por dayana benavides 3 anos atrás
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Es pertinente anotar que en las Instituciones de Salud se abre un espacio para la neuropsicología, contando alguno de ellos ya con profesionales especializados.
El aspecto del diagnóstico y rehabilitación se concreta en algunas clínicas, y se abre un espacio en Clínica de Memoria en la Clínica Guadalupe con un trabajo transdisciplinario contando con el equipo conformado por un neurólogo, una neuropsicóloga y un psiquiatra.
Existen otras organizaciones que se interesan en las Neurociencias y en ella inmersa la Neuropsicologia, tanto en la formación o en la investigación.
Como una forma de agremiar a los profesionales atraídos por las neurociencias, en aquellos años 90 de la década anterior se organizó la Sociedad Ecuatoriana de Neuropsicología (SOENp) cuya mayor presencia se logra con la nominación de nuestro país para que organice el 6to Congreso Latinoamericano Cerebro Mente.
Entre los neuropsicólogos sobresalientes solo citaremos sus nombres y el país en el que formaron recalcando el hecho de que por sus iniciativas y esfuerzo ha sido posible concretar los programas de postgrado.
• Mancheno Sylvia (Colombia) • Fonseca Silvio (Chile y España) • Guido Enríquez (Chile) • Martha de la Torre (España) • Martha Cobos (España)
Nos permitimos señalar que el esfuerzo dio frutos, es así como la tesis de la maestría intitulada “Análisis Factorial de la Función Ejecutiva en niños de 7 a 9 y 9 a 11 años con TDAH.”, Dirigida por Pineda David, realizada por Mancheno Silvia y Clemencia Cadavid, obtuvo el Primer Premio en el Congreso de Neurología Colombiano en el Año 1997.
Las investigaciones en este campo se han vinculado a los trabajos de tesis de postgrado o a esfuerzos individuales de algunos estudios entre los temas investigados anotamos los siguientes:
• Aplicaciones con el test visomotor de Benton en sindromes orgánico cerebrales cuyo EEG en vigilia es normal. (Balarezo & Mancheno, 1983). • Adaptación del examen neuropsicológico de Luria a nuestro medio (Balarezo, Mancheno, & Picerno, 1989). • Evidencias de disminución de memoria inmediata en alcohólicos primarios (Balarezo, 1995). • Trastornos neuropsicológicos del Cálculo en niños de 6 a 12 años que acuden al CEDOPS (Ortega, 2007). • Estudio neuropsicológico de cómo incide el nivel instructivo y nutricional en el deterioro cognitivo de la personas de 60 a 80 años, residentes del hogar de vida identificado en el período de julio 2005 a febrero del 2006 (León, 2007). • Modelo cognitivo neuropsicológico de la memoria; un aporte teórico desde la teoría sistémica (Calderón, 2007).
Una de las recomendaciones de la investigación se refiere a la introducción de la cátedra de Neuropsicología en el pénsum de estudios de la especialización de Psicología Clínica de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad Central del Ecuador, constituyéndose en la pionera de esta disciplina.
Además, con la reforma académica que se inicia en aquel año, se vinculan otras disciplinas a la neuropsicología; materias como Psicofisiología, Psicolingüística, Bioquímica del Cerebro, a las que se suman las ya existentes de Neuroanatomía y Neurofisiología. Iniciada la cátedra de Neuropsicología.
se inicia un período de expansión de la neuropsicología en el país, mediante la realización de seminarios, cursos y talleres, dirigidos a estudiantes y profesionales de varias universidades el Ecuador.
En los momentos actuales se podría afirmar que en el 90% de los establecimientos de educación superior que forman psicólogos se ha incluido esta disciplina en su pensum.
Este marcado interés nacional por la Neuropsicología durante la última década del siglo anterior, estimuló el desarrollo de proyectos de postgrado en la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad Central del Ecuador, concretándose los siguientes programas:
Especialista en Neuropsicología (una cohorte) con nueve postgradistas, con un 90% de graduados. • Maestría en Ciencias Psicológicas, Mención Neuropsicología (dos cohortes) con doce estudiantes por graduarse. • Maestría en Neuropsicología Infantil (primera cohorte) con veinte y ocho maestrantes, en curso. • Maestría en Neuropsicología Clínica y Rehabilitación Neuropsicológica (primera cohorte) con diecinueve estudiantes, en curso.
En los primeros años de las maestrías no podemos dejar de reconocer la tremenda influencia que ejerció en el país, un neuropsicólogo español joven. Nos referimos a Pablo Duque, quien necesariamente debe constar en esta reseña, por todas las enseñanzas impartidas y su estímulo permanente al campo neuropsicológico.
Los avances consignados en el terreno de la profesionalización y los diferentes estudios sobre la formación suelen contener visiones históricas como esquema de autolegitimación. La evocación del pasado de la psicología como disciplina y como profesión no acontece caprichosamente, sino que se visualiza como parte de la justificación que emplean los autores para dar sustento a sus trabajos e investigaciones.
Ciertamente, se observa un cruce de intereses entre ambos campos de actividad que pone en evidencia el importante desarrollo de la profesión del psicólogo en América Latina.
hay trabajos que analizan la formación de psicólogos en el marco de las transformaciones de la educación superior en el mundo, y específicamente en la región latinoamericana (Gallegos y Berra, 2012b).
Como se sabe, desde mediados del pasado siglo la psicología se ejerce como profesión, y desde la aparición de las carreras de grado el número de estudiantes y graduados no ha cesado de crecer. A esto se suma el progresivo aumento en el número de programas de doctorado y la multiplicación de maestrías y especializaciones en diferentes ámbitos de formación psicológica, los cuales han venido a cubrir la importante diversificación de las áreas de trabajo del psicólogo.
Ahora bien, un aspecto que aparece con frecuencia en varias de las producciones –principalmente en aquellas ligadas al estudio de las carreras y la formación en psicología– se relaciona con el hecho de que la dimensión histórica de la psicología suele incluirse como un elemento introductorio.
Por supuesto que también se hallan los trabajos interesados en focalizar la historia de la psicología en algún país determinado de la región.
en Argentina, el área de estudios sobre la historia de la psicología ‒que incluye trabajos relacionados con la historia del psicoanálisis y la psiquiatría‒ comenzó a funcionar más sistemáticamente luego del retorno a la democracia en 1984.
En Brasil, también desde la década de 1980, el campo de actividad histórica concentra varios equipos de trabajo y una cuantiosa producción escrita (Antunes, 1995; Filho, 1970; Gomes, 1992; Guedes, 1996; Massimi, 1990).
En México se encuentran varias producciones colectivas importantes y se registran algunos eventos destinados a la difusión histórica de la psicología mexicana desde los años ochenta, aunque no de forma sistemática.
En Chile, si bien se conocen varias producciones dispersas en el tiempo. Recientemente el campo de estudio ha logrado afianzarse y se proyecta por medio de una Sociedad Chilena de Historia de la Psicología y la realización de eventos periódicos especializados.
En otros países, como en Colombia (Ardila, 1973, 1993, 2013; Giraldo y Rodríguez, 1997; Jaraba, 2012a, 2012b; Oviedo, 2009, 2010; Peña, 1993; Silva, 2007). la historia de la psicología ha estado en manos de muy pocos autores, quienes se han interesado más bien por destacar el pasado de la psicología en sus respectivos países.
Uno de los países que ha logrado un importante desarrollo en los últimos años es Perú. En dicho país sea ha logrado constituir la Sociedad Peruana de Historia de la Psicología, la cual funciona desde hace dos años.
En general, se aprecia cómo diferentes estudios y diversos acontecimientos institucionales han movilizado varias producciones y eventos conmemorativos que reflejan la inauguración de una temática específica ligada a la historia de la profesión del psicólogo en América Latina.
En el contexto particular de América Latina, las actividades históricas comienzan a visualizarse con un mayor protagonismo durante la década de 1980.
Por su parte, el área de estudios sobre la formación en psicología recién se empieza a estructurar como un nuevo campo de actividad durante las últimas décadas. Si bien se reconoce que la preocupación por la formación comienza desde el momento en el que se crean las carreras de psicología en América Latina alrededor de 1950 (Gallegos y Berra, 2015; Gallegos, Reynaldo y Catini, 2010), la consolidación de este campo de investigación y producción acontece durante los años 1990, cuando se generan diversos equipos de trabajo, se financian proyectos de investigación, se crean revistas temáticas, se organizan eventos específicos y prolifera una cantidad importante de material escrito.
Las teorías europeas y estadounidenses del desarrollo y funcionamiento psicológico humano parecen no haberse contrastado empíricamente con la realidad cultural ecuatoriana.
Desde hace varias décadas, los psicólogos sociales y otros académicos han incluido en sus intereses de investigación los medios de comunicación masiva (Aronson, 1972).
Hoy, en una sociedad cada vez más marcada por el consumo en serie a escala global, las identidades inestables y las comunicaciones inmediatas (Bauman, 2005), resulta sensato incluir al internet y las redes sociales en la exploración de la mente y el comportamiento.
DISCUSION.
No cabe una psicología ecuatoriana en un sentido rígidamente nacionalista, ciegamente localista y cerrado a ideas de diversas latitudes (Jahoda, 2016). Sí cabe, sin embargo, una psicología hecha en Ecuador, desde el Sur Global (Dados & Connell, 2012), que tome en serio la cultura y las realidades locales y se integre así al concierto de ideas que transitan en todo el mundo.
Tomar la cultura en serio implica ir un paso más allá. Es ser reflexivos con nuestro propio rol como académicos (Bourdieu, 1988; Wacquant, 1989) y como psicólogos (v.g., Castro-tejerina, 2014; Harrsch, 1989; Kullasepp, 2011), lo que incluye levantar nuestra voz cuando nuestra práctica supone una complicidad con un sistema económicopolítico-cultural intrínsecamente violento a nivel colectivo (Pavón-Cuéllar, 2012.
La academia ecuatoriana está en una etapa de transición (Ley Orgánica de Educación Superior, 2010), una fase liminal (Thomassen, 2009) que ha alcanzado también a la psicología. Tales cambios son promisorios, aunque también suponen riesgos. Por un lado, es posible que el discurso del cambio – que existe, por ejemplo, en la Universidad de Guayaquil – sea fundamentalmente cosmético, mientras se repiten errores del pasado (v.g., redundancia comunicativa, excesiva evocación de lo científico, con poca o deficiente practica investigadora; aprendizajes memoristas/verbalistas sin profundización; no contar con profesores éticos, comprometidos y con una sólida formación investigativa).
los modelos pedagógicos, las formas y mecanismos de cooperación interinstitucional, así como las tecnologías de la comunicación utilizadas, han apartado y reducido alternativas para los alumnos dentro del campo investigativo.
En el campo de la psicología, siendo una ciencia aún muy cuestionada, este desatino en la investigación no solo ha retrasado su progreso, sino que podría hacernos pensar que hasta la ha hecho retroceder.
Nuestra psicología ha surgido de dos fuentes: como una disciplina práctica que trató de colaborar con otras disciplinas, especialmente medicina y educación, y como una rama de la filosofía.
Las habilidades investigativas abren no solamente nuevos horizontes en los procesos educativos y desarrollo del estado, sino que además crea científicos. Pero, ¿Cómo se pueden crear científicos dentro de las escuelas de psicología a nivel nacional? Hay características fundamentales que los estudiantes deben desarrollar en su proceso de formación; entre estas tenemos:
• Observación. • Visión analítica. • Redacción. • Exposición. De la mano de estas características se debe fortalecer los valores de ética, desarrollo humano, trabajo en equipo, solidaridad, competitividad, puntualidad, compromiso organizacional, justicia, moral, eficiencia, responsabilidad y honestidad.
El deber del docente es, fomentar y potenciar el deseo de que los estudiantes puedan convertirse en docentes investigadores; para que este fin pueda cumplirse es necesario que los mismos estén capacitados y especializados en sus respectivas áreas de estudio.
aún falta mucho que corregir y mejorar, el compromiso hacia una nueva psicología y construcción del conocimiento debe ser compartido entre los estudiantes, docentes y autoridades de las instituciones.