El aprendizaje de la cultura y la cultura de aprender
Las situaciones cotidianas exigen que los individuos tomen decisiones cruciales sobre su destino, enmarcadas en contextos de crisis y riesgo. La relación entre sujeto y contexto es fundamental, ya que la vida cotidiana empuja constantemente hacia la necesidad de evaluar y decidir.
La cotidianidad empuja incesantemente hacia estados de crisis y de riesgo,3 donde los actores tienen que tomar decisiones sobre el curso de su propio destino. La cotidianidad contemporánea, igual que siempre, implica preguntar si acaso no es factible el tránsito por otras formas de estar y hacer en el mundo, diferentes a las que caracterizan la vida de aquellos con los que he entrado y entro en contacto a lo largo de mi historia y de millones de humanos más.
La acción en el mundo representa el intento por establecer un equilibrio entre el querer y el poder. Por esto, el resultado de la acción nunca es plenamente satisfactorio, generándose una dialéctica interior, en donde cada acción da origen a una nueva acción, igualmente incompleta, renovándose el ciclo.
Las situaciones se conforman con base en la manera en que los sujetos se presentan en y ante los eventos o personas. Ese dispositivo circunstancial no es propiamente la situación, ya que ésta se constituye a partir de la coexistencia entre contexto y sujeto, que es quien está en situación.
Vamos, para vivir en el mundo se requiere de tener opciones para interactuar con las personas y las cosas, de tal modo que siempre la propia particularidad sea la que lleve a tomar un curso de acción y no otro. Por ejemplo, ante una misma disposición inicial de la situación dos sujetos tienen experiencias distintas que les motivan a orientar su actuar ante ella, de tal forma que el dispositivo será el mismo pero la situación va a ser diferente en ambos casos.
Ante la permanente dinámica del mundo de la vida y de las constantes renovaciones y ampliaciones de las interacciones cotidianas, las personas se ven empujadas a recurrir a su acervo de saber históricamente construido, también, en la interacción social.
La vida y el pensamiento humanos son siempre interdependientes, el pensamiento es la reflexión en y sobre la vida misma. Al pensamiento corresponde la tarea de buscar la unidad de la vida, partiendo de la idea de que la vida tiene unidad, ejerciendo la reflexividad apoyada en la síntesis vi tal del recuerdo
Para que cada uno pueda comprender la complejidad creciente de los fenómenos sociales y dominar el sentimiento de incertidumbre que se suscita, en primer lugar, debe adquirir un conjunto de conocimientos y luego aprender a contextualizar los hechos y a tener espíritu crítico frente a las corrientes de información
Así, cobra importancia en una sociedad capitalista, segmentada y en ocasiones polarizada, el aprendizaje de los característicos significados que se atribuyen a las relaciones económicas, sociales, políticas, estéticas, etcétera, que conforman los conglomerados culturales-ideológicos, según se participe en un lugar u otro de la pirámide social
Los ambientes de vida se han plagado de especializaciones, de tal modo que no es posible acceder a ellos desprovistos de los saberes necesarios y suficientes para aspirar a permanecer y generar condiciones favorables para sí mismo.
Lo inédito de la acción
El aprendizaje de la cultura y la cultura de aprender
Donde se construyen y fortalecen personalidades desde los referentes que ofrece el ambiente y las relaciones sociales que mantienen las personas. Sin embargo, éstas no son producto del proceso educativo formal o informal, son tales desde el nacimiento. Los contextos y ambientes de formación brindan elementos que son retomados o no, pero que propician el desarrollo, siempre desigual, de las potencialidades y emociones humanas que los llevarán a mostrarse como tales, y no como copias determinadas
Término con el que se alude a la participación de las personas en la configuración de espacios, sentidos y significados de vida; con lo que se intenta diferenciar de la connotación presente en el “constructivismo”, definido como postura epistemológica más que social. Se pretende aquí impulsar la idea de que, en la escuela y el aula, los profesores y los alumnos son parte constituyente, efectiva, de una comunidad de vida y, por lo tanto, de una comunidad de comunicación, que, en términos de Apel, refiere al escenario ideal de la comunicación humana
La utopía orientadora que debe guiar nuestros pasos consiste en lograr que el mundo converja hacia un mayor entendimiento mutuo, hacia un mayor sentido de la responsabilidad y hacia una mayor solidaridad, sobre la base de la aceptación de nuestras diferencias espirituales y culturales
La construcción en y de la cotidianida
Es la propia vida una fuente de organización para sí, a la vez que también brinda las opciones, en tanto cursos posibles, para la articulación con los otros.
Todo lo que se hace en la vida es muestra de que nuestro destino está siempre inacabado e incompleto
La necesidad de aprender
Cada vez más esas relaciones se complican al punto en que resultan insuficientes las maneras aprendidas en la cotidianidad para vérselas con los otros en situación de «convivencia».
Cultura aprendida
Sin duda, en nuestra sociedad, la educación, vista como proceso formal o informal, constituye la oportunidad permanente para que los seres humanos avancen en su propia conformación y fortalecimiento como actores sociales e individuales. La participación de las personas en este proceso construccionista social les da la oportunidad de acceder a diversas maneras de enfrentar la cotidianidad, constantemente renovada, de su vida
El vivir es un proceso de construcción colectiva, donde se constituyen tanto la individualidad como la colectividad. Es un proceso comunicativo, donde lo ha vital es que las personas intercambien opiniones y certezas sobre ciertos aspectos del mundo, que vivan en consecuencia y muestren evidencias de estas. La posibilidad de acceder a la cultura del grupo o sociedad está dada por la misma oportunidad con que se presentan las interacciones, en ocasiones totalmente intencionadas, y en otras mediadas por la casualidad e inmediatez de los ambientes
Aprender la cultura implica la constante preparación y disposición, vistas como necesidad, para re sol ver las situaciones vitales individuales y colectivas. Por eso se tiene en cuenta aquí un concepto de cultura que recupera su carácter simbólico y con textual.
La cultura, asumida como la tradición de significados y sentidos presente en los contextos de vida, no es sólo un asunto de determinación de la personalidad por el medio, ni tampoco cuestión de total y completa reflexión y crítica del individuo sobre la misma.