Durante el periodo de la Reforma y la Contrarreforma, la Iglesia Católica y sus críticos vivieron un tiempo de profundas transformaciones. La Reforma Protestante, encabezada por figuras como Lutero, Calvino y Enrique VIII, desafió las prácticas y la autoridad del clero, que se había desviado hacia preocupaciones terrenales y acumulación de riquezas, dando lugar a prácticas como la simonía y el nepotismo.