D. Pope: «La historia del auge podría empezar cronológicamente con El señor Presidente de Miguel Ángel Asturias (publicada en 1946, pero empezada en 1922). Otro punto de partida podría ser El túnel de Ernesto Sabato (1948) o El pozo de Juan Carlos Onetti (1939). O yendo aún más atrás, a los movimientos vanguardistas de la década de 1920. Sin embargo, los escritores del boom se declararon huérfanos y sin ningún modelo autóctono, atrapados entre su admiración por Faulker, Proust, Joyce, Mann, Woolf, Kafka, Sartre y otros escritores europeos y su necesidad de tener una voz propia hispanoamericana, aunque rechazando a los más respetados escritores de Hispanoamérica indigenistas, criollistas, y mundonovistas». Antecedentes claros en este sentido fueron La señorita etc. (1922), de Arqueles Vela, y Las lanzas coloradas (publicada en 1931), de Arturo Uslar Pietri, dos de las primeras novelas vanguardistas latinoamericanas.
Los representantes más importantes del boom afirmaron que eran «huérfanos» de generación literaria, sin ningún «padre» latinoamericano de influencia; sin embargo, reconocieron que debían gran parte de su innovación estilística a los vanguardistas.19 Jean Franco señala como una característica marcada del boom «la negativa a identificarse con narraciones rurales o anacrónicas, como la novela de la tierra».
El auge de la literatura latinoamericana comenzó con los escritores José Martí, Rubén Darío y José Asunción Silva, cuyas obras presentan desviaciones modernistas con respecto a los cánones literarios del viejo continente. Los escritores modernistas europeos como James Joyce también influyeron en los novelistas del boom, al igual que los escritores latinoamericanos del movimiento de Vanguardia. Elizabeth Coonrod Martínez sostiene que los escritores de la Vanguardia y sus novelas de carácter innovador y desafiante fueron los "verdaderos precursores" del boom.
Con el éxito del boom, las obras de una generación anterior de escritores fueron asequibles para un público nuevo y ampliado. Estos precursores fueron Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Juan Carlos Onetti y Juan Rulfo.
El boom tuvo un impacto inmediato, ya que cambió la forma en que la cultura latinoamericana fue vista en todo el mundo. Por supuesto, la traducción desempeña un papel importante en el éxito de los escritores del boom, ya que otorgó al conjunto una audiencia mucho mayor. Es más, estos autores, en general bastante jóvenes, siguieron produciendo novelas durante cuatro décadas y el auge abrió la puerta a nuevos escritores de América Latina en el escenario internacional. Una prueba del impacto global del boom fue el hecho de que los escritores jóvenes tuvieron a Fuentes, García Márquez o Vargas Llosa como mentores. Uno de los traductores más destacados al inglés fue Gregory Rabassa (1922-2016).
La década de 1960 se caracterizó por una gran agitación social en toda América Latina, en un clima político, económico y diplomático fuertemente influido por el dinamismo de la Guerra Fría. Estas condiciones sirvieron de base para el trabajo de los escritores del boom, y definieron el contexto en el que sus ideas, a veces radicales, tenían que funcionar. El triunfo de la Revolución cubana en 1959 y el intento frustrado de Estados Unidos de invadir la isla caribeña a través de la bahía de Cochinos pueden considerarse como el inicio de este período.4 La vulnerabilidad de Cuba la llevó a estrechar lazos con la URSS, lo que dio lugar a la crisis de los misiles en 1962, situación en que los estadounidenses y los soviéticos estuvieron más cerca que nunca de la guerra nuclear.5 Por otra parte, en las décadas de 1960 y 1970, los regímenes militares dictatoriales, ya fueran de derecha, ya de izquierda, predominaron en los países de la región. Por ejemplo, el 3 de octubre de 1968, el general peruano Juan Velasco Alvarado, que encabezaría un Gobierno de índole izquierdista, expulsó del poder al presidente constitucional Fernando Belaúnde Terry; mientras que el 11 de septiembre de 1973, Salvador Allende, el primer presidente socialista democráticamente elegido en el mundo, fue derrocado y reemplazado por el general Augusto Pinochet, que habría de gobernar Chile con el apoyo de la derecha hasta el final de la década de 1980.678 Hay quienes sostienen que algunos de estos Gobiernos cooperaron entre sí en la ejecución de un plan llamado Operación Cóndor, que permitía «disponer libremente de los órganos de Gobierno» para capturar a opositores políticos, quienes eran torturados o, incluso, eliminados
El boom latinoamericano fue un fenómeno editorial y literario que surgió entre los años 1960 y 1970, cuando el trabajo de un grupo de novelistas latinoamericanos relativamente jóvenes fue ampliamente distribuido en todo el mundo. En el período comprendido entre 1950 y 1975 se produjeron cambios importantes en la forma en que la historia y la literatura se planteaban en términos de interpretación y escritura.10 También se produjo un cambio en la percepción del español por los novelistas estadounidenses. El desarrollo de las ciudades, la mayoría de edad de una clase media grande, la Revolución cubana, la Alianza para el Progreso, el aumento en la comunicación entre los países de América Latina y una mayor atención a América por parte de los Estados Unidos y Europa contribuyeron a este cambio.11 El triunfo de la Revolución cubana y su consolidación a pesar de sendas invasiones desde EE. UU. aceleraron un cambio en la política cultural de EE. UU. hacia América Latina, lo cual devino en la llamada Alianza para el Progreso, por la cual EE. UU. se vio forzado a incluir y reconocer a Latinoamérica en el plano internacional. Los acontecimientos políticos más importantes de la época fueron la caída en 1955 del general Juan Domingo Perón en Argentina a manos de la derecha pro-estadounidense, el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, el golpe que derrocó a Allende en Chile en 1973, la lucha violenta y prolongada de la guerrilla urbana, brutalmente reprimida por las dictaduras en Argentina y Uruguay y la violencia sin fin en Colombia.10 Dentro de este convulsionado período, se ven afectados los escritores tal como se evidencia en sus explicaciones o testimonios.
La mayor atención prestada a los novelistas latinoamericanos y su éxito internacional en la década de 1960, fue el fenómeno que se conoció como el boom. Lo que principalmente centró la atención del mundo sobre América Latina fue el triunfo de la Revolución cubana en 1959, que prometía una nueva era. El período de euforia por dicho acontecimiento se puede considerar como concluido cuando el 20 de marzo de 1971 el gobierno de Cuba endureció su política de partido y el poeta Heberto Padilla fue detenido a raíz del recital de poesía dado en la Unión de Escritores, donde leyó "Provocaciones". Padilla fue arrestado junto con la poetisa Belkis Cuza Malé, su esposa desde 1967. Ambos fueron acusados por el Departamento de Seguridad del Estado de “actividades subversivas” contra el gobierno cubano. Su encarcelamiento provocó una reacción en todo el mundo, con las consiguientes protestas de conocidísimos intelectuales entre los que figuraron varios escritores del hoy denominado boom latinoamericano. El furor sobre el caso de Padilla puso fin a la afinidad entre los intelectuales latinoamericanos y el mito de inspiración cubana. El caso de Padilla es considerado por algunos como el comienzo del fin del auge del boom latinoamericano.
La industria editorial desempeñó un papel crucial en el advenimiento del boom a escala global, sobre todo Seix Barral, la editorial dirigida por Carlos Barral, y agentes literarios como Carmen Balcells, ambos instalados en Barcelona y con gran proyección en mercados como el francés. Por otra parte las principales casas editoriales con sede en La Habana, Ciudad de México, Buenos Aires, Montevideo, Asunción o Santiago fueron responsables de publicar la mayoría de las novelas del boom, y estas ciudades se convirtieron en centros importantes de innovación cultural.
Son aquellos escritores que forjaron la nueva narrativa latinoamericana, incursionándose en lo real maravilloso, los cuentos fantásticos, metafísicos y psicológicos, y crítica de la realidad social. Debido a que se entiende al boom como un suceso sin inicio ni fin cronológico definido, tampoco existe una lista definitiva de sus integrantes o precursores, por lo que la siguiente lista realiza un deber solamente referencial.
Argentina: Ernesto Sabato, Leopoldo Marechal, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo y Jorge Luis Borges.
Cuba: Alejo Carpentier.
Guatemala: Miguel Ángel Asturias.
México: Agustín Yáñez, Juan Rulfo.
Uruguay: Juan Carlos Onetti, Felisberto Hernández.
Chile: María Luisa Bombal.
Brasil: Jorge Amado, João Guimarães Rosa.
La pregunta de qué autores formaron parte del boom ha sido un tema ampliamente debatido y no resuelto. Aunque los nombres de muchos escritores pueden añadirse a la lista, hay un consenso en considerar a cuatro autores como los más representativos:
Julio Cortázar
EN LO PERSONAL MI AUTOR FAVORITO ES EL NOBEL DE LITERATURA COLOMBIANO GABRIEL GARCIA MARQUEZ