Desde los primeros petroglifos tallados en piedra hasta los más complejos logogramas, la evolución de la escritura ha sido un proceso de adaptación y refinamiento. Los ideogramas, que representan conceptos a través de signos no lingüísticos, y los pictogramas, que son representaciones icónicas de objetos reales, son ejemplos tempranos de cómo las sociedades comunicaban ideas y mensajes de manera visual.