por Cecilia Martínez hace 4 años
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El doliente acepta
La realidad de la pérdida física de su ser querido y busca readaptarse a un nuevo contexto en el que él ya no estará. Se trata de aprender a convivir con esta pérdida y crecer a través del conocimiento de nuestros sentimientos. Comenzamos a depositar nuestras energías en nuestras amistades y en nosotros mismos estableciendo una relación distinta con la persona fallecida.
La clave en el acompañamiento
Cada una de estas etapas será respetar los sentimientos del doliente sin presionarlo para que tenga una recuperación más rápida.
la atención del doliente
Se vuelve al presente surgiendo sentimientos de vacío y profundo dolor. Se suele mostrar impaciente ante tanto sufrimiento sintiendo un agotamiento físico y mental que lo lleva a dormir largas horas.
Es importante
Brindar un espacio en donde el doliente pueda encontrarse con su dolor sin sentirse invadido por los demás.
Frase que resume esta etapa
Es ¿Qué hubiera sucedido si…? Nos quedamos en el pasado para intentar negociar nuestra salida de la herida mientras pensamos en lo maravillosa que sería la vida si éste ser querido estuviera con nosotros.
Importante
Los familiares deben dejar que el doliente se haga todas las preguntas que crea necesarias aún cuando percibimos cómo nuestro ser querido sufre diseñando diversas hipótesis sobre cómo hubiera podido evitar esta muerte.
Formas en las que se puede procesar
1.Escribe una carta en la que expreses tus sentimientos por la pérdida, dirigida al objeto de tu rabia. Si se te dificulta escribir, emplea otro tipo de manifestación artística que te permita expresar lo que sientes: pintura, música, baile, etc. 2.Si el arte no es lo tuyo, puedes tener diálogos internos con quienes sean motivos de tu dolor. 3.Practica algún tipo de ejercicio: incluso caminar 30 minutos de forma constante puede ayudarte. Recuerda que ejercicio nos ayuda a producir dopamina, una de las llamadas hormonas de la felicidad. 4.Otra manera de procesar la etapa del enojo es hablando con un amigo, una familia o persona de confianza, o bien con un especialista en salud emocional o tanatología.
Importancia
Las emociones no se controlan, las emociones aparecen, se sienten y se gestionan. Si intentamos ejercer un control severo sobre ellas, provocaremos la represión de las mismas, generando una tensión interna que buscará otro espacio por el que salir. A través del mecanismo de represión o de no escucha, a menudo se originan somatizaciones o la emoción termina manifestándose de una forma que no nos hace sentir bien, ya sea bruscamente o dirigida contra la persona que más cerca esté en ese momento.
Herramientas claves
La escucha y la comunicación abierta
se manifiesta automáticamente
La manera que tiene cada uno de sentir, gestionar y relacionarse con sus emociones. Para elaborar el duelo del mejor modo posible, el doliente necesita dar espacio a esas emociones, sentirlas, estar con ellas.