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Los frotis de sangre muestran la presencia de Borrelia.
Es característica la aparición de espiroquetas entre los eritrocitos. Los cultivos y las técnicas de inoculación en animales también se utilizan para la recuperación del microorganismo infeccioso. Son de poca utilidad las pruebas serodiagnósticas.
El diagnóstico de fiebre recurrente se establece con facilidad durante el periodo febril por frotis de sangre teñidos con técnicas de Giemsa o de Wright.
Las bacterias del género Borrelia son microhidrofílicas y han crecido con éxito en medios enriquecidos (Nacetilglucosamina, ácidos grasos), ya sea líquidos o semisólidos.
Los OMP presentan diferencias antigénicas con cada recaída. Los ciclos de recaída se correlacionan con la producción de anticuerpos contra una nueva proteína, seguida por la eliminación de la bacteria, a lo que le sigue un nuevo episodio por el surgimiento de un nuevo tipo antigénico.
Entre los episodios el microorganismo desaparece de la sangre y es secuestrado en órganos internos sólo para reaparecer durante las recaídas.
La enfermedad febril tiene características similares a la producción de endotoxinas, pero se desconoce el mecanismo exacto.
Las manifestaciones de la enfermedad se desarrollan cuando miles de espiroquetas circulan por mililitro de sangre.
En algunas especies, se ha observado que estas proteínas de superficie presentan variación antigénica abundante que puede explicarse por una simple mutación.
La membrana externa de todas las bacterias del género Borrelia contiene abundantes OMP y lipoproteínas.
La morfología espiral de las espiroquetas es consecuencia de una pared celular flexible de peptidoglucanos alrededor de la cual se encuentran varias fibrillas axiles.
Los cuerpos reticulados de C. trachomatis sintetizan grandes cantidades de glucógeno y los cuerpos de inclusión en la célula se tiñen con yodo con un color rojizo-pardusco.
Después de la inoculación con muestras y la incubación por tres a siete días, las células se tiñen con anticuerpos monoclonales marcados con fluoresceína para detectar clamidias intracitoplásmicas.
El tratamiento de las células con antimetabolitos inhibe la replicación en las células del hospedador, pero permite que la clamidia utilice los nutrientes celulares disponibles para su crecimiento.
Los cultivos se realizan utilizando células de McCoy tratadas con idoxuridina y cicloheximida.
El aislamiento de C. trachomatis es el método ideal para el diagnóstico, pero es evidente que es menos sensible que los análisis de amplificación de ácidos nucleicos especifico.
La mayor parte de las pruebas diagnósticas para C.trachomatis requiere la obtención de células epiteliales del sitio de la infección, pero la orina es adecuada cuando se utilizan análisis de ácidos nucleicos.
Una vez que la infección se ha establecido, hay liberación de citocinas proinflamatorias como interleucina-8 por células epiteliales infectadas.
Tiene tropismo para las células epiteliales del endocérvix y el aparato genital superior de las mujeres y la uretra, recto y conjuntiva de ambos sexos.
Una diferencia importante es que la clamidia carece de la delgada capa de peptidoglucano entre las dos membranas.
La envoltura que rodea a las células incluye una membrana externa trilaminar que contiene lipopolisacáridos y proteínas similares a las de las bacterias gramnegativas.
son células redondas con diámetros entre 0.3 y 1 μm, lo que depende de su etapa de replicación