by Hellen Hernandez 3 years ago
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Alrededor de los 16 o 18 meses, los niños y niñas comienzan a desarrollar sus primeros trazos de grafomotricidad. Los ejecutan de manera libre y aleatoria, con ayuda de materiales como papel continuo, esponjas, pinceles o
sus propios dedos y manos mojados en pintura
.
Estos primeros trazos ayudan a coordinar la visión con el movimiento de la mano. Gracias a esto, el niño o niña se fascina y asombra con los colores que aparecen, y lo convierte en un fantástico recurso para estas edades.
, con el inicio del segundo ciclo de Educación Infantil (3-6 años), se desarrolla la grafomotricidad de manera más rigurosa y compleja. Los trazos se llevan a cabo sobre papel y generalmente se utiliza el lápiz
La grafomotricidad es un término referido al movimiento gráfico realizado con la mano al escribir (“grafo”, escritura, “motriz”, movimiento). El desarrollo grafomotriz del niño tiene como objetivo fundamental completar y potenciar el desarrollo psicomotor a través de diferentes actividades.
La grafomotricidad entraría dentro del desarrollo motor fino, esto es, aquel que aparece cuando el niño ha desarrollado cierta capacidad de controlar los movimientos, especialmente de manos y brazos. El niño mientras crece va aprendiendo a controlar cada vez más su cuerpo.
Recuperado de : https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd8640.pdf
Recuperado de : Edufichas.com
• El niño aprende moviéndose e interactuando con los elementos del entorno por aprendizaje directo, imitando modelos, por la mediación y estimulación de los adultos. Cualquier actividad que se plantee ha de ser motivadora y significativa.
• Se favorecerá la interacción entre el niño y el adulto en un ambiente acogedor, seguro y cálido.
• Se considerarán los intereses y necesidades de los niños, así como el espacio más adecuado, el tiempo dedicado a la actividad y la recogida de materiales que se hayan empleado
El objetivo de la grafomotricidad es que el niño adquiera las habilidades necesarias para que llegue a expresarse por medio de signos escritos, mediante ejercicios que permitan el mayor dominio del antebrazo, la muñeca, la mano y, sobre todo, los dedos. El niño controla cada vez más su cuerpo. El control del trazo se transforma en el último escalón del desarrollo grafomotor. Partimos del trazo prácticamente libre, que permite al niño dominar el espacio y adquirir soltura con los utensilios básicos, para ir introduciendo progresivamente pautas y trazos dirigidos. Es necesario seguir una serie de pautas: · Manejo de útiles: los primeros son la mano, los dedos, esponjas, tizas, pinceles gruesos, ceras, los últimos son los lápices. · Desplazamiento correcto en el espacio gráfico: izquierda-derecha, arriba-abajo. · Movimientos de base: empezar con trazos verticales, (de arriba abajo), horizontales (de izquierda a derecha), oblicuos, bucles… hasta llegar a adquirir la imagen motriz de las letras, sílabas, etc. Todos los ejercicios se harán de forma libre, sin marcar límites y de forma dirigida. La adquisición de la
lecto-escritura es un proceso complejo que implica muchos aprendizajes y descubrimientos previos. En esta etapa deben explorar y descubrir los usos de la lectura y la escritura como fuente de placer, fantasía, comunicación, representación e información, es donde se han de consolidar estas premisas para las adquisiciones posteriores.
-Ejercicios de copia en pizarra o papel cuadriculado: trazado de líneas curvas, bucles, círculos, etc.
-Ejercicios de ondas dentro de dos líneas, sobre ejes horizontales o inclinados, y también alternando tamaños.
-Ejercicios de bucles dentro de dos líneas, sobre una línea, bucles ascendentes, descendentes y combinados (ascendentes/descendentes). -Ejercicios circulares, de copia y repasado, realizados en sentido contrario a las agujas del reloj.
-Ejercicios de copia en pizarra o papel cuadriculado: trazado de líneas verticales, horizontales y diagonales, cruces, aspas, paralelas, líneas quebradas, ángulos, figuras, etc.
-Ejercicios de repasado de líneas, trayectorias y dibujos. -Ejercicios de rellenado de espacios y figuras.
-Ejercicios de seguimiento de pautas o caminos sin tocar las paredes. -Ejercicios de trazado de líneas entre dos rectas para entrenar el frenado.
-Ejercicios de trazado de líneas alternando la presión.
- Abrir y cerrar los dedos de la mano, primero simultáneamente, luego alternándolas. Ir aumentando la velocidad.
- Juntar y separar los dedos, primero libremente, luego siguiendo órdenes. -Tocar cada dedo con el pulgar de la mano correspondiente, aumentando la velocidad. - "Tocar el tambor" o “teclear” con los dedos sobre la mesa, aumentando la velocidad.
- Con la mano cerrada, sacar los dedos uno detrás de otro, empezando por el meñique. - Con las dos manos sobre la mesa levantar los dedos uno detrás de otro, empezando por los meñiques.
La coordinación viso manual: - Lanzar objetos, tanto con una como con otra mano, intentando dar en el blanco (caja, papelera…). - Enroscar y desenroscar tapas, botes, tuercas...
- Ensartar un cordón en planchas y/o bolas perforadas. - Abrochar y desabrochar botones. - Atar y desatar lazos. - Encajar y desencajar objetos.
Tocar palmas, primero libremente, después siguiendo un ritmo.
-Llevar uno o más objetos en equilibrio en la palma de la mano, primero en una mano, después en las dos.
-Hacer “caminos” libremente sobre la arena y/o sobre el agua. -Realizar gestos con las manos acompañando a canciones infantiles.
-Girar las manos, primero con los puños cerrados, después con los dedos extendidos.
-Mover las dos manos simultáneamente en varias direcciones (hacia arriba, hacia abajo, movimiento circular…)
-Imitar con las manos movimientos de animales (león moviendo las garras, pájaro volando…) o de objetos (aspas del molino, hélices de helicóptero.
La evolución de la grafomotricidad desde los cero a los seis años es la siguiente:
A los 18 meses, el pequeño comienza a auto expresarse gráficamente realizando sus primeros garabatos descontrolados. A esta edad los niños son capaces de coger un objeto y realizar trazos en forma de garabatos. Se trata de un movimiento impulsivo, rápido y sin control, donde mueve todo el brazo y no hay coordinación del ojo y la mano.
A los 20 meses, el codo comienza a funcionar provocando la aparición de los garabatos denominados “barridos”. El niño no observa lo que hace. Más tarde el garabato se hace circular.
A los 2 años y medio, tiene un mayor control de la muñeca y del movimiento de pinza pudiendo realizar trazos independientes. Sigue los movimientos de su mano con su mirada pero el acto motor es todavía independiente del acto visual. Obtiene placer con el movimiento.
A los 3 años, aparece la coordinación óculo-manual y entra en juego la percepción. El niño mira lo que dibuja y trata de controlar el movimiento de la mano. Empieza a no salirse del papel. Combina los colores llenando páginas enteras. Da nombre al dibujo que realiza, aunque al principio no hay relación entre el dibujo y lo que dice que es. Poco a poco esta relación va siendo mayor.
A los 4 años, aparece la etapa “pre-esquemática”. La intencionalidad y el sentido de representación que tiene el dibujo toman presencia ya que el niño comienza a decir antes lo que va a dibujar. Comienza a elaborar la figura humana “renacuajos”, la representa mediante un círculo incluyendo poco a poco detalles que irá enriqueciendo. Estas producciones gráficas irán evolucionando y perfeccionándose a medida que evolucionen otras áreas como la cognitiva, la afectiva, la social, etc.
Entre los 4 y los 6 años, según el grado de madurez del pequeño podemos ver cómo unos no dibujan ni brazos ni manos, y a la cabeza tan sólo le pone los ojos, mientras que otros dibujan brazos, manos, nariz y dedos. El niño distribuye el espacio de 5 manera anárquica. El tamaño de las personas, objetos, etc. están en función de la importancia que él las dé. Los colores los elige de forma emocional.