La enseñanza como práctica cultural: la gestión de aulas diversas
La cultura cívica se basa en la inclinación al consenso dentro de una comunidad, destacando la importancia de preservar ciertos valores compartidos. La necesidad de crear espacios para la discusión del conocimiento resalta la relevancia de la cultura experiencial, que va más allá de la simple operacionalidad.
Esta práctica cultural de la enseñanza lleva al profesorado a ser consciente de que los hogares de sus estudiantes contienen una riqueza cultural y cognitiva inmensa, los dota con las herramientas necesarias para comprender mejor a sus alumnos y para aprovechar sus fortalezas en el proceso de enseñanza y aprendizaje con el fin de proporcionar experiencias culturalmente significativas que conectan con los conocimientos previos de sus estudiantes.
En el primer caso, la comunidad cultural genera
una inclinación al consenso que es una manera de implementar la denominada cultura cívica, la cual están obligados a peservar. el segundo aspecto responde a la necesidad de crear nuevos espacios para la discusión del conocimiento y aquí la cultura experiencial despliega vivencias; va más allá de la operacionalidad
Los educadores están de acuerdo en que la enseñanza efectiva requiere del dominio del conocimiento del contenido y de las aptitudes pedagógicas. howard (1999) acertadamente declaró: «No podemos enseñar lo que no sabemos».an a las personas en sus contextos de vida comprendiéndolas desde dentro de sus escenarios culturales, sociales y políticos.
La perspectiva sociohistórica tiene como unidad de análisis: el acontecimiento histórico y en este caso están contenidas tanto las asociaciones que componen el conocimiento (desde una perspectiva empirista), como las interacciones de los estudiantes con el ambiente de aprendizaje (desde una perspectiva racionalista).
Como marco para el análisis de la enseñanza y el aprendizaje. estas tres perspectivas son: la perspectiva empirista (a veces llamada objetivista), la perspectiva racionalista (a veces llamada constructivista) y la perspectiva sociohistórica (a veces llamada sociocultural o situacional).
La enseñanza no puede partir del supuesto de que los objetos culturales del currículum están definidos previamente con independencia de los estudiantes y que solo tienen que ser transmitidos a éstos para su aprendizaje.
En este nuevo escenario, el profesorado debe considerar las implicaciones para el aprendizaje y la enseñanza del aumento de estudiantes de diverso origen cultural. es tiempo de que la didáctica reconozca la importancia de reflexionar sobre la dimensión cultural de la misma.
La enseñanza como práctica cultural: la gestión de aulas diversas
Para llegar a practicar esta pedagogía intercultural sensible
a la diversidad cultural es necesario que el profesorado participe de algunas
convicciones:
1. Primero, reconocer que todos somos seres culturales, con nuestras propias creencias, prejuicios y expectativas sobre el comportamiento humano y que éstas se manifiestan en la enseñanza.
2. Reconocer las diferencias culturales, étnicas, de género y de clase que existen entre las distintas comunidades.
3. Que los profesores entiendan que las maneras de enseñar reflejan y perpetúan las prácticas discriminatorias de la sociedad en general
Los criterios para examinar la sensibilidad cultural en los materiales didácticos
pueden incluir, entre otras, las siguientes características: representación exacta de las perspectivas, de las actitudes y de las sensaciones de los grupos que son estudiados; inclusión de personas relevantes pertenecientes a minorías étnicas en trabajos diversos; materiales étnicos desprovistos de conceptos, de clichés, de frases o de palabras racistas; materiales exactos desde el punto de vista histórico.
Los profesores pueden también desarrollar sus propios materiales didácticos con la aprobación y colaboración de los estudiantes
El desarrollo de la habilidad metacognitiva tiene lugar en el hogar y en la comunidad. Debido a la cercanía cultural de la escuela y la cultura de procedencia de los niños autóctonos, éstos suelen tener una perspectiva más clara de la clase de habilidades de pensamiento que necesitan para el logro académico.
El uso de estrategias variadas de enseñanza también proporciona continuidad en la forma que los estudiantes de diverso origen cultural tienen en la escuela y en su casa dentro de sus comunidades culturales. Algunos profesores asumen que todos los estudiantes pueden realizar tareas académicas pero algunos no están dispuestos a reconocerlo.
Coleman (2000) sugirió que cuando los educadores no son conscientes de
las influencias culturales en los estilos lingüísticos de los niños, la falta de comunicación a la que conducen puede producir malentendidos sobre los patrones de interacción, la inteligencia y el potencial académico.
O’Connor (1989) y Au (1993) muestran que en la escuela las reglas conversacionales no habladas organizan la manera en que los profesores y los estudiantes interactúan. Por ejemplo, en el discurso tradicional del aula muchos
profesores siguen una secuencia común del discurso iniciación contestación evaluación dentro de la asignación de turnos del estudiante durante una clase.
El término «fondos de conocimiento» es definido por los investigadores Moll,
Amanti, Neff y gonzález (2001: 133) «para referirse a los conocimientos y habilidades esenciales para el funcionamiento colectivo e individual y al bienestar acumulado históricamente y desarrollado culturalmente». Todas las culturas poseen «fondos de conocimiento» a los que el profesorado puede tener acceso.
Los docentes que son culturalmente receptivos utilizan materiales didácticos
y ejemplos que enganchan en prácticas inclusivas, tienen en cuenta los valores de los estudiantes de diverso origen cultural y lingüístico y hacen el currículo más relevante y significativo para todos sus estudiantes. gay (2000: 29)
Urge potenciar una formación que contribuya a crear metas y significados compartidos para la construcción de contextos educativos de calidad que hagan posible el aprendizaje significativo de los estudiantes de origen cultural diverso, donde sus referentes culturales sean tenidos en cuenta, puestos de manifiesto y considerados en el currículum y que, en definitiva, permita adquirir una mayor sensibilidad para percibir la diversidad desde la diferencia, no desde la carencia sino desde la riqueza (Rodríguez Izquierdo, 2002).
Las aulas necesitan profesores que conozcan a quién están enseñando, qué enseñar y las metodologías para enseñarlos. es decir, necesitamos docentes que conozcan las necesidades emocionales y sociales de los estudiantes de minorías étnicas para adaptar el currículum, la metodología y los materiales didácticos a los estilos de enseñanza y aprendizaje del alumnado y a sus valores y normas culturales.
En la medida en que todos los agentes involucrados en el proceso de enseñanza
(profesorado, alumnado y familias) sean más conscientes de la dimensión cultural
que entra en juego en este proceso, el diálogo y la cooperación serán más fluidos
ayudando a la eficacia de los aprendizajes.
De acuerdo con Liston y zeichner (1990: 611) «la mayor parte de los programas
de formación del profesorado prestan poca atención al contexto social, político y cultural de la enseñanza». Como consecuencia, el profesorado a menudo no sabe qué hacer con los estudiantes de diverso origen cultural.
En un contexto de enseñanza marcado por la diversidad cultural, el profesorado
tiene que estar preparado para no dar por sentado que sus esquemas culturales son
los esquemas de la mayoría. en un libro ya clásico de la profesora Sarkisian (1997)
se presentan materiales utilizados en un programa de formación del profesorado
con el objeto de proporcionar orientación práctica sobre la enseñanza en las aulas
de la universidad americana.
Cada uno percibe al otro a través de sus propias referencias, valores y hábitos. Por eso, profesores y alumnos han de aprender conjuntamente a interpretar los comportamientos de
todas las culturas presentes en el aula y no solo de la cultura mayoritaria. Por tanto, en la aula no existe solo una cultura meta sino muchas culturas metas que hay quehacer explícitas en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Muchos de los teóricos socioculturales (gay, 2003; Ladson-billings, 1995; Nieto y bode, 2008; Sleeter, 2008; Trueba y Delgado-gaitán, 1988) sitúan a las personas en sus contextos de vida comprendiéndolas desde dentro de sus escenarios culturales, sociales y políticos.
En la actualidad existe, cada vez más, una tendencia a colocar la dimensión cultural en primer plano, pero con frecuencia, este hecho se malinterpreta como la intención de enseñar la cultura de clase desde el intento de asimilar la diferencia a la corriente mayoritaria.
Por otro lado, autores como beachum y McCray (2008) mantienen que los valores culturales entran en conflicto con los valores de la escuela. Los autores definen la cultura como «el sistema de valores, creencias y formas de conocimiento
que guía a las personas en su vida diaria» (p. 3).
La perspectiva sociohistórica busca el conocimiento existente en las relaciones entre los miembros de la sociedad y los artefactos creados en la misma. el aprendizaje ocurre cuando el estudiante se involucra en la actividad social y se convierte en miembro de las comunidades de práctica.
Como resultado, la enseñanza constituye una
acción de mediación que refleja formas de comportamiento que se organizan y que son definidas de una manera cultural, en función de los patrones culturales aceptados por el grupo al que se pertenece, los cuales se adquieren a través de la interacción que mantienen los actores y se transmiten a los estudiantes a través de
los instrumentos que dicho grupo utiliza para su comunicación.
Los estudiantes de diverso origen cultural son algunos de los que alcanzan el más alto nivel de rendimiento. el alto éxito académico alcanzado por los estudiantes asiático-americanos ha sido bien documentado en la literatura anglosajona (Chen, Stevenson, haywood y burgess, 1995; Kao, 1995; Sue y Okazaki, 1990).
Buena parte del debate sobre los desafíos de la enseñanza de estos estudiantes se ha centrado en estereotipos.
En la sociedad actual existe un gran consenso en considerar que la realidad social es cada vez más heterogénea; heterogeneidad que se observa en
muy distintos aspectos, y uno de ellos, el cultural, es cada día más importante y notable gracias a los movimientos de población, la inmigración y la facilidad para las comunicaciones y el intercambio de información.