by brayan alvarez leguia 12 years ago
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juan molina ramirez
brayan fabian alvarez leguia
grupo: 205
Los grupos serranos se consideran descendientes de los primeros "Padres" que se originaron en el mundo y por ello son los "Hermanos Mayores". Cada uno de los cuatro grupos estaba organizado en linajes patrilineales y matrilineales, que se correspondían en el matrimonio. Los hijos pertenecían al linaje paterno y las hijas al materno, un sistema de filiación paralela.
El patrón de residencia entre los Ika parece que tenía las mismas características tradicionales que entre los Kogi, en donde la residencia sería matrilocal y luego neolocal. El joven vive y trabaja en la casa de su futuro suegro durante uno o dos años, al cabo de los cuales se casa; si no se logra el acuerdo, se va y tiene que buscar otra mujer y trabajar para su nuevo suegro; si se casa, permanece algún tiempo con la familia de su esposa hasta que ella recibe tierras en herencia y entonces se establecen en una nueva parcela.
En términos político-religiosos, cada familia pertenece a un centro ceremonial presidido por un Mamo, quien es la cabeza de la estructura social. El "saber" es la razón fundamental de la vida en la tradición serrana y en él se sustenta la jerarquía social.
Entre los Mamos hay una organización jerárquica y se considera que los de Takina, Makotama y Seishua (lugares Kogi) son los de más alto rango de toda la sierra. Los Mamos son hombres de gran preparación y conocimiento; abarcan una dimensión social e individual, civil y religiosa, y son los protectores y defensores ante las fuerzas sobrenaturales.
El grupo de "mayores" son hombres de cierto estatu por su edad y conocimiento y junto con el grupo del Mamo ejercen justicia y toman parte en las decisiones.
La base de la pirámide está formada por los "vasallos", gentes sin conocimientos especiales, que como todos los miembros están obligados a tributar al Mamo y a las autoridades.
Cada familia dispone de dos o más parcelas, generalmente localizadas en diferentes pisos térmicos -a veces en diferente vertiente-, entre las que migran a lo largo de todo el año. El ideal es tener un área de bosques, rastrojos (área de descanso), pastos y cultivos. La extensión de cada parcela varía notoriamente y por ello no se puede generalizar..
Una de las grandes diferencias entre los grupos de la sierra se observa a través del consumo de objetos manufacturados, pues mientras que el Kogi tiene muy limitada su capacidad de compra, el Ika tiene mayor capacidad económica y consume muchos productos manufacturados, aunque en buena medida se alimenta de artículos producidos por él mismo.
La necesidad básica de dinero se relaciona, en primer lugar, con la compra de herramientas, objetos domésticos como ollas y comestibles como sal. En segundo lugar, se relaciona con la pérdida de las tierras algodoneras, pues para la confección del vestido es necesario ahora comprar la hilaza o la tela; este último es el caso más corriente entre las mujeres de todos los grupos serranos, quienes compran también chaquiras para elaborar collares.
Otra área de la producción satisface las necesidades básicas de autosubsistencia. El guineo es en términos generales el principal producto de consumo diario; se produce en las partes medias y se lleva, pelado y secado al sol, a las fincas vecinas de clima frío. Se acompaña en las comidas con otros productos vegetales de cosecha, y esporádicamente con carne de res, cerdo o iguana entre los Sánha (e Ikas cuando lo compran a los Kankuamo).
La agricultura en los diversos pisos térmicos es la principal actividad productiva; se basa en la división del trabajo por sexo y edad dentro de la unidad doméstica. Tradicionalmente se cultivaban áreas de productos mixtos; en el piso térmico frío se produce papa, arracacha batata, ajo, col, cebollín o cebolla junca, manzanilla, etc. (1.800-2.800 msnm, aproximadamente), y en el piso térmico templado se produce aguacate, fríjol, maíz, auyama, guineo, plátano, caña de azúcar, coca, tabaco, yuca y malanga o mafafa; además de éstos, los Ika cultivan otros tubérculos. El café es un cultivo de amplia cobertura entre los Ika y de muy poca entre los Kogi.
La Sierra Nevada de Santa Marta es un gran macizo aislado de la Cordillera de los Andes (aproximadamente 16.400 km2); se eleva abruptamente y alcanza las nieves. perpetuas (con su máxima altura a 5.757 msnm), a tan solo 45 km. del Mar Caribe. Es por ello un hito geográfico único en el mundo que comprende una gran diversidad de nichos ecológicos en todos los pisos térmicos.
La sierra es una verdadera estrella fluvial que alimenta extensas zonas agrícolas y ganaderas. Está compuesta por diversas formaciones geológicas algunas de origen marino, otras de origen continental. La mayor parte del macizo es de edad jurásica que oscila entre 162 y 177 millones de años (Inderena-FEN , 1984: 27). Sus suelos son en general pobres, arenosos, poco profundos; actualmente el 75% diversos grados de erosión.
Los Iká son un grupo homogéneo, debido al proceso de mestizaje e integración. Vulgarmente se les conoce como "Arhuacos", voz que se utilizó durante los siglos XVII, XVIII y XIX para denominar a todos los grupos serraneros. Se hace también referencia a ellos como Ijca, Bintuku, Busintana y Businka, pero parece que estas últimas voces se refieren más bien a antiguos linajes dentro del grupo. Su población se ha estimado en 8.680 individuos (Mingóbierno, 1979-1980), pero es muy probable que sean casi el doble de esta cifra y parece que hay una tendencia demográfica estable, si no creciente.
La estrategia de sobrevivencia de los Ika, ante la presencia del "blanco" en los últimos tiempos, ha sido la organización interna, espontánea primero y luego sistemática. Hoy día su estructura política responde a la presión de la sociedad nacional.
En su territorio el bosque ha ido desapareciendo y en algunas partes asoma la erosión. Además de las vegas de los ríos, cuenta con algunos valles fértiles y planos, entre los que sobresale el valle de Nabusímake.
La tradición oral indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta reconoce cuatro grupos originarios del macizo: Kogi, Sánha, Kankuama e Ika. Cada uno con su propio territorio y su lengua; pertenecientes todos a la familia lingüística Chibcha (Reichel, 1949:24).
Los Kogi son el grupo más tradicional y de menor contacto con la sociedad nacional. A lo largo de los . últimos siglos la estrategia característica de defensa frente al "civilizado", ha sido la huida a territorios más lejanos y el refuerzo de la autoridad religiosa; institución que, según se afirma, dispone de un lenguaje ceremonial denominado el teyuán, que solo muy pocos individuos manejan y se caracteriza, según dicen los indígenas, por ser "muy difícil y pesado".
Los Sánha son un grupo disperso y muy poco homogéneo. En los documentos históricos y en estudios antropológicos recientes se les denomina genéricamente Sanká; de acuerdo con el nombre de sus asentamientos, han recibido los apelativos de Guamakas, Marokaseros, Colorados y Arsarios (Rosario); y por la frecuencia en el uso del apellido Malo, los han denominado como Malayos. También se hace referencia a ellos como los Wiwa (caliente), por haber sido habitantes de las tierras bajas.
El censo de Mingobierno 1979-1980 estima su población en 2.703 individuos, pero el dato no es .totalmente confiable debido a que hay un sector mestizo y otro que se ha mezclado con los Kogi de la vertiente norte, siendo difícil su diferenciación. Entre este último sector parece existir un dialecto denominado el Nabaldang, que no ha sido estudiado todavía.
Si bien los grupos de la Sierra Nevada son parte de una misma filosofía y tradición, el proceso de contacto con la sociedad nacional a lo largo de su historia, los ha diferenciado hasta el punto de encontrarse hoy en día situaciones muy diversas.
A los poblados de la vertiente norte no llega carretera y los más cercanos se hallan a un día de camino por trocha desde la troncal del Caribe. Posiblemente la mitad de la población, o más, no domina el español ni el cambio del dinero de una manera correcta en las transacciones comerciales.
Algunos jóvenes han aceptado recibir cursillos como promotores de salud, otros han aceptado cargos como guardabosques; y junto con algunos comisarios son los representantes de un movimiento de cambio; aspiran a obtener dinero y, a través de él, al poder. Este movimiento tiene eco especialmente entre las familias que poseen tierras en linderos con los colonos.
Entre los Sánha del suroriente hay un grupo relativamente integrado a la economía de mercado, y otro más tradicional en el que se encuentran algunos promotores de salud y maestros indígenas; algunas familias mestizas son líderes de la comunidad.
Los Ika son un grupo poco homogéneo. La presencia de la misión capuchina durante casi 70 años (desde 1916 hasta 1983) produjo un grupo mestizo aculturado que abarca casi el 40% de la población. Hablan el castellano, visten como colonos, su producción en buena medida es para el mercado y entre sus necesidades se incluyen objetos suntuarios. Algunos son católicos y otros evangélicos. Este grupo estaba en contradicción con los de "manta" o tradicionales, pero desde hace aproximadamente unos cinco años, con la nueva organización política en parcialidades dentro del resguardo, la representación en la Junta Central y el planteamiento de un desarrollo bicultural, la oposición ha cambiado de carácter. El tiempo aclarará las nuevas directrices de este proceso.
En cuanto a la salud, se cuenta con un pequeño hospital en Nabusímake; 11 enfermerías, 6 puestos de salud y aproximadamente 20 promotores indígenas. La dotación es escasa.
Un nuevo movimiento de revitalismo recorre todos los sectores. Hay intentos por volver a conglomerar los indígenas en los centros ceremoniales ancestrales, por preparar niños para Mamos, por volver donde los Kogi y hacer "trabajo" con ellos. El pastor evangélico que vivía en una de las parcialidades fue despedido del resguardo y muchos vienen abandonando estas prácticas.
El Ika se siente orgulloso de ser quien es y se ha empeñado en mejorar su propio destino.
Los picos de la Sierra Nevada se consideran el centro del mundo porque de allí desciende la humanidad. Los primeros hombres fueron las cuatro tribus originarias de la sierra y por ello son los "Hermanos Mayores"; todos los que vinieron después son "Hermanos Menores", sin mayor conocimiento sobre la naturaleza. Los Hermanos Mayores tienen la misión especial de cuidar el mundo creado, velar para que los ciclos cósmicos sean regulares, para que las plagas de las cosechas o las enfermedades de los hombres no destruyan la vida. La Madre Universal les dejó el conocimiento y los poderes, les dio los templos y los instrumentos para cumplir con su misión (Preuss, 1977).
El mundo se concibe como dos pirámides unidas por su base (Reichel, 1975: 206) o como un gran caracol, que descansan sobre dos varillas doradas cruzadas en el centro, las cuales están sostenidas por cuatro héroes culturales (Usemi, 1972: 21). Internamente, está formado por nueve pisos o mundos, cada uno con una calidad de tierra y con sus propios habitantes. El quinto piso es la tierra negra, la tierra fértil, donde habitamos (Reichel, 1949). Hacia arriba hay cuatro mundos relacionados con la luz y hacia abajo otros cuatro relacionados con la oscuridad (Reichel, 1975: 210), aunque en ocasiones se hace referencia a nueve mundos hacia abajo y siete hacia arriba (J. Mayr, comunicación personal).
A su vez la sierra se considera como un cuerpo humano: la cabeza son los picos nevados; las lagunas de los páramos son el corazón, las venas y arterias son los ríos y quebradas; los huesos son las rocas; los músculos son las capas de tierra y el cabello y las vellosidades son las palmas y los pajonales (entrevista realizada por Olaya y Pantoja a Arhuavico (Crispín) Bogotá, 1984). La nieve es el mundo de las almas y es masculino; el mar es el principio y es femenino. Así la filosofía común de la sierra se basa en la vida, la fertilidad expresada en el agua de las nieves, el mar, los ríos, las quebradas y las lluvias.
El Mamo es el intermediario entre estas fuerzas y el ser humano; él con su sabiduría y su preparación especial, "compone", "hace trabajo" y logra el "acuerdo" entre las fuerzas. El Mamo es el habitante principal de los sitios sagrados: los páramos, las lagunas y los centros ceremoniales. A través del baile y el canto controla las plagas, las sequías, las epidemias. A través de la "adivinación" decide los asuntos de la comunidad, los viajes de los individuos, el lugar de los enterramientos. Por medio de la confesión permite a cada individuo ponerse nuevamente "de acuerdo" y así evitar las enfermedades. El Mamo es el depositario del conocimiento sobre los antiguos, sobre las diversas dimensiones de la naturaleza, sobre las leyes de la vida, y gracias a ellos la tradición indígena de la sierra se ha mantenido hasta nuestros días.