por Monica Yamila 8 meses atrás
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La mayoría de la población vivía en el ámbito rural y se encargaba de la producción agrícola y ganadera, aportando tributos en trabajo o servicios al Estado.
Por debajo de él estaba la élite cuzqueña, formada por los nobles de sangre y los nobles de privilegio. Los curacas, máximas autoridades locales, administraban los ayllus y distribuían las tierras y las tareas entre los miembros de la comunidad.
El Inca era la máxima autoridad del imperio y tenía múltiples responsabilidades económicas, políticas y religiosas.
Además, la cría de llamas y alpacas era fundamental para proporcionar carne, cuero y lana para la elaboración de textiles.
Cultivaban una variedad de productos como la papa, maíz, coca y otros cultivos adaptados a las diferentes altitudes y climas.
Los siervos, que trabajaban para el Estado o para particulares, y los esclavos conformaban el estrato social más bajo.
Había también un grupo intermedio de comerciantes llamados pochtecas, quienes gozaban de ciertos privilegios.
La mayoría de la población estaba conformada por los macehuales, que eran campesinos y artesanos.
La nobleza, conocida como piles, incluía a la familia imperial y a la clase dirigente compuesta por sacerdotes, jefes militares y líderes de los calpullis.
Practicaban la actividad comercial a través de mercados como los de Azcapotzalco, Tlatelolco, Tlacopan y Tenochtitlán, gestionados por los pochtecas, que eran los comerciantes.
Cultivaban maíz, frijoles, ajíes, tomates, cacao y pimientos.
Utilizaban diversas técnicas agrícolas, como la roza y tala en zonas altas, el riego en llanuras y las chinampas en las orillas de los lagos, que eran islas artificiales construidas sobre el lago Texcoco para cultivar.
El gobierno estaba liderado por el Halach-Uinic, un jefe supremo con autoridad hereditaria, quien delegaba funciones a los jefes locales para el gobierno civil, militar y religioso en las comunidades.
Los esclavos constituían el sector más bajo de la escala social y eran adquiridos o capturados en guerras, a menudo sacrificados en ceremonias religiosas.
El pueblo común incluía a campesinos y artesanos, quienes entregaban parte de su producción a la nobleza y a los sacerdotes.
La minoría gobernante estaba formada por las familias nobles y los sacerdotes, quienes ejercían el poder político y religioso.
También participaban en el comercio con otros pueblos mesoamericanos, intercambiando productos como maíz, cacao, miel, plumas, pescados, piedras preciosas, maderas finas, oro y cobre.
La obsidiana era un producto especialmente importante, utilizada para la fabricación de cuchillos y objetos ceremoniales.