teoría de crisis normativa
El transfondo de las teorías de que hablaremos de momento se centra en la teoría
ya clásica de Havighurst (1948/1972).La concepción de Havighurst se extiende a lo
largo de toda la vida y formula para cada fase vital unas tareas características de desarrollo
Los procesos que pueden iniciarse para alcanzar las metas pueden ser la ampliación de las actividades de ocio o el ajuste de las disposiciones financieras. El contexto
histórico-social obliga a la tarea de adaptarse a los cambios de edad y de reafirmarse en
la pertenencia al grupo de personas mayores. T
Peck, por otra parte, fija tres tareas principales para el envejecimiento:
3. Transcendencia del ego frente a preocupación por el ego. El temor a la propia
muerte debe verse sobreseido por las aportaciones personales a cualquier nivel:
aportaciones por medio de los hijos y del legado material o cultural para las futuras generaciones.
Muchas de estas teorías de crisis normativa se basan en las ocho famosas etapas
de Erikson (1950, 1968) que él llamaba las “ocho edades del hombre”.Erikson (1950, 1968, 1985) explica el desarrollo humano, desde la infancia a la
senectud, como una búsqueda de la identidad personal, a través de ocho etapas.
• el procreativo, que consiste en dar y en responder a las necesidades de la
siguiente generación,
• el productivo, que consiste en integrar el trabajo a la vida familiar y cuidar a la
siguiente generación, y
• el creativo, que consiste en hacer aportaciones a la sociedad en gran escala.
2. Diferenciación del ego frente a preocupación por el trabajo. Al llegar la jubilación y abandono del puesto de trabajo, la persona mayor debe valorarse a sí
misma, a través de actividades independientes de su anterior vida laboral y de las
características positivas adquiridas en su personalidad.
1. Transcendencia corporal frente a preocupación por el cuerpo. Teniendo en
cuenta el más que previsible riesgo de enfermar a esta edad y la disminución del
rendimiento físico, es obligado “transcender” los problemas físico-corporales, es
decir, centrar las metas vitales en el rendimiento mental y espiritual, y en las relaciones sociales.
Otra concepción que tematiza directamente el desarrollo de la edad adulta es la
de Peck (1959, 1968), que establece cuatro etapas para la adultez y tres para la senectud.
Al explicar los retos especiales de la vida adulta, Peck propone cuatro problemas o conflictos del desarrollo adulto:
• Aprecio de la sabiduría frente al aprecio de la fuerza física. A medida que
empiezan a deteriorarse la resistencia y la salud, las personas deben canalizar
gran parte de su energía de las actividades físicas hacia las mentales.
• Socialización frente a sexualización en las relaciones humanas. Es otro ajuste
impuesto por las restricciones sociales y por los cambios biológicos. Los cambios
físicos pueden obligar a redefinir las relaciones con miembros de ambos sexos, a
dar prioridad a la camaradería sobre la intimidad sexual o la competitividad
• Flexibilidad emotiva frente a empobrecimiento emotivo. La flexibilidad emotiva es el origen de varios ajustes que se hacen en la madurez, cuando las familias
se separan, cuando los amigos se marchan y los antiguos intereses dejan de ser el
centro de la vida.
• Flexibilidad frente a rigidez mental. El individuo debe luchar contra la tendencia a obstinarse en sus hábitos o a desconfiar demasiado de las nuevas ideas. La
rigidez mental es la tendencia a dejarse dominar por las experiencias y los juicios
anteriores, a decidir, por ejemplo, que “Toda mi vida he rechazado la política, de
modo que no veo por qué deba cambiar de opinión ahora”.