por Rosa Ramos 3 anos atrás
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En la mayoría de los casos están producidos por una diferencia de expectativas entre la idea que tenían de cómo iba a ser su trabajo y lo que ocurre en la realidad.
¿Cómo tratar el problema?
si eres padre, también puedes aportar tu granito de arena para evitar que los profesores de tus hijos sufran este problema.
Enseña a tus pequeños a ponerse en el lugar del profesor y trata de facilitar en todo lo que puedas su labor educativa. Al fin y al cabo, la educación de tus hijos es también tarea tuya.
Si eres profesor y notas que estás desarrollando algunos de los síntomas descritos
lo mejor que puedes hacer es aprender alguna técnica de gestión del estrés.
Algunas de las más eficaces son
si notas que el problema se está descontrolando, ir al psicólogo puede ser de mucha ayuda.
el mindfulness o la relajación muscular progresiva.
Síntomas más comunes del trastorno
Despersonalización
Debido a que los profesores que sufren de este síndrome se sienten impotentes e inútiles, en muchas ocasiones tienden a encerrarse en sí mismos y pierden todo interés por su trabajo.
De esta manera, su pasión por lo que hacen desaparece y comienzan a realizar sus tareas de forma mecánica,
lo que puede introducirles un círculo vicioso que les lleve a sentirse aún peor respecto a su labor docente.
Baja realización personal
Profesor no poder realizar las tareas como le gustaría estos suelen presentar una gran insatisfacción con la labor que están desempeñando.
Esta insatisfacción se traduce en la práctica como una sensación de fracaso o de derrota, así como la creencia de que se es impotente frente a las situaciones en el aula.
Esta sensación de fracaso podría extenderse, incluso, a otras áreas de la vida,
Agotamiento emocional
Uno de los principales indicadores de que el problema existe es esa sensación, sostenida en el tiempo e intensa, de “no poder más”.
Esto puede incluso llevar a algunos profesores a desarrollar problemas fisiológicos, como insomnio, dolores de cabeza o problemas intestinales.
Sin embargo, la causa no hay que buscarla en un origen físico, sino en el propio estado emocional alterado.