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En 1890 se produjo una grave crisis financiera en la que se cristalizaron distintas oposiciones al régimen gobernante. Por el lado político, la Unión Cívica Radical luchaba por la limpieza electoral y contra la corrupción, mientras que, por el lado social, el movimiento obrero peleaba por la dignidad de los trabajadores desde los gremios socialistas y anarquistas.
La lucha radical, expresada en las revoluciones de 1893 y 1905, y el creciente descontento social, expresado por innumerables huelgas, llevaron a un sector de la clase dominante a impulsar una reforma electoral para calmar los ánimos y trasladar la discusión política de las calles al parlamento. En 1912, el presidente Roque Sáenz Peña logró la sanción de la ley que lleva su nombre y que estableció el voto secreto y obligatorio.
La ley N° 4.144 de Residencia de Extranjeros, más conocida como Ley de Residencia o Ley Cané, fue una legislación argentina de 1902 que autorizó al Poder Ejecutivo a impedir la entrada y a expulsar extranjeros “cuya conducta comprometa la seguridad nacional o perturbe el orden público”.
El camino hacia la unificación del Estado argentino pudo concretarse cuando se alcanzó un acuerdo entre los distintos sectores que habían estado en conflicto durante décadas. El período comprendido entre 1862 y 1880 es conocido como período definitivo de la organización nacional.
A la presidencia de Bartolomé Mitre (1862- 1868) le sucedieron las de Domingo Faustino Sarmiento (1868- 1874) y las de Nicolás Avellaneda ( 1874- 1880). Durante estas tres presidencias de la Argentina unificada, se crearon las bases para una organización política estable.
Fueron impuestas diversas medidas que apuntaban a consolidar el Estado Nacional; por ejemplo, se fomentó la integración de la economía a los mercados mundiales. De este modo, la Argentina se convirtió en un país productor y exportador de materias primas. Este hecho incentivó profundas transformaciones en la sociedad de la época.
Entre las principales medidas tomadas para centralizar el poder, se destacan la definición de los tres poderes de gobierno ( Ejecutivo, Legislativo y Judicial); la creación de un ejército nacional; la unificación del sistema de leyes que permitió la regulación de las múltiples actividades de los habitantes; la reglamentación del régimen electoral para los hombres nativos y adultos, y la realización de un censo nacional de población( 1869) que permitió conocer la cantidad de habitantes del territorio argentino.
En 1880 llegó al poder el general Julio A. Roca, quien consolidó el modelo económico agroexportador y el modelo político conservador basado en el fraude electoral y la exclusión de la mayoría de la población de la vida política. Se incrementaron notablemente las inversiones inglesas en bancos, frigoríficos y ferrocarriles y creció nuestra deuda externa.
Identificar conflictos e intereses en la formación del Estado durante la primera mitad del siglo XIX (1810-1862)
Luego de la batalla de Pavón se sucedieron los gobiernos de Bartolomé Mitre (1862-68), Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880), quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación del todo el territorio nacional y la organización institucional del país fomentando la educación, la agricultura, las comunicaciones, los transportes, la inmigración y la incorporación de la Argentina al mercado mundial como proveedora de materias primas y compradora de manufacturas.
Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de ganado como Buenos Aires que se veía seriamente perjudicada por la política de Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el desarrollo provinciales. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con ayuda brasileña, el Ejercito Grande con el que derrotó definitivamente a Rosas en Caseros el 3 de febrero de 1852. Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional. Pero aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina dieron un golpe de estado, conocido como la «Revolución del 11 de Septiembre de 1852». A partir de entonces, el país quedó por casi diez años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná). La separación duró casi diez años, hasta que en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en Pavón y unificó al país bajo la tutela porteña.
Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional
En 1829 uno de los estancieros más poderosos de la provincia, Juan Manuel de Rosas, asumió la gobernación de Buenos Aires y ejerció una enorme influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, retuvo el poder en forma autoritaria, persiguiendo duramente a sus opositores y censurando a la prensa, aunque contando con el apoyo de amplios sectores del pueblo y de las clases altas porteñas. Durante el rosismo creció enormemente la actividad ganadera bonaerense, las exportaciones y algunas industrias del interior que fueron protegidas gracias a la Ley de Aduanas. Rosas se opuso a la organización nacional y a la sanción de una constitución, porque ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras al resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña.
A partir de 1819 en el país se fueron definiendo claramente dos tendencias políticas: los federales y los unitarios. Estas disputas políticas desembocaron en una larga guerra civil cuyo primer episodio fue la batalla de Cepeda en febrero de 1820, . A partir de entonces, cada provincia se gobernó por su cuenta. La principal beneficiada por la situación fue Buenos Aires, la provincia más rica, que retuvo para sí las rentas de la Aduana y los negocios del puerto.
El problema de la aduana de Buenos Aires y la libre navegación de los ríos.
El gobierno de San Martín en Cuyo
El aporte de Simón Bolivar
Su plan político – militar