av Juan Cabrera Bahos 2 år siden
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Mer som dette
Si te interesa que el lector se enganche con tu libro, debes usar tus palabras, por lo que comenzar el relato valiéndose de una cita o fragmentos del texto de un autor reconocido, así sean dichas por tu personaje, no es la mejor idea. Es tu obra y necesitas trabajar en tu manejo del lenguaje hasta que seas capaz de lograr esa atracción en los lectores.
Incluso en las historias donde se pretende narrar la vida de supuestas personas comunes, si crees que existe algo digno de narrar, es porque tus personajes son “especiales”; al final, la vida cotidiana tiene sus sorpresas, ¿por qué no hacerla ficción? Cuando lo hagas, debes tener en cuenta este carácter “especial” de tus personajes, solo así serás capaz de mantener la atención.
Si en tu novela o cuento se narran hechos violentos, como muertes, valerse de este recurso al principio de la historia es una manera de impresionar al lector. No es necesario que des detalles gráficos al respecto, solo los suficientes para plantar las ganas de continuar leyendo.
Es importante que desde el inicio del relato se especifique o se den indicios para descubrir en qué época y en qué parte del mundo se desarrolla tu historia, no importando si se trata de un lugar real o ficticio. Esto permitirá que el lector se interese desde el primer momento por saber más detalles, además de ayudarlo a imaginar la vida de tu personaje.
En todas las historias, no importa si son novelas o cuentos, el personaje principal debe tener un objetivo claro, aunque el propio personaje no esté seguro de lo que quiere. Conocer el objetivo de tu personaje será crucial para entender cómo guiar sus pasos y qué debe hacer para alcanzar su meta.
Antes de comenzar a escribir, debes tener claro quién contará la historia y cómo lo hará, es decir, necesitas definir el narrador y el tiempo. Esto te ayudará a imaginar la perspectiva desde la cual se contarán las cosas, pues no es lo mismo utilizar un narrador protagonista, cuyo conocimiento se limita a lo que es capaz de ver, escuchar y experimentar, que valerse del conocimiento absoluto que ostenta el narrador omnisciente.