da Academia de Ecología mancano 3 anni
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15 Como Ester fue paciente y esperó un día más para presentar su solicitud al rey, Hamán tuvo tiempo para preparar, sin saberlo, su propia caída. Además, es muy posible que fuera Jehová quien causó el insomnio del rey (
). No sorprende, pues, que la Biblia nos anime a tener “una actitud de espera” (lea
). Cuando dejamos las cosas en manos de Dios, quizás nos encontremos con que sus soluciones a nuestros problemas son mucho mejores que cualquier cosa que se nos hubiera ocurrido a nosotros.
Dios actuara
Actitud de espera
Jehová
Soluciones
10 Gracias a la paciencia de Ester, tiene lugar una serie de sucesos claves. Hamán sale del primer banquete muy animado, “gozoso y alegre de corazón” porque el rey y la reina lo han honrado con su invitación. Pero cuando atraviesa la puerta del castillo, ve allí a Mardoqueo, quien sigue negándose a tratarlo con especial reverencia. Como vimos en el capítulo anterior, Mardoqueo no pretende ser irrespetuoso, sino que actúa motivado por su conciencia y su relación con Jehová. Sin embargo, el relato indica que “Hamán inmediatamente se llenó de furia” (
).
11 Cuando les cuenta a su esposa y amigos el gran insulto que —en su opinión— acaba de sufrir, ellos le aconsejan que mande hacer un madero enorme, de poco más de 22 metros (72 pies) de altura, y que consiga la autorización del rey para colgar en él a Mardoqueo. Encantado con la idea, Hamán enseguida pone manos a la obra (
).
12 Pero entonces sucede algo extraordinario. La Biblia relata que esa noche “el sueño del rey huyó”, y que por ello Asuero ordena que le lean en voz alta los registros oficiales. La lectura incluye la denuncia de un complot para asesinarlo. Él recuerda que los conspiradores fueron capturados y ejecutados. Pero ¿qué ocurrió con el hombre que denunció la trama, Mardoqueo? El rey, de repente más despierto que nunca, pregunta cómo se le ha recompensado. ¿Y qué le responden? ¡Que nada se había hecho por él! (Lea
.)
Corregir
Muy agitado, Asuero quiere saber qué funcionarios de la corte están allí para ayudarlo a corregir aquel terrible descuido. ¡Y qué coincidencia! Hamán se halla en el patio del rey. Parece que ha llegado temprano porque está ansioso por obtener el permiso para ejecutar a Mardoqueo. Pero antes de que él pueda expresar su solicitud, Asuero le plantea otra cuestión: ¿cuál sería la mejor manera de honrar a un hombre que tiene el favor del rey? Hamán supone que el monarca está pensando en honrarlo a él, así que le propone un ostentoso homenaje: vestir al hombre con prendas reales y hacer que un alto funcionario lo pasee sobre el caballo del rey por la ciudad de Susa, proclamando a los cuatro vientos sus alabanzas. Imagínese la cara de Hamán cuando se entera de que el hombre al que se va a honrar es nada menos que Mardoqueo. ¿Y a quién le encarga el rey alabar en público a Mardoqueo? ¡Al mismísimo Hamán! (
.)
14 Muy a su pesar y lleno de odio, a Hamán no le queda más remedio que cumplir con el mandato real. Pero en cuanto puede, se apresura a volver a su casa, sumamente angustiado por lo sucedido. Su esposa y sus amigos le dicen que este giro de los acontecimientos no anticipa nada bueno y que está condenado a caer ante Mardoqueo el judío (
).
Haman
Homenaje ostentoso
No puede dormir
Registros oficiales
Complot para asesinarlo
Sin recompensa
Esposa y amigos
Madero
Colgar a Mardoqueo
Muy animado
Honrado
Mardoqueo
9 ¡Qué virtud tan valiosa, aunque escasa, es la paciencia! Ester, a pesar de sentirse angustiada y ansiosa, aguardó el momento ideal para hablar. Hacemos bien en seguir su ejemplo, ya que es probable que todos en ocasiones veamos cosas que deban corregirse. Si intentamos convencer a alguien con autoridad para que resuelva un problema, tal vez tengamos que imitar a Ester y ser pacientes. Proverbios 25:15
señala: “Por paciencia se induce a un comandante, y una lengua apacible misma puede quebrar un hueso”. Si esperamos el momento oportuno y hablamos con apacibilidad y bondad, como hizo Ester, podremos “quebrar” cualquier resistencia, aunque sea tan dura como un hueso. ¿Bendijo Jehová, el Dios de Ester, su paciencia y sabiduría?
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