by lesly Michell rodriguez santamaria 4 years ago
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Quererse a sí mismo es quizás el hecho más importante que garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez más difícil de sobrellevar. Curiosamente, nuestra cultura y educación se orientan a sancionar el quererse demasiado. Hay épocas para el amor y decretos sobre lo que es de buen gusto y de mal gusto. Si decides felicitarte dándote un beso, posiblemente las personas que te rodean (incluso el psicólogo de turno) evaluarán tu conducta como ridícula, Narcisa o pedante. Es mal visto que nos demos demasiado gusto.
La auto-eficacia es la "opinión afectiva" que se tiene sobre la posibilidad de alcanzar determinados resultados; es decir; la confianza de alcanzar las metas exitosa-mente. Las causas más comunes que contribuyen a que la auto-eficacia baje son: ver las cosas como incontrolables, creer que la propia conducta está regulada más por factores externos que por uno mismo, y utilizar un estilo atribucional donde siempre se es responsable de lo malo y nunca de lo bueno. A estas tres causas psicológicas se les puede agregar una cuarta causa ambiental: una historia de fracasos.
Si has llegado a esta parte del texto, debo suponer que has leído todo lo anterior. Posiblemente ya tienes algunas conclusiones sobre el amor que te profesas a ti mismo. Quizás pudiste descubrir que no te amabas tanto o que no lo hacías de un modo contundente. Puedes haber llegado a la convicción de que siempre te has querido lo suficiente y estas páginas no agregan nada sustancioso a lo que ya sabías. También te puede haber parecido muy "narciso" o un buen recordatorio de cosas que se nos olvidan por estar pensando en otros más que en nosotros mismos. De todas formas, los caminos para llegar al auto-amor son incontables.
Trata de ser más flexible, tanto con otros como contigo. No utilices el criterio dicotómico extremista para evaluar la realidad, incluyéndote tú. No pienses en términos absolutistas: no hay nada totalmente bueno o malo. Recuerda que debes tener tolerancia a que las cosas se salgan a veces del carril. Si eres inflexible en tus cosas, chocarás violentamente con la realidad; ella no es total o definitiva
Cuando estamos ante situaciones de éxito o fracaso, los humanos hacemos interpretaciones sobre las causas del porqué se dio el hecho en cuestión. Tratamos de entender lo ocurrido buscando explicaciones causales. Pues bien, esta manía de los seres inteligentes es un arma de doble filo que mal utilizada puede producir heridas a nuestra autoeficacia
No hay un criterio universal de belleza. El patrón ideal de lo que es hermoso se aprende a través de las experiencias personales y sociales del entorno inmediato. La propia imagen corporal se forma por la influencia de dos fuentes de datos: el ambiente social y los medios de comunicación
Existen varias razones por las cuales las personas se ven a sí mismas como incapaces y derrotadas. El control percibido, o la percepción de la propia capacidad para modificar las contingencias inadecuadas e inconvenientes, se configura con base en las propias experiencias de éxito o fracaso y en la manera de procesar esa información.
Las investigaciones en sicología indican que al menos tres factores parecen estar asociados a los problemas de auto-eficacia: la percepción de controlabilidad, el punto de control y los estilos atribucionales. Analizaré cada uno por separado.
El estar sometido a situaciones incontrolables y catastróficas, como por ejemplo un terremoto, una inundación o una guerra, no son la única causa de una baja auto-eficacia.
A veces, el no intentar modificar los eventos nocivos y desagradables, se debe a creencias culturalmente aprendidas. Las personas pueden ser divididas en internas o externas, de acuerdo con el lugar donde ubiquen el control de su conducta. Las personas internas colocan el control dentro de ellas mismas. Dirán que ellas guían su conducta y que son las principales responsables de lo que les ocurra. Asumen el destino, no como algo dado desde fuera, sino como algo que deben construir por su propio esfuerzo. No suelen echarle la culpa a otros de lo que acontezca con su vida. Desde este punto de vista, son realistas, perseverantes y no tienden a darse por vencidos fácilmente. Son personas seguras, aunque si son demasiado "internas" pueden generar un estilo de superhéroes y no medir las consecuencias.
Dice no con la cabeza pero sí con el corazón dice sí a lo que le gusta dice no al profesor está de pie lo interrogan y le plantean todos los problemas de pronto le da un ataque de risa y lo borra todo cifras y palabras fechas y nombres frases y trampas y sin hacer caso de las amenazas del profesor ni de los abucheos de los sabelotodo en la negra pizarra de la desgracia dibuja el rostro de la dicha
Una de las características más determinantes y distintivas de los humanos es, sin lugar a dudas, la capacidad de reflexionar y pensar sobre uno mismo. Más aun, poseemos el don de ser conscientes de nuestra propia conciencia
La cultura nos ha enseñado a llevar un garrote invisible, pero doloroso, con el que nos golpeamos cada vez que equivocamos el rumbo o no alcanzamos las metas personales. Hemos aprendido a echarnos la culpa por casi todo lo que hacemos mal y a dudar de nuestra responsabilidad cuando lo hacemos bien. Si fracasamos, decimos: "Dependió de mí"; si logramos el éxito: "Fue pura suerte". ¿Qué clase de educación es ésta, donde se nos enseña a hacernos responsables de lo malo y no de lo bueno? La auto-crítica es buena y productiva si se hace con cuidado. A corto plazo puede servir para generar nuevas conductas, pero si se utiliza indiscriminada y dogmáticamente, genera estrés y es mortal para nuestro auto-concepto. El mal hábito de estar haciendo permanentemente "revoluciones culturales” interiores, es una forma de suicidio psicológico.
Como hemos visto hasta aquí, la autoestima puede fortalecerse por medio de varios recursos. Estos caminos hacia la autoestima, por influencia del aprendizaje social, se han visto obstaculizados debido a ciertas creencias. Hemos creado una especie de veneración por un conjunto de atributos, los cuales consideramos indispensables para sentirnos "buenos humanos" y separarnos de las especies inferiores.
Hedonismo significa placer, satisfacción, regocijo, goce y bienestar. Una filosofía hedonista implica un estilo de vida orientado a buscar el disfrute y a "sacarle el provecho" a las cosas que nos rodean. No expresa, como creen algunos, una conducta irresponsable y descontrolada. Tampoco significa desconocer la importancia de la disciplina y la organización. La persona hedonista no es un corrupto superficial que sólo busca los placeres mundanos de comer y beber. Tratar de pasarla lo mejor posible no es sinónimo de vagancia, pereza o donjuanismo.
Cuando tenía 10 años, salí a caminar por el barrio con una vecinita a la cual yo consideraba mi novia. Al llegar a una esquina donde solían reunirse una serie de muchachos mayorcitos, uno de ellos levantó la falda de mi amiguita y le acarició la nalga. Al ver el tamaño de mi oponente y el festejo de sus acompañantes ante la hazaña, sólo opté por agachar la cabeza y seguir caminando con ella como si nada hubiese pasado. Al llegar a casa mi padre me vio evidentemente preocupado y me preguntó qué había ocurrido. Cuando le expliqué lo sucedido, entre lamentos y auto-reproches, me miró fijamente a los ojos y me dijo: "Mira hijo, lo que te acaba de pasar es sumamente incómodo. A mí también me ocurrió algo similar alguna vez. Si dejas que el miedo te venza, te cogerá ventaja". Luego de meditar unos segundos, agradecí el consejo y me levanté rumbo al televisor. Mi padre me tomó del brazo y me dijo con voz firme: "No me has entendido. Tienes dos opciones. O sales a enfrentar a esos idiotas o te las ves conmigo".
Es otra manera de auto-expresarte el afecto. La auto-recompensa es elproceso por el cual nos auto-administramos estímulos positivos. Aunque parezca extraño, algo tan obvio y claro, intrínseco al ser humano, en nuestra cultura se vuelve confuso y enredado.
El grupo de referencia y las relaciones que establecemos con las personas son determinantes. Si el grupo que conforma el núcleo familiar considera la belleza física como un valor y el niño no reúne las características esperables de "lindo", no será aceptado incondicionalmente: "Algún defecto tenía que tener". Los niños oyen y ven más de lo que creemos. Así nos vamos convenciendo de que somos la versión humana del patito feo. Las familias que hacen de la belleza un don apreciable y fundamental, no solo crean en el niño la
El amor se exterioriza hacia afuera con conductas. Si no expreso el sentimiento positivo y hago lo arriba mencionado, el amor se vuelve algo inconcluso, trunco y descolorido. De manera similar, el amor a uno mismo debe expresarse con comportamientos tangibles, aunque la cultura los vea mal.