da Gabriela K-Rolina Ruiz Velasquez mancano 4 anni
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La migraña, también llamada hemicránea (del griego ἡμικρανίον hemikranion 'un lado de la cabeza') o jaqueca (del árabe الشقيقة ax-xaquica 'media cabeza'), es una enfermedad que tiene como síntoma principal el dolor de cabeza, sensibilidad a la luz o los sonidos, usualmente muy intenso e incapacitante para quien lo sufre. Es una afección muy frecuente, cuyo origen es una combinación de factores genéticos con ambientales, que afecta a entre el 11 % y el 16 % de la población general, siendo la incidencia
más alta en las mujeres
Mientras se sostiene que muchos casos de migraña tienen que ver con cierta predisposición del paciente a sentir dolor agudo en su área superior, también se alude hoy en día a que el estilo de vida que llevamos muchas veces puede influir profundamente en el dolor de cabeza grave. Por ejemplo, la exposición permanente a ruidos molestos y que exceden los límites de lo salubre, el estrés, la exposición directa a los rayos del sol, los nervios, la angustia, la falta de consumo de líquidos son todos elementos que suman al malestar y que pueden disparar la migraña en situaciones en las que normalmente no ocurriría.
La prevención (profilaxis) de la migraña se puede conseguir con tratamientos farmacológicos, pero sobre todo identificando y evitando los factores desencadenantes, es decir, aquellos que, al exponerse a ellos, aumentan la probabilidad de sufrir un ataque de migraña.
Los factores desencadenantes pueden ser diferentes para cada persona. E incluso siendo los mismos, el umbral a partir del cual se desencadena la migraña puede ser diferente entre personas distintas.
Pese a la gran variedad de medicamentos (antidepresivos, antihipertensivos, antiepilépticos...) ninguno es el tratamiento ideal para prevenir los ataques de migraña. Además, 1 de cada 5 personas acaba abandonando el tratamiento, porque no le da resultado o porque no tolera los efectos secundarios.
Y si falla la prevención y el dolor ya está presente, no hay más solución que tratar los síntomas.
En cualquier caso, si los episodios de migraña se repiten con frecuencia, o si aunque sean poco frecuentes interfieren sensiblemente con la calidad de vida, la solución no es medicarse sin más: acude al neurólogo, que será quien mejor podrá tratar tu caso.