von Anna Basto Vor 4 Jahren
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Los jóvenes convictos de delitos violentos y estudiantes de instituto especialmente agresivos comparten las mismas tendencias mentales
Para ellos, la violencia está plenamente justificada por creencias tales como « está bien pegarle a alguien que te cuaja»
Una ayuda a tiempo podría transformar estas actitudes e interrumpir el camino del niño hacia la delincuencia
La Universidad de Duke, trabajó con un grupo de niños agresivos de la escuela primaria, proclives al enojo
Cuanto mayor es el tiempo de adiestramiento en el programa, menor es el grado de agresividad que manifestan en la adolescencia
Una de las habilidades clave que se les enseñaba para dominar el enfado consistía en prestar atención a sus propias sensaciones, haciéndoles tomar conciencia, por ejemplo, del rubor o de la tensión muscular y considerarlas como una señal de alarma que les indica cuándo deben detenerse a considerar el siguiente paso que dar en lugar de comenzar a repartir golpes a diestro y siniestro
Ese programa les enseñaba que las señales que ellos interpretaban como hostiles eran, en realidad, neutrales e incluso amistosas
los niños desproporcionadamente agresivos suelen actuar basándose en creencias de supuesta hostilidad o amenaza, prestan muy poca atención a lo que realmente está ocurriendo, una vez asumida la existencia de una amenaza, se lanzan inmediatamente a la acción
Estos niños son emocionalmente vulnerables y presentan un bajo umbral de tolerancia que les lleva a encontrar cada vez más motivos para sentirse ofendidos
las adolescentes antisociales no se vuelven violentas sino que se quedan embarazadas
Entre el cuarto y noveno curso se aglutinan alrededor de algún grupo marginal y llevan una vida que desafía las normas, mostrando una tendencia cinco veces superior a la media a hacer novillos, beber alcohol y tomar drogas
la tendencia a la violencia que albergan los integrantes de estos grupos marginales suele llevarles a abandonar los estudios y a verse implicados en delitos menores, como hurtos en tiendas, robos y posesión de drogas
Al llegar al cuarto y quinto curso, estos chicos son rechazados por sus compañeros, tienen serias dificultades para hacer amigos, tienen problemas de fracaso escolar y, sintiéndose faltos de toda amistad
constante oposición a las normas de conducta
les lleva a ser malos estudiantes, estudiantes que suelen ser considerados por los demás y por ellos mismos tontos
la propensión al delito se manifiesta pronto en la vida de estos niños
no logran aprender el mínimo autocontrol hasta después del segundo curso
pierden la capacidad de razonar
demostró la existencia de un claro descenso en el grado de competencia emocional
Entre los cuales se encuentran los siguientes ámbitos
Delincuencia o agresividad
Problemas de atención o de razonamiento
Ansiedad y depresión
Marginación o problemas sociales
En los ochenta los maestros y los padres de Holanda, China y Alemania encontraron en sus chicos los mismos problemas que presentaban los niños americanos en 1976 y, en el caso de Australia, Francia o Thailandia, la situación era todavía peor
es muy posible que esta situación hay a empeorado todavía más
Esta problemática es universal y afecta a todos los grupos étnicos, raciales y sociales
Las enfermedades mentales constituyen la causa más común de incapacitación entre los adolescentes
Los síntomas de la depresión afectan a más de la tercera parte de la juventud y, en el caso de las muchachas, esta incidencia se duplica en la pubertad
PREVENCIÓN DE LA DEPRESIÓN
La tendencia a la depresión aunque tenga un origen parcialmente genético, su causa principal parece radicar en los hábitos mentales pesimistas que predisponen a los niños a reaccionar ante los pequeños contratiempos de la vida sumiéndose en la depresión
EL PRECIO DE LA MODERNIDAD: EL AUMENTO DE LA DEPRESIÓN
Siglo XXI, era de la Melancolía (depresión)
Doctor David Kupfer, director del departamento de psiquiatría de la facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh
Apunta
El estrés emocional precoz puede afectar al desarrollo neurológico y abocar, incluso décadas después, a la depresión cuando uno se halle sometido a nuevas condiciones de tensión
Doctor Frederick Goodwin, director del Instituto Nacional de Salud Mental
Dice
«Durante este tiempo, el núcleo familiar ha experimentado una tremenda erosión, el número de divorcios se ha duplicado, los padres dedican menos tiempo a sus hijos y se ha producido un aumento de inestabilidad laboral. En la actualidad resulta prácticamente imposible crecer manteniendo estrechos lazos con todos los miembros de la familia extensa. En mi opinión, la pérdida de una fuente sólida de identificación es la principal causa del aumento de la depresión»
Ciertos estudios epidemiológicos han descubierto que la incidencia anual de la depresión mayor en las niñas y niños de edades comprendidas entre los diez y los trece años, es del orden de un 8 o un 9%
Mientras que en la adolescencia más del 16% de las chicas de entre catorce y dieciséis años han sufrido un brote depresivo mientras que el promedio, en el caso de los chicos, sigue siendo el mismo
los episodios depresivos se inician a una edad cada vez más temprana
Las probabilidades de padecer una depresión se incrementan con la edad, en la actualidad el aumento más alarmante se produce entre los individuos más jóvenes
Las generaciones que han crecido durante períodos de turbulencia política presentan proporciones mayores de depresión
Un estudio de alcance mundial efectuado sobre más de treinta y nueve mil personas mostró la misma tendencia en países como Puerto Rico, Canadá, Italia, Alemania, Francia, Taiwan, Líbano y Nueva Zelanda
Siglo XX, la Era de la Ansiedad
Causas de la depresión juvenil, presencia de serias deficiencias en dos competencias emocionales fundamentales: la capacidad de relacionarse y la forma de interpretar los reveses y contratiempos de la vida
La forma de interpretar los reveses y contratiempos de la vida
La capacidad de relacionarse
la obsesión por el peso no basta para explicar por qué ciertas chicas desarrollan este tipo de problemas alimenticios. Muchas personas obesas son incapaces de expresar la diferencia que existe entre tener miedo,estar hambriento o sentirse enfadado e interpretan confusamente todos estos sentimientos como si estuvieran relacionados con el hambre, una situación que las lleva a comer compulsivamente cada vez que se sienten preocupadas.
Otra de las modalidades utilizadas para controlar la confusión emocional puede ser la de no comer en absoluto, y a que esto parece proporcionarle un mínimo control sobre los sentimientos angustiantes Cuando estas chicas, que combinan una escasa conciencia de si mismas con una habilidad social empobrecida, se sienten alteradas, son incapaces de calmar su sensación de angustia. En tal caso, los problemas con los padres o los amigos disparan el trastorno alimenticio, y a sea éste la bulimia, la anorexia o simplemente la voracidad compulsiva. En opinión de Leon, el tratamiento eficaz de esta clase de chicas debería incluir algún tipo de adiestramiento en las habilidades emocionales de las que carecen
Un año más tarde, el 25% de los componentes del grupo de control había caído en una depresión mayor frente al 14% de los alumnos que habían participado en el programa de prevención. Así pues, aunque el programa sólo durase ocho sesiones, redujo a la mitad el riesgo de contraer una depresión. El mismo tipo de conclusiones esperanzadoras nos ofrece un programa especial de frecuencia semanal dirigido a niños de edades comprendidas entre los diez y los trece años que tenían frecuentes disputas con sus padres y que también presentaban síntomas de depresión. Durante estas sesiones extraescolares los niños aprendían ciertas habilidades emocionales básicas, como hacer frente a los problemas, pensar antes de actuar y, tal vez lo mas importante, revisar y modificar las creencias pesimistas ligadas a la depresión .
Los especialistas en la depresión infantil se muestran sumamente esperanzados con la aparición de estos nuevos programas.
Según el estudio de Kovac, pues, los niños cuy os episodios depresivos son más prolongados obtienen peores calificaciones y suelen ir atrasados en sus estudios. En realidad, parece existir una relación directa entre el período de tiempo que un niño permanece deprimido y su rendimiento escolar, con una caída en picado durante el transcurso del episodio depresivo
Kovacs también descubrió que los niños que sufrían una depresión menor eran proclives a que ésta se agravara y desembocara en una depresión mayor. Al llegar a la adolescencia y al comienzo de la edad adulta, los niños que habían pasado por algún episodio depresivo sufrían, por término medio, depresiones o trastornos maníaco-depresivos uno de cada tres años.
La duración promedio de los episodios depresivos infantiles fue de unos once meses, aunque uno de cada seis persistía hasta los dieciocho.la depresión moderada que, en algunos niños, aparecía a los cinco años de edad, era menos incapacitante pero tendía a ser más duradera
La investigación realizada por Kovacs se inició cuando los niños diagnosticados de depresión contaban ocho años de edad y prosiguió con un seguimiento periódico que, en algunos casos, se prolongó hasta los veinticuatro.