La relación entre un libro y su lector es fundamental para una interpretación profunda y personal del texto. La concentración es esencial, pues permite un análisis detallado y el desarrollo de habilidades literales que ayudan a enfrentar problemas.
Lo importante es poder lograr tener esa conexión entre el libro y la persona, para que pueda interpretar de una manera muy explicita para él, lo que se está leyendo.
Esto no se trata solo de leer y cumplir con la condición de hacerlo, si no con la condición de poder regocijarse de información fresca, y buena como un filete de carne recién asado.