Un líder efectivo se distingue por su alta inteligencia emocional, la cual se manifiesta en varias competencias clave. Estas incluyen la autorregulación, que permite controlar impulsos negativos y tomar decisiones pensadas; la autoconciencia, que implica un profundo entendimiento de las propias emociones y estados de ánimo; y la empatía, que facilita la comprensión y el trato eficaz con las emociones de otras personas.