Las sociedades contemporáneas se caracterizan por una notable diversidad cultural y por marcadas desigualdades económicas y sociales, lo que hace imperativo trabajar en la educación en valores desde temprana edad.
Reconocer situaciones de discriminación y comprometerse para defender y construir una sociedad más justa y pluralista. Reconocer y comprometerse con los valores universales expresados en las declaraciones internacionales de los derechos humanos.
Se propone que los alumnos reflexionen acerca de las situaciones de intolerancia y discriminación en las que pueden haber participado, tanto en el rol de discriminados como en el de discriminadores, y visualizar así situaciones que podemos cambiar. Luego, se propondrá trabajar los derechos de los niños y jóvenes, focalizando en la igualdad y la no discriminación.
Como punto de partida las sociedades actuales, caracterizadas por la diversidad cultural (de ideas políticas, de visiones del mundo y de creencias religiosas) y por las fuertes desigualdades económicas y sociales, se hace necesario trabajar desde edades tempranas la educación en valores.
La escuela es un lugar propicio para velar por el cumplimiento de los derechos de los niños y jóvenes, y este recorrido propone trabajar fuertemente la igualdad de derechos, la no discriminación y tolerancia.
Entender que convivimos con niños, adultos, ancianos, adolescentes, dueños de mascotas, personas de diversas regiones del país, con culturas diferentes. Y qué mejor forma que aceptarnos desde el respeto
Que la diversidad es la condición de posibilidad de los seres humanos; o sea, cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles. Hasta aquí, probablemente, todos estaríamos de acuerdo.
Que la diversidad está en todos los lugares
Maestros de todos los niveles y especialidades, así como para instituciones políticas y sociales.
Un reto de creación de un sistema más justo de apropiación y distribución del bienestar social para cada uno de los individuos pertenecientes a nuevas culturas.
La propuesta de integración social que se presenta en esta obra defiende el reconocimiento y la valoración de las diferencias, por la reflexión sobre las ideas implícitas y por el planteamiento de conflictos cognitivos, entre otros factores, que -en definitiva- requieren que la educación intercultural se asuma como un reto.
La segunda anuncia una superación mediante una propuesta de educación intercultural o de reintegración. No podemos obviar que la escuela de hoy es un espacio donde tiene lugar el encuentro de una diversidad mayor y más manifiesta. En ella se citan diferentes culturas que buscan expresarse, respetarse, completarse y entrelazarse. En esta coyuntura resulta necesario que la institución escolar admita la diversidad como un hecho natural en el que deben ir unidos Pedagogía y cambio social para que no se produzca el desencuentro intercultural.
La primera denuncia la realidad constatada
Se encuentra estructurado en dos partes
María del Carmen Gil quien concibe la Pedagogía como una práctica violadora de derechos, como un desafío al "orden establecido", como una voz "molesta" y "amenazante" que -al pronunciar un mundo mejor- denuncia el hambre, la marginación, el analfabetismo, la violencia, la resignación, el paro, la falta de sueños, la pobreza, la injusticia
convivir en la diversidad
Realiza una reflexión crítica, producto de la experiencia de la autora como maestra en una barriada marginal durante más de veinte años.
Convivir civilizadamente es aprender a reconocer al otro y aceptarlo con sus diferencias.
Este libro analiza la relación entre la escuela y la clase social desfavorecida.
Cuando hablamos de diversidad hay al menos dos evidencias que no tenemos que olvidar: