a Karen Pérez 3 éve
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En este sentido, cabe aclarar que no todas las palabras admiten flexión. Las preposiciones, las conjunciones, los adverbios no admiten flexión por lo tanto no tienen estructura morfológica ni tampoco expresan informaciones flexivas.
Otros ejemplos de esta clase:
Persona
Aporta matices de contenido semántico a la acción señalada por el verbo, sino una categoría gramatical asociada a la flexión del verbo que indica cuál es el sujeto. Es una categoría directamente vinculada a la concordancia.
Caso
Es la información que nos proporciona el sufijo flexivo nos permite saber la relación semántica, señalada por la estructura de dependencias, que se establece entre el ~ verbo y el nombre, o entre dos nombres.
Por ejemplo: Morfema –s: la casa > las casa–s, la calle > las calle–s, el gato > los gato–s Morfema –es: la pared > las pared–es, el animal > los animal–es, el mes > los mes–es, el inglés > los ingles–es Morfema –Ø: el lunes > los lunes–Ø, el cumpleaños > los cumpleaños–Ø, la dosis > las dosis–Ø
Las palabras que acaban en consonante añaden normalmente el morfema –es para formar el plural, el papel, los papeles, a menos que esta consonante sea una s, caso en el que se le añade un morfema cero –Ø siempre y cuando se encuentre en una sílaba átona, el lunes/los lunes.
En español existen tres morfemas de número. El más habitual es el morfema –s, que se añade generalmente para formar el plural de las palabras que terminan en vocal, la casa, las casas.
Por ejemplo, algunas profesiones que contienen el sufijo –ista han pasado hoy día a presentar ambos géneros, el/la accionista, el/la artista, el/la taxista.
La noción de género no es siempre estática, sino que un mismo sustantivo puede variar en cuanto a su género o puede acabar empleándose con ambos, transcurrido cierto tiempo.
Aunque un alto porcentaje de sustantivos que terminan en –a son femeninos y en –o masculinos, esta regla no se puede generalizar, porque existen excepciones incluso en palabras de uso común como la mano o el mapa.
La noción de género masculino o femenino en español es fundamentalmente gramatical. El género es meramente casual en muchas palabras, como en los ejemplos: el puente, la fuente.