Genealogías de la ética.
5. EL ETHOS QUE AMA.
Encuentra en su misma raíz el
afecto que se expresa por el amor y, sobre ella, el espíritu que se manifiesta por la espiritualidad. Y al término de su búsqueda se encuentra con el misterio.
La razón científica nos ratifica ese recorrido:
Empezó con la materia, llegó a los átomos, descendió aún más, a los elementos subatómicos, a la energía y a los campos energéticos, al campo de Higgs, origen de todos los campos, al big-bang, hace 15.000 millones de años, para terminar en el vacío cuántico, que es el estado de energía de fondo del universo, aquella fuente nutricia, misteriosa e innombrable, de todo cuanto existe, que el conocido cosmólogo Brian Swimme identifica como la presencia de Dios.
6. EL ETHOS QUE CUIDA.
El cuidado asume una doble función:
De prevención de daños futuros
y de regeneración de daños pasados. El cuidado posee ese poder misterioso: refuerza la vida, vela por las condiciones fisico, químicas, ecológicas, sociales y espirituales que permiten la reproducción de la vida y de su ulterior evolución.
Cuando amarnos, cuidamos; y cuando cuidarnos, amarnos. Por eso el ethos que ama se completa con el ethos que cuida. El "cuidado" constituye la categoría central del nuevo paradigma de civilización que pugna por emerger en todas las partes del mundo.
7. EL ETHOS QUE SE RESPONSABILIZA.
La responsabilidad revela el carácter ético de la persona. Junto con las fuerzas rectoras de la naturaleza, la persona se considera con responsable del futuro de la vida y de la humanidad. Al asumir responsablemente nuestra parte, hasta los vientos contrarios ayudan a llevar a puerto el Arca salvadora.
"Actúa de tal manera que las consecuencias de tus acciones no destruyan la naturaleza, ni la vida, ni la Tierra".
8. EL ETHOS QUE SE SOLIDARIZA.
La solidaridad se encuentra en la raíz del proceso de hominización.
Cuando nuestros antepasados homínidos salían en busca de
alimento, no lo consumían individualmente, sino que lo llevaban al grupo para repartirlo solidariamente. Fue la solidaridad la que permitió el salto de la animalidad a la humanidad y a la creación de la socialidad, que se expresa por el lenguaje.
La solidaridad está inscrita objetivamente en el código de todos los seres, pues todos somos interdependientes unos de otros.
9. EL ETHOS QUE SE COMPADECE.
El Dalai Lama actualiza esa ancestral respuesta de este modo:
"Ayuda a los otros siempre que puedas; y si no puedes, nunca los perjudiques" (O Dalai Lama fala de Jesus, Fisus 1999, p. 214). Esta comprensión coincide con el amor y el perdón incondicionales propuestos por Jesús.
¿cuál es el mejor medio para liberarnos del sufrimiento?
"Por la compasión, por la infinita compasión".
la histona.
Predomino la acepcion moralista y menor de quien mira
desde arriba y desliza una limosna en la mano de la persona que sufre.
En el fondo,
somos cada uno de nosotros
Es decir, en la casa humana, donde hay acogida y donde las lágrimas pueden ser lloradas sin vergüenza o enjugadas cariñosamente.
Hay mucho sufrimiento en la historia, demasiada sangre
en nuestros caminos y una interminable soledad de millones y
millones de personas que llevan solas, en su corazón, la cruz de la injusticia, la incomprensión y la amargura.
10. EL ETHOS QUE TNTEGRA.
La ética se transfigura entonces en mística, en experiencia abisal del Ser. Así como una estrella no brilla sin aura, tampoco una ética adquiere vigencia sin una visión mística y encantada del mundo, donde la Tierra y el Cielo, y todos los elementos que surgen del matrimonio entre ambos, se transforman en valor y en señal de un mundo de bondad, posible para los hijos y las hijas de la Madre Tierra, a la que san Francisco nos enseñó a amar como hermana y como madre.
En él descubrimos el ethos que busca.
De familia rica, buscó con extrema intensidad primero ser un caballero heroico, después monje benedictino y, por último, penitente. Insatisfecho, escogió el "camino de la simplicidad", que consistía en tomar el evangelio a la letra y vivirlo sin glosa ni comentario, como fuente inspiradora de un nuevo ethos.
Francisco, de
Asís, considerado.
"el primero después del Unico», o «el último cristiano". No orientó su vida por el modelo imperial de Iglesia vigente en su tiempo, ni por la dogmática eclesiástica, sino por la experiencia evangélica, por la inserción en los medios pobres y por una nueva relación amorosa con la comunidad de la vida.
En san Francisco emergió poderosamente, sin que él tuviese
conciencia elaborada de ello, una fecunda experiencia del ethos seminal, o sea, una forma nueva de organizar y llenar de valores la morada humana (ethos).
La ética es del orden de la práctica y no del de la teoría. Por eso son importantes las figuras ejemplares que testimoniaron en su vida la realización de una ética coherente. Sólo los ejemplos luminosos son realmente convincentes.
4. EL ETHOS QUE BUSCA.
Necesitamos un ethos
que no sólo busque, sino que también ame y cuide.
La naturaleza de la razón es buscar. En tercer lugar, separó lo que en la realidad siempre va unido: Dios y mundo, razón y emoción, masculino y femenino, justo y legal, privado y público. La ética fue dividida en pública y privada, ética de los intereses y ética de los principios, ética de los medios y ética de los fines.
3. ÉTICA Y MORAL: DISTINCIONES Y DEFJNICIONES.
Hábitos familiares,
A partir de esta comprensión podríamos juzgar las diferentes éticas y morales existentes en las culturas mundiales. Nos limitamos a la más vigente y hoy hegemónica: la ética y la moral capitalista. La ética capitalista dice: bueno es lo que permite acumular más con menos inversión y en el menor tiempo posible. El fin de la moral capitalista concreta es emplear el menor número de personas posible, pagar menores salarios e impuestos y explotar mejor la naturaleza para acumular más- medios de vida y riqueza.
Experiencia fundamental: la morada humana
En suma, ethos es sinónimo de ética en el sentido que expusimos antes: el conjunto ordenado de los ? principios, los valores y las motivaciones últimas de las prácticas humanas, personales y sociales. Ethos significa también el carácter; el modo de ser de una persona o de una comunidad. Además, en la morada, los moradores tienen costumbres, tradiciones, hábitos, y modos de organizar las comidas, los encuentros, las fiestas, las formas de relacionarse, que pueden ser tensos y competitivos, o bien armoniosos y cooperativos. A esto los
griegos lo llamaban también ethos "con breve". Por tanto, ethos son las costumbres, aquellos hábitos y comportamientos concretos de las personas que después los romanos llamarán mores, de donde se deriva moral.
¿Qué es ética, qué es moral? ¿Son lo mismo o hay que establecer
distinciones entre ellas? Hay mucha confusión al respecto.
Moral.
La moral es parte de la vida concreta. Trata de la práctica real de las personas, que se expresan por medio de costumbres, hábitos y valores culturalmente establecidos. Una persona es moral cuando actúa de acuerdo con las costumbres y valores consagrados. Estos pueden, eventualmente, ser cuestionados por la ática. Una persona puede ser moral "sigue las costumbres aunque sea por conveniencia" y no ser necesariamente ética "obedece a convicciones y principios".
Ética
La ética es parte de la filosofía. Considera concepciones de fondo acerca de la vida, del universo, del ser humano y de su destino; determina principios y valores que orientan a las personas y las sociedades. Una persona es ética cuando se orienta por principios y convicciones. Decimos entonces que tiene buen carácter.
2. EL FUNDAMENTO:
DAIMON Y ETHOS, EL ÁNGEL Y LA MORADA.
Si queremos una revolución ética que responda a los desafios de nuestro tiempo, tenemos que desencadenar y liberar al daimon interior y empezar a escucharlo de nuevo.
En primer lugar, cabe decir que
daimon, en griego clásico, no es demonio. Por el contrario, es el ángel bueno, el genio protector. Y el ethos no es primariamente la ética, sino la morada humana.
Hay una especie de tragedia en nuestra historia:
El daimon fue
olvidado. En su lugar, los filósofos como Platón Aristóteles, Kant y Schopenhauer, pusieron los sistemas éticos, con normas y leyes tenidas por universales.
1. CÓMO NACE LA ÉTICA.
A la inmensa
mayoría de la humanidad le resulta dificil saber lo que es correcto y lo que no lo es. Ese oscurecimiento del horizonte ético redunda en una enorme inseguridad en la vida y en una permanente tensión en las relaciones sociales, que tienden a organizarse más alrededor de intereses particulares que en torno al derecho y la justicia. Este hecho se agrava aún más por causa de la propia lógica dominante de la economía y del mercado, que se rige por la competencia *la cual crea oposiciones y exclusiones* y no por la cooperación *que armoniza e incluye.
1.4. Irradiación de la ética: la ternura y el vigor
El vigor abre caminos, supera obstáculos y
transforma los sueños en realidad. Ternura y vigor, o también anirnus y anima, construyen una personalidad integrada, capaz de mantener unidas las contradicciones y de enriquecerse con ellas. Son dos principios capaces de sustentar un humanismo sostenible, fundado en la materialidad de la historia y en la espiritualización de las prácticas humanas.
1.3. Tensión entre afecto y razón
Lo propio de la razón es ver claro y ordenar, disciplinar y
definir la dirección de la pasión. Mas, si se impone la justa medida, y la pasión se sirve de la razón para un autodesarrollo ordenado, entonces emergen las dos fuerzas que sustentan una ética prometedora: la ternura y el vigor.
1.2. El afecto: fuente originaria de la ética
La ética, para ganar un mínimo de consenso, tiene que
brotar de la base última de la existencia humana. La razón se abre hacia abajo, de donde emerge algo más
elemental y ancestral: la afectividad; y se abre también hacia arriba, hacia el espíritu, que es el momento en que la conciencia se siente parte de un todo y que culmina en la contemplación y en la espiritualidad.
1.1. Religión y razón: fuentes de la ética
El estudio de la historia revela que hay dos fuentes que orientaron y siguen orientando ética y moralmente a las sociedades hasta nuestros días: las religiones y la razón.
Las religiones continúan siendo los nichos de valor privilegiados para la mayoría de la humanidad. Samuel P. Huntington, en su famosa obra El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, reconoce explícitamente: «En el mundo moderno, la religión es una fuerza fundamental, quizá la fuerza fundamental, que motiva y moviliza a la gente.