Epicuro de Samos desarrolló un eudemonismo hedonista donde el placer, entendido como ausencia de dolor, es esencial para alcanzar la felicidad y el bienestar tanto corporal como espiritual.
La felicidad implica despojarse
completamente de lo humano,
realizando aquella naturaleza de
lo divino y del bien, llegando a la
impasibilidad del sabio.
Sócrates
de Atenas
(469-399 a. C.)
Fue el primero que hizo descender la filosofía
del cielo y le buscó acomodo en las ciudades, e
incluso la introdujo en los hogares, y la obligó a
meditar sobre la vida y las costumbres, sobre los
bienes y los males.
La felicidad no está en las cosas externas, sino en
el alma, esencia humana. Hay una faceta esencial
de Sócrates como educador que le contrapone a los
sofistas; ellos ofrecen un saber, Sócrates lo busca.
Los sofistas
Siglo V a. C.
(450-400 a. C.)
La felicidad es eudaimonia, que
implica la presencia de un demonio,
guardia bueno, que hace la vida
próspera y placentera.
Los sofistas fueron los hombres cultos
de la Grecia de entonces y los
propagadores de la cultura.
Representado por Protágoras, Hipias
de Elis, Gorgias, entre otros.
Platón
(427-447 a. C.)
El bien como aspiración fundamental
de los seres humanos se realiza por la
aspiración de las personas al mundo
inteligible.
Los diálogos que tratan de dar la definición
de una virtud determinada son breves y tienen
una estructura muy parecida: en el Lisis se
trata de la amistad, en el Laques del valor, en
el Carmides de la prudencia o sensatez moral,
en el Eutifrón de la piedad, en el Hipias mayor
se intenta definir la belleza.
Aristóteles
(384 a. C.)
Lo propio de la virtud es el justo medio.
Ser virtuoso implica ser bueno y esto, a
su vez, implica ser feliz.
Aristóteles afirmó que a través de la
memoria la experiencia se produce en el
ser humano. En la ética de nicomáquea,
los jóvenes pueden convertirse en
matemáticos, pero no son cautelosos,
porque cauteloso se refiere a cosas
específicas y concretas, y fuente de
experiencia, los jóvenes no pueden tenerla
porque necesitan experiencia.
Estoicismo
fundada por
Zenón (366-264 a. C.)
Zenón buscó en la filosofía soporte para
la vida moral y, cuando entendió
necesario que la filosofía se elaborase
como sistema, concibió este como dirigido
a y culminado en un saber para ordenar la
conducta; como suele decirse, un sistema de
finalidad ética.
La felicidad se alcanza viviendo según la
naturaleza.
El bien es todo aquello que incrementa el
logos y el mal aquello que lo perjudica.
Epicuro de
Samos (342-270 a. C.)
La verdadera felicidad consiste en la ausencia
de dolor en el cuerpo (aponía) y la carencia de
perturbación en el alma (ataraxia).
La ética de Epicuro presenta un eudemonismo
hedonista, considera que el placer es el medio
que permite alcanzar la felicidad, último bien
del hombre: el placer como ausencia del dolor.
Mundo Homérico
La ética se definirá como “somos lo que
hacemos”, que es la condición fundamental
que define el sentido de un comportamiento,
constituye su ontología moral.
Pero el hacer no brota como consecuencia
de un contraste con normas, mandatos,
teorías que sirviesen para habilitar las
acciones, justificarlas y sancionarlas.
Siglo VII a. C., hasta
el siglo IV d. C.
Finalmente, la ética helenístico-romana
con el neoplatonismo, el epicureísmo, el
estoicismo, el escepticismo, entre otros.
La ética en la antigüedad se estudia de
manera breve desde el mundo homérico,
pasando por los sofistas o presocráticos
llegando a la ética griega clásica con
Sócrates, Platón y Aristóteles.