a Anahi de la Rosa Romero 2 éve
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En esta etapa también es característica la metacognición: la capacidad de poder reflexionar sobre nuestro propio razonamiento.
Por ejemplo: un niño sabe por sí mismo que si cambias el agua de un tazón a un vaso más largo, la cantidad de agua es la misma, aunque en el segundo recipiente aparentemente parezca que hay más cantidad.
El niño crea imágenes mentales de la realidad, imita las acciones de los adultos, muestra claros signos de juego simbólico y sus competencias lingüísticas mejoran notablemente.
Por ejemplo: gatea para alcanzar un objeto que le llama la atención. Incluso, es capaz de anticiparse a los hechos (por ejemplo: tira un juguete de la mesa para captar la atención de sus padres).