camino que recorren juntos los miembros del
Pueblo de Dios.
Interpretar. volver a lo que se ha reconocido utilizando criterios de interpretación y evaluación basados en una mirada de fe. juventud, vocación, discernimiento vocacional acompañamiento espiritual.
Reconocer. la mirada y la escucha. atención a la realidad de los jóvenes
de hoy, en la diversidad de condiciones y contextos en que viven. Requiere humildad, cercanía y empatía, para entrar en armonía y percibir cuáles son sus alegrías y esperanzas, su tristeza y su angustia.
"el camino común", el camino por el cual podemos caminar juntos para tomar decisiones que realicen el Evangelio.
Nos impulsa a caminar juntos teniendo como horizonte común la vivencia de la fe, la fraternidad, la escucha, la celebración y el compromiso en cada una de nuestras dimensiones, áreas, ministerios y roles específicos. Es promover la cultura del encuentro, del diálogo, de la comunión.
La sinodalidad nos invita a sentirnos parte de la misión de la Iglesia, corresponsables del acontecer del Reino de Dios en medio de nuestras realidades.
el caminar juntos, en la celebración de la eucaristía y en la escucha de la Palabra, en la fraternidad de la comunión y en la corresponsabilidad y la participación de todos en la vida y misión según los distintos ministerios y roles”
Jesús que se presenta a si mismo como “el camino, la verdad y la vida “principal
Elegir. Solo a la luz de la vocación aceptada es posible comprender a qué pasos concretos nos llama el Espíritu y en qué dirección debemos actuar para responder a su llamado.
desde la oración hasta la escucha de la
Palabra y a la experiencia del recíproco amor en Cristo, desde el testimonio del Evangelio al servicio de los pobres y marginados, desde el compromiso por una vida social justa y solidaria a aquel por la paz y el bien común.
El compromiso ecuménico recorre un camino que involucra a todo el Pueblo de Dios y exige la conversión del corazón y la apertura recíproca para derribar los muros de desconfianza que desde siglos separan a los cristianos entre ellos, para descubrir, compartir y gozar de las muchas riquezas que nos unen como dones del único Señor en virtud del único Bautismo.
la espiritualidad de la comunión da un alma a la estructura institucional, con una llamada a la confianza y apertura que responde plenamente a la dignidad y responsabilidad de cada miembro del Pueblo de Dios»
El gran desafío para la conversión pastoral que hoy se le presenta a la vida de la Iglesia es intensificar la mutua colaboración de todos en el testimonio evangelizador a partir de los dones y de los roles de cada uno, sin clericalizar a los laicos y sin secularizar a los clérigos, evitando en todo caso la tentación de «un excesivo clericalismo que mantiene a los fieles laicos al margen de las decisiones» principal