da Adriana Aldon mancano 8 mesi
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Los principales ámbitos de intervención del educador/a social: 1. Personas mayores 1.1 Reflexión 1.2 Imagen 2. Menores y jóvenes en riesgo 2.1 Reflexión 2.2 Imagen 3. Personas con discapacidad 3.1 Reflexión 3.2 Imagen 4. Personas migrantes 4.1 Reflexión 4.2 Imagen 5. Personas en situación de riesgo social 5.1 Reflexión 5.2 Imagen 6. Familias en situación de vulnerabilidad 6.1 Reflexión 6.2 Imagen
Este tipo de familias son aquellas que por diversas circunstancias han sido conducidas a una situación de pobreza, violencia doméstica, enfermedad mental, adicción a las drogas, abandono escolar, falta de apoyo social...
Los y las educadoras sociales jugamos un papel fundamental ya que debemos ofrecerles poyo y acompañamiento para que puedan salir empoderarse y prosperar.
Nosotros y nosotras como educadoras sociales debemos valorar e identificar las necesidades haciendo una valoración de la situación familiar, elaborar un plan de intervención personalizado donde se establezca objetivos y estrategias a seguir para lograr. En todo momento hay que brindarles apoyo y acompañamiento, actuar como mediadores y mediadoras, además de coordinarnos con otros profesionales.
Las personas en situación de riesgo de exclusión social son aquellas que se encuentran en desventaja social o económica y se enfrentan a muchas dificultades y obstáculos para participar en la sociedad. Hay muchos factores a los que puede deberse como la falta de vivienda, el desempleo, la pobreza, la discriminación, fenómenos imprevisibles (como les ocurrió a las personas que perdieron sus hogares con la erupción del volcán en La Palma), entre otros.
Los y las educadoras sociales podemos intervenir en dichas problemáticas brindando nuestro apoyo y promoviendo medidas de inclusión social, orientación y oportunidades. Debemos empoderar a estas personas para que participen activamente en la sociedad y alcancen el bienestar puesto que vida solo hay una y debemos aprovecharla.
A las personas migrantes o refugiadas desde la Educación Social podemos ofrecerles apoyo emocional, brindarles orientación sobre los recursos disponibles, asistencia en la adaptación cultural y social, información sobre sus derechos y obligaciones como ciudadanos y ciudadanas en el país de acogida... Todo para conseguir la integración en la sociedad, pero sobre todo, la inclusión social. No podemos olvidar que son personas que vienen huyendo de guerras o situaciones muy desfavorables en sus países de origen, el trayecto es peligroso, largo y con unas condiciones pésimas. Todos y todas somos lo mismo, seres humanos que venimos al mundo sin decidir donde y con quién, ayudemos y colaboremos juntos y juntas.
Las personas con diversidad funcional se enfrentan a muchos obstáculos para conseguir su inclusión social y el acceso a oportunidades. Muchas veces son excluido e infravalorados por eso desde la Educación Social podemos intervenir proporcionando el apoyo necesario que abarca desde la orientación emocional hasta la capacitación en habilidades prácticas y sociales. El objetivo es empoderar a estas personas para que puedan desarrollar su máximo potencial y disfrutar de una vida plena y significativa. Hay que facilitarles el acceso a los servicios y recursos adaptados, promover la inclusión y la participación activa en todos los ámbitos de sus vidas.
Al fin y al cabo todos y todas somos personas y merecemos vivir en plenitud y contar con las mismas oportunidades, sin que nadie interfiera cortándonos las alas.
Los niños/as y jóvenes en riesgo se encuentran en situaciones complicadas que amenazan su desarrollo integral y bienestar. Pueden incluir problemas familiares, falta de apoyo emocional, dificultades académicas, abuso de sustancias adictas, etc. Desde la Educación Social podemos intervenir ofreciendo un apoyo integral que abarca desde la orientación emocional hasta la asistencia académica y la conexión con recursos comunitarios. También trabaja para fortalecer la autoestima, fomentar habilidades sociales y ofrecer alternativas positivas para el desarrollo personal y social. Por último, también es importante colaborar de forma estrecha con las familias y resto de instituciones para crear un entorno seguro y completo. Hay que ayudarles a construirles un futuro mejor dotándolos de las herramientas necesarias para superar las adversidades.
Las personas mayores son un grupo de personas que cuentan con necesidades y se enfrentan a desafíos y barreras específicas. Los educadores y educadoras sociales podemos promover su bienestar social apoyándolos en la realización de actividades básicas de la vida diaria y la gestión de recursos, algo muy importante, fomentar la participación social, el ocio y las actividades culturales. Debemos colaborar con otros y otra profesionales que trabajen también con personas mayores para garantizarles una mejor intervención. En general tenemos que fomentar hábito de vida saludables y la participación en actividades educativas y formativas.
Hay que tener en cuenta que nosotros también llegaremos a esa edad y es importante promover una sociedad inclusiva con los abuelos y abuelas, tenemos que cuidarnos y apoyarnos entre todos y todas.