von esanpife espife Vor 5 Jahren
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CUATRO PROBLEMAS…y algunas consideraciones para su tratamiento eventual
América Latina entra en el siglo XXI con tres grandes desafíos por resolver: la exclusión social de una buena parte de la población, el deterioro acelerado del medio ambiente y la creciente distancia entre instituciones del estado y vivencia de la sociedad. En la raíz de esta triple crisis se encuentran cuatro grandes problemas que se manifiestan con diferente intensidad en distintos países y regiones del área.
El cuarto problema es la reconstrucción de identidades comunicables. Es decir, la crisis de identidad no parece poder ser superada por una nueva identidad englobante, centrada en el estado-nación, en la medida en que el estado-nación pasa a ser un nudo de una red más amplia en la que los códigos deben ser compatibles y comunicables. Lo esencial es que las nuevas identidades, o el renacimiento de identidades históricas, no se aíslen en comunas identitarias excluyentes de las otras, como pueden ser corrientes fundamentalistas o etnicidades separatistas.
El tercer gran problema con el que se encuentra América Latina es la obsolescencia administrativa y la crisis de legitimidad política de sus estados. Líneas de acción para contrarrestar esa decadencia pasan, por un lado, por la democratización del estado; por otro, por la reforma de la administración pública.
El segundo gran problema, condicionante del conjunto de la acción pública es la importante corrupción existente en numerosas instancias del estado. Esto es tanto más grave cuanto que buena parte de esa corrupción tiene su origen en la economía criminal global y, por tanto, cuenta con recursos y ramificaciones incomparablemente más importantes que en épocas pasadas. Si el proceso de descomposición de las instituciones públicas continúa, vamos hacia sociedades salvajes.
El primero es la transición al informacionalismo como nuevo modelo de desarrollo. Si no hay una adopción exitosa del modelo de crecimiento que caracteriza la era de la información, no habrá capacidad económica para integrar en el desarrollo al conjunto de la población y a los imperativos de sustentabilidad ambiental. Por otro lado, la promoción de recursos humanos, que pasa, en primer lugar, por una verdadera reforma educativa, en todos los niveles del sistema educativo.