Las instituciones deben realizar una autoevaluación completa para identificar tanto sus fortalezas como sus debilidades. Este proceso incluye la revisión de su identidad institucional para asegurar que sus planes y proyectos estén alineados con su entorno y objetivos.
4. Establecimiento de las fortalezas y oportunidades
de mejoramiento.
Contribuirá a que los recursos y responsabilidades de cada área se enfoquen en superar las debilidades sin descuidar el fortalecimiento de aquellos procesos que tienen mejores niveles.
3. Elaboración del perfil institucional.
Determina el estado de cada componente de las áreas de gestión y ayuda a identificar los aspectos que requieren atención en el plan de mejoramiento, como también esos que se necesitan seguir fortaleciendo.
2. Evaluación de cada una de las áreas de gestión
teniendo en cuenta los criterios de inclusión.
Permite conocer el proceso de cada área de forma que se pueda identificar las fortalezas y oportunidades de cada una para el mejoramiento de estas.
1. Revisión de la identidad institucional.
Ayuda a alinear los planes y proyectos de la institución según su entorno, dándole a esta una identidad propia.