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Fase B. Purificación del extracto
Para la purificación de los extractos se han propuesto numerosas fórmulas, que, resumiéndolas a las auténticamente útiles con carácter general, son: • Precipitación de las albúminas con diferentes reactivos. Es un método rápido, pero en la precipitación hay pérdidas de sustancias de interés, al ser arrastradas por el precipitado.
Coagulación de las albúminas con etanol o acetona. La mejor técnica consiste en concentrar el extracto hasta líquido denso mediante evaporación a presión reducida, para calentar lo menos posible y preferiblemente en evaporador rotativo.
Fase C. Fraccionamiento del extracto
El extracto purificado obtenido en la fase B, o bien directamente las muestras líquidas (suero, orina, etc.), se someten a un proceso que separe distintos grupos químicos.
Cuando se busca un determinado tóxico. Puede hacerse por: • Separación del medio.
Esta opción es la menos frecuente. En general se requiere separación del medio, con procesos de purificación y, a su vez, concentración del producto o analito problema.
10 ml para la investigación toxicológica general orgánica y otro tanto para la inorgánica.
Orina: No se añadirá ningún conservador. Sólo en casos especiales se requiere orina de 24 horas. Cantidad mínima. 30 ml por cada determinación. Para una sistemática general, mínimo: 100 ml.
Contenido gástrico: La mayor cantidad posible obtenida por vómito, aspirado o lavado. Ningún conservador.
5 ml para determinación de elemento inorgánico o de sustancia orgánica concreta (sospechada).
Otras veces, la muestra problema suele ser un comprimido medicamentoso, restos vegetales, residuos en una taza, vaso o botella.
El objeto de análisis toxicológico es un alimento, una bebida, el envase de una conserva, o unos cigarrillos (toxicología social o económica).