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av Ana Carballar 2 år siden

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Rafael de Urbino

Rafael de Urbino, un célebre pintor renacentista italiano, se destacó por su talento excepcional desde temprana edad. Su obra "La escuela de Atenas" le ganó la aprobación del Papa, quien le encargó decorar todas las habitaciones del palacio apostólico, demostrando su habilidad en la creación de perspectivas y la organización detallada de los personajes.

Rafael de Urbino

Rafael de Urbino

Opinión de Vasari

Admira tremendamente a Rafael, sus pinturas le parecen extraordinarias. Cree que la composición siempre la hace con una grandeza impresionante. Los detalles que le pone a cada obra hacen que parezcan reales, Vasari creía que se podía ver el espíritu de las cosas en sus creaciones.
No sólo lo admiraba por su destreza como pintor, además explica que era una persona sumamente bondadosa y con mucha gracia.

Influencias

Su influencia más temprana fue su padre, a quien ayudó a hacer sus pinturas desde chico.
Posteriormente aprendió del estilo de su primer maestro formal Pietro Perugino, de quien imitó su estilo para aprender la técnica a la perfección.

En Florencia, se volvió amigo de grandes pintores de quienes aprendió numerosas cosas que mejoraron notablemente su estilo, entre ellos se encuentran: Ridolfo Ghirlandaio y Aristotile San Gallo. Además estudió a Miguel Ángel, Leonardo,

En su estancia en Roma, vio la capilla sixtina de Miguel Ánguel en proceso. Inmediatamente después rehizo el Profeta Isaías y amplió su estilo.

El talento innato de Rafael, combinado con el buen ojo de su padre para detectar sus virtudes y los grandes maestros y amigos que tuvo a lo largo de su vida, dieron para la combinación perfecta para que Rafael se convirtiera en el gran artista que logró ser. La mayoría de sus cuadros fueron creados para personas de la realeza o para la iglesia, lo que hace que el contenido de estos fuera en su totalidad representaciones de la biblia y retratos de las personas más privilegiadas de la época.

Obras importantes

La escuela de Atenas: con esta obra se ganó la aprobación del papa para decorar todas las habitaciones de las estancias del palacio apostólico. Fue tal la grandeza de esta obra que el Papa, mandó a borrar todas las que ya habían empezado otros autores para que Rafael las pintara. En ella podemos ver las grandes virtudes que este genio poseía, desde la perspectiva creada, la organización de los personajes, hasta los detalles que cada uno tiene que los vuelve sumamente bellos y reales.
El incendio del Borgo: Pintado en la cámara de la Torre Borgia, muestra al Papa San Leon IV extinguiendo el fuego con su bendición. En un primer plano vemos a varias personas huyendo e intentando arreglar el siniestro, la expresividad de sus cuerpos crea una atmósfera humana y real.

San Miguel: Esta pintura la hizo para el rey de Francia, en ella retrata a Lucifer siendo sometido por San Miguel, quien parece ser un sr celestial pero a la vez bravo.

Transfiguración de Cristo: pintó esta tabla para cardenal y vicecanciller Julio de Médicis, muchos artistas aseguran que esa es su mejor obra. Muestra a Cristo en un monte, Moisés y Elías a sus lados, siendo iluminados por la divinidad de Cristo. Esta fue la última obra que Rafael hizo antes de su muerte.

Vida

Nació en Urbino, Italia, un Viernes Santo de 1483. Fue hijo de Giovanni de Santi, pintor; él vio el talento que Rafael tenía y lo envió a estudiar con el mejor pintor del momento Pietro Perugino.
Después de su tiempo como pupilo de Pietro, se fue a Città di Castello con varios amigos suyos para quienes creó algunas obras. Al escuchar sobre las obras de Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel, fue a Florencia para poder admirarlas.

Tras la muerte de sus padres, Rafael regresó a Urbino, donde realizó varias obras para Guidobaldo de Montefeltro, duque de Urbino.

Habiendo arreglado sus pendientes, Rafael regresó a Florencia, pero no estuvo mucho tiempo ahí ya que viajó a Roma donde tuvo la oportunidad de pintar todas las cámaras del segundo piso del palacio apostólico. Fue en esta misma época que realizó una tabla para la capilla de Santo Domenico.

Siguió creando maravillosas obras en Roma, hizo retratos de realeza, tablas, frescos y también participó en proyectos arquitectónicos.

Su amigo el cardenal de Bibbiena, Bernardo Divizio, le insistió tanto a Rafael que se casara, que terminó casándose con la sobrina de Bernardo. Aunque claramente no quería porque siguió con sus diversos amores en secreto y se tardó mucho en consumir el matrimonio.

Siguió siendo amante de los placeres y las mujeres el resto de su vida hasta que finalmente, cuando tenía 37 años, el mismo día de su nacimiento, falleció por los excesos que lo consumieron.