a Dayana Alejandra VARGAS ZABALA 4 éve
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
DAVAL, R. (1963). “La praxéologie”. Sociologie du travail, 2(abril): 135-155. FREIRE, P. (2005). Cartas a quien pretende enseñar (10ª. ed.). México: Siglo XXI (1 ed.1993). GRAND’MAISON, J.(1975). Des milieux de travail à réinventer. Montreal:PUM. HERRERA, E. (2010). En medio de la memoria. Diez años de historia de la Escuela de Medios para el Desarrollo. Bogotá: Uniminuto. LUCIER, P. (1973). “Un modèle d’analyse du geste d’intervention pastorale”. Etudes pastorales73:7-35. MONTAÑÉS, M. (1997). “Por una sociología práxica”. Política y sociedad26:157-175. MORIN, E. (1984).La ciencia con consciencia. Barcelona: Anthropos. QUERE, L. (2004). “Pour une sociologie qui “sauve les phénomènes”. Revue du MAUSS,24(Une théorie sociologique générale est-elle pensable?):127- 145.
DEFINICION
Tratar de definir la praxeología hace parte del juego mediante el cual, en los intercambios con los profanos, los praxeólogos se reconocen. Si alguien que se presente como praxeólogo nos da una respuesta clara y directa a la cuestión “¿qué es eso de praxeología?”, ése no es un verdadero praxeólogo. Un verdadero praxeólogo sabe que la definición que él podría dar a un novato no podrá jamás ser comprendida directamente, de un solo golpe, ni enteramente.
Para presentar la praxeología y facilitar una comprensión de lo que constituyen sus grandes ejes metodológicos, nos inspiramos en los capítulos segundo y cuarto de Juliao (2002) y en el capítulo primero de Juliao (2007).
Sin el entrenamiento requerido, no podrían ser captadas. Obviamente, los praxeólogos no son los únicos profesionales que se encuentran en esta situación. Hecha esta distinción, intentemos aproximarnos al concepto, describiendo primero la teoría antropológica que lo sustenta y luego, el concepto mismo y sus implicaciones metodológicas.
Pero quisimos ir más allá de esta perspectiva en la que la acción queda reducida “al ajuste de los medios al cumplimiento de un fin dado” (Daval 1963, p. 139); por eso, nuestro enfoque se preocupa también por el significado y la pertinencia de las prácticas, y no sólo por su eficacia.
La teoría antropológica a la base de la praxeología
Partimos de un presupuesto antropológico fundamental5: la persona humana es un ser praxeológico, es decir, un individuo que actúa (¿actante?), que reflexiona sobre su actuar, que busca mejorar sus acciones y, en últimas, ser feliz.
Por eso, por nuestra capacidad de acción, somos seres libres, o mejor, condenados a la libertad, obligados a elegir; porque actuar humanamente no es cumplir un programa predeterminado, al contrario, es contar siempre con lo imprevisto. Nuestra vida simplemente eterniza (si no nos oponemos a ello o la educación no nos atrofia dicha facultad) los rasgos que atribuimos, por lo general.
Así, el ser humano, a diferencia de los demás seres del mundo, no sólo hace parte de éste, sino que tiene facultades y destrezas para crearlo y recrearlo. Igualmente, la persona sólo es tal en tanto es libre y creadora; por ello, es imposible decir, de modo definitivo, en qué consiste su vivir, pues éste, invariablemente, es innovador.
Ello significa que, además de la perspectiva lógica, tenemos también en cuenta las dimensiones ética y hermenéutica de la acción. En ese sentido, asumimos la visión de Jacques Grand’Maison, uno de los iniciadores de la llamada praxeología pastoral en Quebec, quien la presenta como un proceso de investigación-acción.
Carlos Germán Juliao Vargas. © Corporación Universitaria Minuto de Dios, UNIMINUTO Primera edición: 2011 - 1000 ejemplares Impreso en Colombia - Printed in Colombia
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