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jonka Sebastián Quintero Idárraga 2 vuotta sitten

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Reflexión Ética sobre la Ciencia y la Tecnología

La reflexión ética sobre la ciencia y la tecnología ha ganado importancia debido a eventos históricos que demostraron la necesidad de establecer parámetros éticos y jurídicos en la investigación científica.

Reflexión Ética sobre la Ciencia y la Tecnología

Reflexión Ética sobre la Ciencia y la Tecnología

La aparición de la bioética y el porqué de la misma.

Fatores precursores de la Bioética
Desafortunadamente este paradigma del laboratorio y la investigación / experimentación tuvo un punto de quiebre con los abusos cometidos durante el tercer Reich, es decir, los experimentos realizados en los campos de concentración nazis, juzgados en su momento en el Juicio de Núremberg y que dio origen al primer Código sobre la investigación (Código de Núremberg) a través del cual la humanidad entendió que no se podía seguir investigando sin algún tipo de parámetro ético y jurídico, ya que lo ocurrido en el régimen Nazi dejó en evidencia que queriendo hacer un bien a la ciencia se terminó haciendo un mal al sentido de humanidad, se banalizó el sentido mismo de la persona/sujeto de experimentación.

D) Entre 1932 y 1972, durante 40 años, se llevó a cabo una investigación posteriormente calificada como “brutal” donde unos 300 individuos de raza negra no solo fueron infectados con el virus de la sífilis sino que también se les negó tratamiento, ya existente y conocido, con la única finalidad de poder conocer la evolución de esta enfermedad (caso Tuskegee).

C) En el año 1967 se da el primer trasplante de corazón. El científico sudafricano Christian Barnard debe trasladarse desde los EE. UU. a su país natal para realizar este trasplante,

B) En el año 1966 aparece el escándalo originado por el científico Henry K, Beecher quien siendo profesor e investigador de la Universidad de Harvard denuncia que en el interior de la Universidad se difunden criterios para investigación con humanos que en nada siguen las recomendaciones hechas por el Código de Núremberg y siguen de cerca los mismos criterios utilizados por los científicos alemanes durante el tercer Reich.

A) El caso de la Institución en Willowbrok. Era una institución que recogía niños con algún tipo de incapacidad psicológica y que entre los años 1963-1966 lleva a cabo una investigación con los niños que están bajo su responsabilidad para conocer más a fondo el desarrollo y prevención de la hepatitis y sus efectos. Supuestamente se pidió el consentimiento a los padres de estos niños, pero en la realidad al padre de familia que no estaba de acuerdo con esta investigación se le pedía “muy respetuosamente” que retirara el niño de sus instalaciones.

Aparación de la Bioética
Ese componente hace que Potter se plantee tres grandes problemas en su ejercicio profesional médico: 1) Los problemas planteados por el ejercicio mismo de su práctica médica en la relación médico/paciente (modelo de relación), 2) El sentido o finalidad de la ciencia, no solamente de la ciencia médica, y 3) El peligro de la supervivencia de la vida en este planeta.
En esta panorámica, en la década de los 70, aparece un sujeto que pasaría a la historia del origen de la Bioética; un norteamericano llamado Van Rensselaer Potter que si bien últimamente no ha sido reconocido como el único “autor” de lo que se llamaría la “bioética”, sí se reconoce como el que llevó al conocimiento público y al inicio de los primeros pasos y maduración de lo que hoy en día llamamos a veces con rimbombancia “LA BIOÉTICA”.

El desarrollo de la Bioética, como lo conocemos en Occidente, nace y se va a desarrollar durante mucho tiempo en el ámbito de las así llamadas “Ciencias de la Salud”, específicamente muy ligada al desarrollo tanto epistemológico como práctico/clínico de la medicina. Y como hasta finales de los años ochenta va a estar muy ligada únicamente al área de la medicina por eso en cierta forma va a ser minusvalorada, porque se piensa que si es una cosa de los médicos o de las ciencias de la salud, obviamente, que se entiendan ellos con eso.

Con el transcurrir del tiempo empezamos a encontrar que el problema que la ocupaba no era solamente de las ciencias de la salud, que había un problema serio con el medio ambiente y que había un problema entre el derecho y los adelantos tecno-científicos, y que a eso también había que darle algún tipo de respuesta, que había un problema con el futuro de la vida en este planeta y con el futuro de la humanidad, en otras palabras, que había problemas que no eran única y exclusivamente de las ciencias de la salud.

Así, el siglo XX transcurre en medio de guerras y avances científicos. Guerras que harán que Eric Hobsbawm afirme que el corto siglo XX solo son 77 años comprendidos entre 1914 (comienzo de la Primera Guerra Mundial) y 1991 (el colapso de la Unión Soviética), por lo que se hablará incluso del “suicidio de la razón”, toda vez que mientras la ciencia ofrecía grandes desafíos y sufría grandes “revoluciones científicas”, unos cambios que llevaron a pensar y a hablar más de una revolución tecno-científica que de una revolución científica simplemente, también se ponía en riesgo la supervivencia en el planeta, al conjugarse estos avances con intereses político-militares.
Recorrido socio-histórico de los eventos más relevantes de las primeras decadas del siglo XX y su impacto cultural, tanto en la ciencia como en la tecnología. Todo eso conocido como progreso pone en cuestión la condición humana, por lo cual aparece la Bioética.

Una Reflexión Bioética para la Tecnociencia

Bioética y tecnociencia: Consideraciones del progreso humano
Como ser histórico, el hombre debe preocuparse de su futuro, meditar sobre su progreso.
El hombre y su mundo no son solamente ‘facticidad actual’ sino también ‘potencialidad’; situación actual y posible expresión son una única realidad confiada al hombre, como persona-en-el-mundo. Como persona-en-elmundo debe buscar siempre y ampliamente cuál debe ser el verdadero comportamiento humano, cuál tipo de sociedad verdaderamente humana, cuál desarrollo de la realidad de este mundo corresponde a la dignidad del hombre, que vive como persona en esta realidad. En otras palabras: debe buscar el tipo de progreso que pueda ser definido, en sentido verdadero y propio, como progreso humano.
Bioética y Tecnociencia: Responsabilidad con las generaciones futuras
Declaración sobre las Responsabilidades de las Generaciones Actuales para con las Generaciones Futuras de la Unesco, del año 1997

Artículo 11 - No discriminación

Artículo 10 - Desarrollo y educación

Artículo 9 - Paz

Artículo 8 - Patrimonio común de la humanidad

Artículo 7 - Diversidad cultural y patrimonio cultural

Artículo 6 - Genoma humano y diversidad biológica

Artículo 5 - Protección del medio ambiente

Artículo 4 - Preservación de la vida en la Tierra

Artículo 3 - Mantenimiento y perpetuación de la humanidad

Artículo 2 - Libertad de elección

Artículo 1 - Necesidades e intereses de las generaciones futuras

Esto no impide reconocer que desafortunadamente el saber predictivo está siempre por debajo del saber técnico: sabemos lo que hacemos, pero siempre sabemos poco sobre las consecuencias de nuestras acciones. Pero este desnivel tiene un significado para la ética: debemos procurar reducirlo, o aumentando nuestro saber o poniendo un freno a nuestro actuar.
El imperativo fundamental que está en la base de la ética de Hans Jonas, dice: “actúa en modo que las consecuencias de tu acción sean compatibles con la permanencia de una auténtica vida humana sobre la tierra”.
La bioética, que Potter piensa como una “ciencia de la supervivencia”: La necesidad tiene urgentemente necesidad de una nueva sabiduría que dé «el conocimiento de cómo usar el conocimiento» para la supervivencia del Hombre y para el mejoramiento de la calidad de vida. Este concepto de sabiduría como guía para la acción –el conocimiento de cómo usar el conocimiento para el bien social- podría ser llamado Ciencia de la Supervivencia.
La Sabiduría de la Responsabilidad
De ahí que se pueda afirmar que la ciencia y la ética son dos sistemas que puestos el uno al lado del otro cooperan en la búsqueda de la optimización del “sistema social”. Para construir una ética de la ciencia es indispensable partir de la antropología; el emerger de la ética en la reflexión antropológica permite tomar conciencia de las nuevas finalidades de la ciencia; donde existe una finalidad emerge siempre el problema ético porque se impone una decisión que determinará nuestra supervivencia y, por tanto, nuestro futuro como seres humanos.
Agazzi entiende por ciencia “un tipo particular de actividad humana”, “un sistema de conocimiento”, un sistema de acción que tiene que ver con la intencionalidad. La ciencia como ‘saber’ es la búsqueda de la verdad, y como tal, debe basarse en el rigor y la objetividad; esta ciencia es neutral. La ciencia como ‘actividad’ tiene sus fines y en este sentido no es neutral. La ciencia como ‘forma de saber’ es neutral pero no son neutrales las escogencias que condicionan la dirección concreta de la actividad científica y las diversas utilizaciones que pueden derivarse de los éxitos de esa investigación. Existe una especie de dicotomía entre la ciencia como saber y la ciencia como actividad; la solución correcta de tal dicotomía consiste en hablar de una ‘responsabilidad de la ciencia’.
La definición más general de responsabilidad se refiere a la “situación o carácter de quien puede ser llamado a responder” por un acto, es decir, a dar razones y asumir consecuencias de tal acto; ella “es típica y propia de la persona” y consiste en la posibilidad de prever los efectos del propio comportamiento y corregirlo; está unida o correlacionada con la ‘libertad’ en cuanto fundada sobre la escogencia que desde ella se realiza.
Estas posibilidades dan nacimiento también a algunos riesgos, sobre todo cuando estos proyectos se descubren como realizables (tecnología): esto porque entra en juego un elemento que más que cualquier otro diferencia al ser humano de todos los otros seres de la naturaleza: la libertad; de la cual surge la responsabilidad.
El Reto de la Racionalidad
El rápido y significativo progreso, sobre todo desde el siglo XIX, y la falsa idea de que solo el progreso tecnológico, liberado de cualquier ordenamiento ético, pueda garantizar la resolución de los males de la humanidad ha hecho que el siglo XX viva las más catastróficas mentiras acompañadas de conflictos y atrocidades inauditas.
La tecnología que puede se considerada como el conjunto de conocimientos, instrumentos y procedimientos a través de los cuales el hombre utiliza los recursos del ambiente para organizarlo de acuerdo con sus fines y aprovechar bienes mediante procesos de transformación y construcción. Nacida ésta de la profundización de los conocimientos científicos sobre el mundo natural y de la aplicación de estos en las obras construidas para producir una acción, una transformación o una construcción material, la tecnología ha tenido su principal desarrollo en la historia humana alrededor del siglo XVIII, desde Europa.
La tecnología constituye una mediación concreta, material, entre la ciencia y la vida cotidiana, y representa algo así como la cara visible del fenómeno «ciencia»
Ladrière no señaló que la ciencia moderna nació y se desarrolló en un ambiente cultural profundamente marcado por la idea de la racionalidad que descansaba sobre los cimientos filosóficos que la cultura griega legó a Occidente. Es todo un saber especulativo ordenado según el criterio de la verdad; verdad que era entendida como la correspondencia entre la representación, tal como se expresa en el discurso, y la realidad.
El Inteligente Hombre
Pero los seres humanos, por más que nos cueste aceptarlo, no somos dioses; y necesitamos saber que este mundo, nos impone servidumbres, único modo de obtener beneficios.
La capacidad cerbral permite que la cognición se imponga a los afectos, lo que constituye la voluntad desde la consciencia.
El hombre como ser capaz de ‘crear’ un entorno, un habitat distinto al que la naturaleza les ofrecía.